Jesús Vázquez: 'Mi deseo navideño este año va para Valencia'
Para Jesús Vázquez, la campaña de 'Juntos brillamos más' de Ferrero Rocher, en la que se elige al pueblo que lucirá este año una nueva iluminación navideña, "traspasa lo publicitario, porque involucra a la gente, sus sentimientos de pertenencia a un pueblo y muchas emociones. Cuando vamos al pueblo ganador y se lo iluminamos, la gente se emociona muchísimo". Este año, por desgracia, mucho más, nos dice el presentador, porque "estamos todo el rato hablando de pueblos bonitos e, inevitablemente, a todos se nos pone un poco un nudo en la garganta pensando en esos otros de Valencia que están sufriendo tanto".
Este concurso ya casi es un clásico de la Navidad...
Parece increíble cómo pasa el tiempo, ya son 11 ediciones y la cosa va cada vez a más. El año pasado se batió el récord de votos, de gente involucrándose para apoyar a su pueblo. Cada año nos superamos, así que estamos contentísimos.
¿Qué supone para ti ser el embajador?
Compartir la emoción de la gente. Sabes cómo somos los españoles, que estamos siempre a la gresca y, de repente, ver como se dejan a un lado las diferencias, los problemas cotidianos, las peleas, las discusiones con un vecino y unirse todos para una causa es muy gratificante.
¿Cómo se preparan los pueblos para conseguir ser candidatos?
Este año el lema es 'El Toque de oro' y cada candidato tenía que presentar acciones relacionadas con él para brillar más. Han hecho auténticas virguerías, como pintar una fuente que parecía que era de oro o la carretera principal, han llenado un jardín entero de bolas doradas. Ribadavia, por ejemplo, ha colocado en un puente precioso que tiene a la entrada hojas de este color y ha pintado sus farolas con spray dorado. O sea, una cosa increíble. La verdad es que estamos impresionados este año con la respuesta de la gente de los cinco pueblos, cómo se lo han currado.
El primero fue Valderrobles, en 2013, luego Morella, Rubielos de Mora, Guadalupe, Puebla de Sanabria, de nuevo Guadalupe, Astorga, Peñíscola, Mojácar y La Alberca. Le toca ya a alguno de tu tierra, Galicia. Este año Ribadavia es el representante gallego.
La verdad es que ahí tengo que intentar permanecer imparcial porque soy el embajador y el que va a ir al pueblo ganador y va a presentar la iluminación, pero bueno, la tierra es la tierra, y oye, ahí hay un cachito de corazón... Si gana Ribadavia pues me voy a poner especialmente contento.
¿Conoces este pueblo de Ourense?
Solo de paso. Yo soy de A Coruña y aunque la región es muy pequeña, hay dos Galicias: la de la costa y la del interior. Conozco mucho mejor la primera, para mí Ourense sigue siendo la gran desconocida. Ribadavia tiene un casco antiguo que está declarado Bien de Interés Cultural y creo que es precioso. Y bueno, qué te voy a decir. Comer, creo que se come fatal (jajaja), como en toda Galicia.
¿Cómo le cambia la vida a un pueblo ser el ganador de la iluminación?
Muchísimo. Y eso sí que lo dicen los alcaldes de los pueblos ganadores. Ribadavia, por ejemplo, es bastante conocido, pero hay otros que concursan este año que no lo son. Lo primero es que el premio los pone en el mapa, y después, como la iluminación se la quedan ellos para siempre, la pueden colocar cada año, lo que genera una gran expectación en el entorno, en la comarca y en toda la provincia. Eso fomenta el turismo y repercute en los restaurantes, bares, tiendas... El efecto positivo y el empuje económico y de visualización que tiene la campaña les ha cambiado la vida realmente. Y eso es muy agradecido. Sabes que haces algo que se queda ahí y genera un bien para el pueblo que se prolonga en el tiempo.
¿Cuál es el municipio que más te ha impresionado de los que han ganado hasta ahora o no te quieres mojar?
Es difícil. A ver, me sabe mal destacar a uno sobre los demás, porque todos son pueblos bellísimos, pero yo he cogido especial cariño a Guadalupe, es con el que más vínculo he tenido, es preciosísimo. Ha ganado dos veces (la segunda en la edición especial en la que participaban los ganadores de los años anteriores), desde él retransmití las campanadas de Telecinco y mi marido es extremeño.
Esta iniciativa es una manera de poner el foco en el mundo rural, al que es necesario dar visibilidad.
Exacto, en España tenemos una riqueza impresionante de pueblos. A mí me chifla viajar y lo hago por todo el mundo siempre que puedo, porque el mundo entero es nuestra casa y quiero conocer cuanto más mejor. Pero hay joyas maravillosas en cualquier rincón de España por descubrir sin gastar mucho dinero, ni disponer de mucho tiempo. Para evitar la despoblación, que la gente se vaya y desaparezcan, hay que ayudar a revalorizar los pueblos, luchar por ellos, protegerlos, fomentar su economía, que la gente vaya los fines de semana, haga turismo rural...
La Navidad para ti es un momento muy especial, pero, ¿tienes espíritu navideño?
Para mí, la Navidad es la gran fiesta de los niños. Recuerdo mis navidades de pequeño, esa ilusión que tienes de montar el árbol, el belén, de cantar los villancicos, de que vienen los reyes, te dejan acostarte tarde... Esa magia, cuando te haces adulto, yo no lo he vuelto a sentir. Por otro lado, cuando pierdes a tus seres queridos –a muchos, en mi caso, no están ya mis abuelos ni mis padres–, entonces es un conglomerado de emociones. Pesan mucho los que faltan y, además, como no tengo hijos para prepararles estas fiestas, con los años me voy distanciando un poquito del sentimiento navideño.
Pero, ¿lo celebras?
Sí, decoro la casa, monto el árbol, hago escenas navideñas, meto el espíritu de Navidad en casa, pongo el rosco en la puerta y todo, pero una vez que pasan los días señalados –24 y 25 de diciembre–, Roberto y yo solemos estrenar el año marchándonos lejos.
¿Qué destinos preferís para estas fechas?
Nos gusta viajar a distintos lugares del mundo. Algunas veces nos hemos ido a esquiar, porque es un momento muy mágico, también hemos despedido el año en Río de Janeiro o en la Antártida, donde estrenamos 2024. Fue una cosa increíble porque durante toda la noche de Nochevieja, que pasamos en un barco, era de día. Para despedir este año ya tenemos destino elegido, pero nunca lo cuento hasta que pase.
Acabáis de regresar de Nepal y Bután, destinos muy especiales...
Sí, ha sido una experiencia increíble por lo bonitos que son los dos países. Tenía muchas ganas también de conocer la cordillera del Himalaya, un lugar de nuestro planeta único. No hemos subido al Everest, pero hemos estamos en las faldas. Además, ha sido un viaje interior. Estar en un lugar budista como Bután, que tiene un punto de vista de la vida tan diferente al nuestro, con una gente tan pacífica, tan tranquila, tan espiritual. Hemos estado con monjes, hemos visitado templos y la verdad es que al regresar me siento como nuevo.
¿Has venido reconfortado?
Justo antes del viaje estaba un poco desorientado, un poco desganado, con la crisis de los 60, porque ya he cumplido 59 y me está pesando lo de cambiar de dígito. Pienso ¡madre mía, ya has vivido 60 años! Es verdad que muchas veces es duro este cambio. Mi psiquiatra me dice que haga como él, que dice que tiene 50 y 11, porque cuesta decir el 6. Total, que estaba ahí metido en un jaleo mental, yo conmigo mismo y el estar allí unos días en esa paz, en esa tranquilidad, en esos sonidos que suenan igual que los mantras de los monjes cantando, de repente, como que se me ha limpiado un poco por dentro el alma.
Un deseo para la Navidad de 2024...
Ahora mismo, tal y como están las cosas, mi deseo va para Valencia. Que puedan salir de ese infierno en el que están y recuperar poco a poco la normalidad. Creo que tenemos que mandar nuestra energía, nuestra fuerza y todo nuestro ánimo a un pueblo hermano de nuestro país que está sufriendo tantísimo..., y lo que les queda, porque van a tener unas navidades duras. Va para ellos.