Joaquín Cosío: Los políticos son los peores actores del mundo

CIUDAD DE MÉXICO, julio 24 (EL UNIVERSAL).- Hace no mucho, cuenta Joaquín Cosío, integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) le ofrecieron ser alcalde de Ciudad Juárez, Chihuahua, argumentando que así podría hacer algo por el lugar que lo vio crecer.

"Sabemos que a ti la política nada más no, pero con ello tu vida cobrará sentido", le dijeron para tratar de convencerlo.

El actor de "El infierno" y "Matando Cabos", donde interpreta al narco Cochiloco y al luchador Mascarita, los escuchaba atento; había asistido a la reunión por una amiga, pero estaba firme en su negativa.

"No creo en la política, los políticos son los peores actores del mundo, aquellos que les creen de plano son audiencias muy cuestionables. Cómo pueden creerle a un político si se sabe que su única búsqueda es convencerte aun y cuando usen mentiras, no tienen ningún recato, ni respeto", dice a EL UNIVERSAL.

De López Obrador se ha distanciado. Hace un sexenio hasta hizo campaña a su favor, pero luego se desencantó por sus acciones, entre ellas, la falta de apoyo a la cultura y la poca atención a la ecología, dejándolo patente en sus redes sociales, desde donde critica.

Eso sí, no deja de reconocer aciertos, como el aumento al salario mínimo y el apoyo a adultos mayores, pero no es suficiente.

"El presidente dice mentira tras mentira tras mentira. Su programa de salud fue de las cosas que fallaron drásticamente. De pronto el obradorismo es una cuestión más de fe, no son los hechos lo que los seguidores de él ven.

"Y (los comentarios en redes) los hago por diversión. Pican el anzuelo, algunos veo que son como bots, pero la gente luego se mete a defender lo que pienso", asegura.

Cosío tiene esperanza de que las cosas cambien en el próximo sexenio, aunque no ve indicadores que apunten hacia ello. Lo que sí tiene claro es que jamás permitirá que su postura política lo aleje de amistades como la de Damián Alcázar, seguidor de la llamada 4T.

"Lo respeto absolutamente y si en algún momento su amistad estuviera en peligro por mi posición política, podría yo cambiarla, porque la política no me interesa".

Homenaje en Guanajuato

El sábado, Cosío recibirá un homenaje por parte del Festival Internacional de Cine Guanajuato (giff), actualmente en desarrollo. Ahí estrenará la comedia "El precio de educarlos", con la que ya rebasa las 50 producciones en su carrera.

"Cuando llegué (a la CDMX, hace más de dos décadas) tuve suerte porque amigos me hospedaron y me alimentaron por varias semanas, si bien dormía en un sillón, son tiempos entrañables".

Tras pequeños papeles en producciones como "La habitación azul" y "Cara o cruz", le llegó "Matando Cabos". El problema es que al mismo tiempo le ofrecían Zapata, con Alejandro Fernández.

"No me interesaba un proyecto con Lucerito ni 'El Potrillo', y por otro lado yo de niño era fan de luchadores, jugaba a eso, sabía los movimientos y eso me decidió".

-Después llegó "El infierno", y parece que hasta encuentros con narcos reales has tenido...

--En una ocasión, en Nayarit, estaba en un restaurante y de pronto, ¡pácatelas! Una botellota de tequila que me mandaba alguien en una esquina, un tipo con sombrero, y casi la devuelvo porque era como ver al Cochiloco real (risas).

"En Zacatecas se acercaron unos jovencitos pisteando y de repente uno dice: 'mi Cochi, nosotros somos los de a de veras', y me empezaron a temblar las patas, querían que me quedara e ir a una fiesta, pero pues no. Cuando hice a Don Neto (líder traficante) en la serie 'Narcos: México' y que aún vive, alguien se acercó para decirme que me mandaba saludar y que le es taba gustando mi trabajo.

-Has trabajado en Hollywood ("007 Quantum Solace", "Escuadrón suicida 2" y "El Llanero Solitario"), no es cosa menor...

--He hecho esos trabajos sin saber inglés, nunca me preguntaron al hacer casting y porque no lo dominaba en ese momento. Cuando Marc Forster dirigió la de James Bond y me hablaba, no le entendía nada. Le veía la cara y si era de angustia, yo ponía esa cara también. Luego me las arreglaba con un stunt mexicano y le preguntaba qué me había dicho (risas).

"En 'El Llanero' veía a Depp con cinco guaruras, él en su papel; Daniel Craig (007) es muy británico, frío. Al terminar la película le regalé un tequila en botella de azulejo y no lo podía creer".

-¿Tu escena más difícil?

--"La sangre iluminada", de Iván Ávila, que es sobre un alma que transmigra ocupando varios cuerpos y conmigo, un vagabundo, muere. El director me dice: "mueres de pie y quiero los ojos anegados de lágrimas". Y ahí me partió. Me bloqueé por completo y no me salía ninguna pinche lágrima y ya en el último momento salió una de desesperación y angustia (risas).

-¿Quién de los directores te ha regañado más?

--Soy muy disciplinado, pero en esta última de Luis Estrada ("Las muertas") había mucha presión, con más de 100 actores, con el tiempo encima, la memoria de los textos fue un problema. En la serie soy El Capitán Bedolla, quien se enamora de una de Las Poquianchis; es el brazo ejecutor.