Jeremy Allen White: su adolescencia rebelde, su polémico divorcio y su miedo a protagonizar El Oso
Jeremy Allen White no quiere repetirse a sí mismo . Si bien su carrera en Hollywood comenzó en el año 2006 con roles en la película Beautiful Ohio y en la serie Conviction, fue el personaje de Phillip “Lip” Gallagher en la ficción televisiva de John Wells, Shameless, el que cambió por completo su ruta.
La interpretación del actor neoyorquino fue tan subvalorada como la de una de sus colegas, Emmy Rossum, quien personificaba a una de las hermanas de ese clan disfuncional del sur de Chicago. Para White, esos diez años representaron un curso intensivo de actuación, con los vaivenes propios de una serie que se prolongó a lo largo de once temporadas.
Cuando se bajó la cortina, el joven sintió una mezcla de melancolía, alivio y curiosidad por el panorama vasto que se le presentaba. No había demasiadas certezas. Durante el rodaje de Shameless, a White se lo pudo ver, entre otros, en los largometrajes Proyecto 43, Bad Turn Worse, Robo a la mafia y Después de todo, pero no había ningún plan para el futuro. Todo estaba en al aire. Por lo tanto, el actor se aferró a su única certeza: el anhelo de construir un personaje diferente al de Lip, de emanciparse definitivamente de los Gallagher .
El Oso, esa serie díscola que derribó los prejuicios
El destino quiso que su opinión tan férrea se viera alterada cuando sonó el teléfono y le ofrecieron la lectura del guion para una serie que, a simple vista, se asemejaba a aquella de la que quería desprenderse para abordar algo nuevo. El Oso, creada por Christopher Storer, también se había gestado con un genuino interés por el retrato de Chicago como base, con la cámara recorriendo diferentes rincones de la ciudad, hasta llegar a esa tienda de sándwiches de la que se tiene que hacer cargo Carmen “Carmy” Berzatto, que abandona un restaurante de alta categoría tras el suicidio de su hermano, quien le deja ese lugar tan caótico como encantador. Un lugar con impronta. The Original Beef of Chicagoland, un micromundo con personalidad.
El actor tenía sus dudas. Según explicó, imperaba ese trauma de ser encasillado en una industria donde, como Carmy, él también quiere dejar su sello. “Cuando me ofrecieron ese personaje, lo primero que me asaltó fue el miedo” , se sinceró White, quien aseguró que estaba demasiado pendiente de la opinión ajena, pero también de “repetir la historia”, de trasladarse de una ficción sobre una familia disfuncional que residía en Chicago a otra con características similares.
“Me preocupaba mucho lo que la gente pudiera pensar, pero cuando terminé de leer el guion, me ganó, sabía que si rechazaba el papel iba a terminar odiando a quien sea que lo aceptara, y esa bronca también ayudó”, reconoció. En ese período de lectura de la serie que estrena este miércoles su segunda temporada completa por la plataforma de streaming Star+, quien sería su protagonista supo cómo dejar atrás a Shameless al ver que su interpretación inicial de El Oso había sido, en efecto, un tanto prejuiciosa.
Más allá de algunos paralelismos, la ficción de Storer trabaja sobre el duelo de una manera sutil, con un in crescendo digitado por lo que sucede en la cocina de esa tienda en la que Carmy se tiene que imponer como chef, pero manejando los códigos de su staff y no la inversa. El Oso también es una serie sobre la supervivencia. Para sus personajes, la cocina es el modo de mantenerse en movimiento, de sentirse vivos y abstraídos de una realidad por momentos aplastante . Al mismo tiempo, es un registro bellamente díscolo de la cotidianidad de quien lidia con la pérdida. Así, la figura de Mikey, el hermano de Carmy, sobrevuela la historia a través de sus anotaciones, sus cuentas a medio hacer, y unas palabras que llegan, en tinta, en el momento justo.
Cuando White encontró el corazón de esa ficción, cuando supo disociar a Carmy de Lip, el panorama cambió y ya no hubo vuelta atrás. Su compromiso lo llevó a tomar clases de cocina en Nueva York junto a su compañera en la ficción, la brillante Ayo Edebiri, el comienzo de un recorrido fascinante por una serie que le valió el SAG, el Globo de Oro y por la que aspira al Emmy . El quiebre de los prejuicios finalmente rendía sus frutos. Esa rebeldía que lo había acompañado en su adolescencia, cuando se rehusaba a ir al colegio y desmerecía la veta artística heredada de sus padres, quienes lo inscribieron en cursos de danza y actuación que a él, inicialmente, no le atraían demasiado.
“Me la pasaba comportándome como un caprichoso, creía que todo eso no era lo suficientemente serio para mí, era muy molesto”, reconoció. Con el tiempo, supo que no había otro lugar en el que quisiese estar que en un set, trabajando en su oficio, aunque le costó terminar la escuela secundaria. “No era un mal chico, solo odiaba el colegio, y sabía que lo que estudiaba ahí no me iba a ayudar”, recordó en diálogo con la publicación GQ. “Estaba desesperado por abandonar todo”, añadió. Sin embargo, hizo un esfuerzo extra gracias al objetivo autoimpuesto: mudarse a Los Ángeles. A los 18 años, Jeremy ya estaba instalado en la ciudad, con el papel de Lip en Shameless asegurado .
La soledad en sus primeros años como actor
Cuando pisó ese lugar que contrastaba tanto con su Nueva York natal, no todo fue tan sencillo. A pesar de que tenía un trabajo estable en una serie prometedora y que se había instalado allí con la seguridad de estar haciendo lo correcto, se sentía solo: “No tenía una comunidad en la que sostenerme”, explicó. “Me invadió un sentimiento de soledad muy fuerte, me sentía aislado de todo, ni siquiera sabía cómo manejar”. A medida que pasaba el tiempo, le fue encontrando el lado positivo a esos momentos de introspección. “Me metía a un bar a leer guiones, había algo romántico en esa soledad”, expresó y reconoció que Shameless, además de formarlo como actor, lo transformó de un modo más profundo.
“Era un adolescente cuando empecé a trabajar en la serie, estaba aprendiendo a comportarme como una persona, aprendí mucho en los rodajes, aprendí a ser alguien decente. Cuando terminó, me sentí agradecido porque amaba a todo ese equipo, porque fue una experiencia increíble, pero también pensaba que había durado más de lo debido, y que yo estaba en piloto automático, por lo que su desenlace fue liberador”, aseguró.
Cuando Carmy llegó a su vida fue como si hubiese encontrado a su alma gemela. “Siento que nos hallamos mutuamente y veía cosas mías en él como esa inseguridad respecto a su vocación y me entregué finalmente a él con la sensibilidad propia de mi trabajo; ser actor te pone en un lugar vulnerable, cualquier cosa te puede hacer llorar , y eso me pasaba, llevaba en el bolsillo de mi pantalón frases de Carmy para repasar, sentí una conexión muy fuerte”. Por su parte, Storer marcó ese contrapunto que define a White como persona y como actor que suscitó un aval de críticas positivas a su trabajo, un fervor por una interpretación que mutó en fenómeno.
“Cuando lo conocés, advertís que es una persona muy dulce, tiene una mirada muy penetrante que te atrae indefectiblemente”, remarcó el showrunner. “Pero cuando mirás su actuación, aparece esa mezcla de charme, de timing para la comedia, y de manejo de las secuencias más oscuras, un equilibrio difícil de lograr”. Para White, su faro siempre fueron las actuaciones de James Stewart y Al Pacino. “Me obsesioné con sus interpretaciones y las miraba todo el tiempo, hay un magnetismo en ellas que me ayudó en mi preparación para la serie”, reveló.
Cuando pisó el set de El Oso por primera vez, estaba concentrado en “demostrar que no era ‘el chico de Shameless’”, en focalizar en el viaje de Carmy. “La primera temporada es solo un preludio de la verdadera historia”, adelantó, y reconoció que no se lleva bien con la fama. “Siempre sentí que iba a hacer otra serie, pero nunca imaginé el grado de fanatismo que iba a generar El Oso, no me lo esperaba, no sé cómo manejarlo, en mis redes sociales no muestro mucho tampoco, mi vida es la actuación y mis hijas, no hay mucho más”. En los últimos meses, White descubrió “el lado B” de la fama cuando se le puso una enorme lupa a su divorcio de la actriz Addison Timlin, a quien conoció en el colegio a los 14 años, y con quien se reencontró en 2008 en el rodaje de la película de Antonio Campos, Afterschool. En ese momento, decidieron ponerse de novios. Diez años después, tuvieron a su primera hija, Ezer Billie, se casaron en 2019, y en 2020 le dieron la bienvenida a la segunda pequeña, Dolores.
Por lo tanto, sorprendió cuando en mayo de este año Timlin le pidió el divorcio a White en medio de un escándalo que quedó registrado en Instagram. La actriz realizó una publicación en la que contaba que estaba criando sola a sus hijas y que eso le daba “fuerza y empatía más que cualquier otra cosa en la vida”. Tras el posteo, se especuló con la ausencia frecuente de White del hogar, quien luego fue visto muy cerca de la actriz y modelo Ashley Moore.
Cuando las aguas se calmaron, Timlin decidió retomar su bajo perfil y el actor habló sobre su paternidad. “Aprendo mucho de mis hijas, todos los días me enseñan cómo ser mejor persona, cómo relacionarme mejor con mis amigos, mis padres, mi hermana, me encanta estar con ellas”, expresó, por lo que el divorcio fue un golpe enorme para la familia del que todos se están reponiendo, especialmente la actriz, quien reveló que nunca esperó “estar sola con las niñas”: “Es muy doloroso el proceso, pero mis hijas me ayudan a salir adelante”.
White, por su parte, declaró sentirse “sorprendido” por los dichos de su exesposa , aunque intenta no aludir a su vida personal y se encierra en su mundo, como Carmy. “Nuestros caminos colisionaron en el instante en que más lo necesitaba”, manifestó el actor sobre el rol que transformó cabalmente su vida y que a, partir de este miércoles, está de regreso en pantalla con el desafío de reconvertir el dolor en una oportunidad, en la apertura a otro microcosmos: The Bear.
Dónde y cuándo se puede ver la serie. La segunda temporada de El Oso ya se encuentra disponible en Star+.