Jorge Ortiz de Pinedo y la pérdida que cambió el rumbo de su vida por un acto terrorista
Tarde o temprano llegan las oportunidades. Después de picar piedra en los sesenta y los setenta para hacerse de un lugar en el teatro, el cine y la televisión por su trabajo, y no por influencia del apellido, Jorge Ortiz de Pinedo comenzó a tener mayor presencia como actor a principios y mediados de la década de los ochenta. Su carrera iba en ascenso cuando una tragedia cambió por completo el rumbo de sus planes a futuro.
México había sufrido las consecuencias fatales del terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 1985. La atención nacional estaba concentrada en la reconstrucción de inmuebles y el trato a las víctimas. Dolor, tristeza e impotencia eran los sentimientos que imperaban en el ánimo colectivo de la población. No había entusiasmo para pensar en otra cosa. Debido a esa circunstancia hubo estrenos cinematográficos que pasaron inadvertidos para el público en general. Tal es el caso de Gavilán o paloma (Alfredo Gurrola, 1985), filme donde Ortiz de Pinedo aparece como talento de reparto junto a José José, una de las grandes estrellas musicales del momento.
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A dos meses del sismo y del lanzamiento de la película, Ortiz de Pinedo debió enfrentarse a las adversidades y estragos de un terrible suceso de carácter internacional con el sello del terrorismo, evento que cobró la vida de su madre y su hermana. Mientras protagonizaba la obra de teatro Cena de matrimonios, el actor fue notificado durante el intermedio de que el avión en que viajaban sus familiares había sido secuestrado por el grupo extremista palestino Abu Nidal. Era la noticia mundial de ese instante.
El vuelo de la aerolínea EgyptAir despegó de Atenas, Grecia, con dirección a El Cairo, Egipto, país al que ambas mujeres viajaban para visitar a un amigo. Los pasajeros nunca imaginaron que a bordo iban a ser capturados por miembros de la organización terrorista que exigía redireccionar la ruta hacia Libia. Sin embargo, los pilotos indicaron que era imposible por la escasez de combustible, así que decidieron aterrizar de emergencia en Malta, única nación que les permitió utilizar pistas debido a que había un acuerdo multinacional de impedir descensos de aeronaves en situaciones de actividades terroristas.
Al mismo tiempo que Ortiz de Pinedo gestionaba trámites y apoyos para viajar inmediatamente a Grecia (territorio del que partieron sus familiares), los terroristas comenzaron a asesinar pasajeros luego de matar a una mujer judía en el proceso de liberación de rehenes. Asimismo, un error humano propició que abrieran fuego contra toda la tripulación en un intercambio de balas con la brigada de rescate egipcia, un comando inexperto que asumió la responsabilidad de la operación sin tener nociones de combate en esas circunstancias. Actuaron tras la autorización del gobierno maltés, que desestimó la intervención de brigadas experimentadas como la francesa, alemana y británica.
En la conexión de Washington, Estados Unidos, el actor fue notificado por un empleado consular de que debía dirigirse a Malta porque su madre y hermana estaban entre las víctimas mortales de la balacera. Allí inició un calvario para él porque no hablaba el idioma, no tenía visa para ingresar a la isla del Mediterráneo, las conexiones eran largas y no contó con apoyo diplomático mexicano. Gracias a la ayuda de pilotos extranjeros, representantes diplomáticos de otras naciones y periodistas que fungían como corresponsales pudo llegar a su destino para emprender otro viacrucis: la identificación y traslado de los cadáveres.
“Sobre el cuerpo de mi mamá, sí sabían dónde estaba. Estaba en la Universidad de Malta, ahí lo tenían identificado. Después tuve que ir al hangar viendo a la gente asfixiada, asesinada a balazos, quemada, hasta que localicé a mi hermana. Esa impresión es algo tremendo, el corazón se me estruja”, comenta en entrevista con la periodista Matilde Obregón en su canal de YouTube.
Fueron cuatro días los que permaneció en Malta para gestionar el traslado de los cuerpos. En ese proceso lidió con dos obstáculos imprevistos: negativa de servicio para transportar los féretros e inexistencia de crematorios. Al ver que las aerolíneas no querían llevar los cadáveres, Ortiz de Pinedo pensó en incinerar a sus seres queridos para facilitar el regreso a México. No obstante, Malta carecía de crematorios. Para fortuna del actor, un avión se dispuso a transportarlo con los féretros a Roma, Italia, ciudad que tampoco contaba con esa opción mortuoria y que tampoco permitía vuelos con víctimas de la tragedia.
"Ninguna línea aérea quería llevarme. Como dijeron que era mano dura contra el terrorismo, y esto había sido consecuencia del terrorismo, nadie quería meterse", explica él a Matilde Obregón. "Hasta que se comunicó el embajador de México en España conmigo, logró ayudarme para viajar a Madrid, y de Madrid la aerolínea Aeroméxico me trajo a México", amplía su amarga experiencia finalizándola con el hecho de poder brindarle sepultura a su madre y hermana junto a los restos de su padre, el primer actor Oscar Ortiz de Pinedo.
Después de haber vivido esa tragedia y aceptar sus pérdidas, Jorge Ortiz de Pinedo se refugió en el trabajo para sanar las heridas. Enfocarse en su profesión también le permitió detectar cuál era el nuevo camino a tomar en el ámbito profesional. Quiso ser productor, es decir, producir sus propios proyectos. Enfocó su interés en la comedia, así que creó Dr. Cándido Pérez, una exitosa serie de televisión que se transmitió desde 1987 a 1993.
En ese programa, así como en Una familia de 10, apuesta por el humor para contar historias de lo que más valora tras lo sucedido, la familia. Es en las ficciones donde vuelve a ser feliz con sus seres amados combinando la actuación con la producción.