Javier Ibarreche, el influencer que le dio una lección de calidad a TV Azteca

Javier Ibarreche junto a Ricardo Cásares en la alfombra roja de los Premios Oscar 2023. (Captura de pantalla Youtube/@TV Azteca)
Javier Ibarreche junto a Ricardo Cásares en la alfombra roja de los Premios Oscar 2023. (Captura de pantalla Youtube/@TV Azteca)

Javier Ibarreche fue un motivo por sí mismo para ver los Oscars. El evento encontró en este exprofesor de secundaria no a un complemento nada más; Ibarreche atrajo miradas a una gala que ya es importante, pero que en México lo fue todavía más gracias a su presencia. Porque su popularidad se sustenta justamente en que explica como ese profesor entrañable con el que todos quieren tomar clases: es divertido, no se siente superior y transmite pasión; pero, sobre todo, es experto y conoce a la perfección de lo que habla.

Su cercanía con los fans puede explicarse a través del momento más icónico del domingo: cuando Jamie Lee Curtis, ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto y leyenda viva del cine, lo reconoció por una entrevista que Ibarreche le había hecho el año pasado en la Ciudad de México. Ese reconocimiento conmovió y emocionó a sus fans, y con razón: la conexión que tiene con ellos, que lo ven como alguien cercano, provoca que ese logro se sienta como uno propio.

Y también algo notaron sus fans en un día que suponía la consecución de un sueño para Javier: la forma en la que los conductores de TV Azteca, principalmente Ricardo Casares y Linet Puente, parecían hacer lo posible por opacar a su invitado. Es claro que el radar de Azteca en redes sociales está activado y, ciertamente, funciona: por eso voltearon a ver a Javier Ibarreche, como antes lo han hecho con otros influencers emergidos del mundo digital (los comediantes de 'La Cotorrisa' en el Mundial de Qatar 2022, como ejemplo más reciente).

Pero la jugada fue contraproducente y por culpa de ellos, o de sus conductores, que es lo mismo. Porque Ibarreche fue un invitado y con la soberbia que mostraron los anfitriones, al interrumpirlo constantemente y pretender que sabían más de cine, de televisión, de todo, quedó evidenciado que para ellos figurar es más importante que ofrecer un contenido de calidad.

Ibarreche puede darte consejos para que aproveches una suscripción casual a Star+ con series que son poco conocidas pero buenísimas; no lo verás insultando a celebridades ni buscando la polémica fácil. Se emocionó en las entrevistas y es normal, porque cumplió un sueño, como él lo dijo, pero en todo momento fue genuino —y también tuvo la humildad para restar importancia a las interrupciones en un video de TikTok en el que explicó cómo fue la cobertura y matizó la actitud de sus compañeros—.

TV Azteca no le hizo un favor a él. Porque no fue un improvisado ni un fan convertido en reportero: fue un experto en cine, con una comunidad detrás de él que lo admira y apoya, que cubrió los Oscars para televisión nacional con un nivel de experticia que no desmereció y que dejó detalles únicos, como cuando Ricardo Darín, protagonista de Argentina 1985, le dijo que no había mejor modo de definir lo que para ellos representaba estar nominados a Mejor Película Internacional: "una pelea de David vs Goliat".

Ibarreche fue corregido por Puente e interrumpido por Casares en diversos momentos de la transmisión, pero esos ánimos de restarle brillo tuvieron el efecto contrario: en la vitrina quedó expuesto quién era conocedor del tema y quién asistió al Dolby Theatre con la misión principal de enaltecer su ego, una tradición que ha prevalecido por mucho tiempo en la televisión mexicana.

Javier Ibarreche seguirá siendo un faro para sus seguidores, los de siempre y los que lo descubran; mientras tanto, TV Azteca se quedará con sus talentos televisivos que fueron famosos antes de demostrar capacidad, en un sentido inverso de la lógica que, en cambio, Ibarreche ha desmontado con su historia: primero fue un apasionado del cine, de las series, de todo lo que tenga que ver con artes escénicas (estudió dramaturgia y en esa área se desempeñaba como docente); y después trasladó ese conocimiento apasionado a las redes sociales con su canal de Youtube y con su perfil de TikTok. La fama llegó por inercia: fue una consecuencia y no un fin. Y esa es la mejor lección que puede dejar Ibarreche: la naturalidad y cercanía son bienes más valorados que nunca en la industria del entretenimiento.

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