Juanma Ortega, fisioterapeuta: 'Los problemas de espalda suelen tener un origen postural'

mujer joven con dolor de espalda sentada en una silla
(Getty Images)

Partimos de un dato que nos hace, cuando menos, reflexionar: el 80 por ciento de la población occidental ha padecido, padece o padecerá de la espalda en algún momento de su vida. Sin embargo, en opinión de Juanma Ortega, experto en salud musculoesquelética y en la recuperación de lesiones de columna vertebral sin cirugía, la mayoría de los tratamientos que existen se centran en atacar el síntoma y olvidan el origen del problema. Así lo explica en su libro Tu dolor de espalda tiene solución (si sabes cómo). Su objetivo es claro: liberarte del dolor de espalda yendo a la fuente del problema para solucionarlo de raíz y que nunca más te vuelva a doler. Así nos lo ha contado él mismo en esta entrevista.

Si el porcentaje es del 80%, personalmente creo que, a nivel de cuidado físico, algo estamos haciendo mal

A todos, en algún momento, nos duele la espalda. ¿Por qué piensa que estamos ante un dolor tan recurrente?

Desde mi punto de vista, y teniendo en cuenta los casos que veo cada día en consulta, podría enumerar varias causas. La primera sería porque los trabajos que todos tenemos cada vez son más especializados y más repetitivos, y el cuerpo, cuantas más horas está realizando el mismo gesto, más sufre. Por tanto, acaba sobrecargando demasiado algunos tejidos con respecto a otros, lo que provoca rigideces musculares y, a su vez, limitaciones del movimiento articular, llegando en algunos casos incluso a bloqueos.

También el concepto de "hacer deporte para cuidarse", siempre desde mi punto de vista, está un poco equivocado a nivel social. Por ejemplo, una persona que pasa ocho horas en una oficina y juega al pádel tres días a la semana se considera activa y que se cuida. Sin embargo, con el paso del tiempo acabará generando lesiones. Practicar ese deporte está genial, pero debería acompañarlo con al menos otros tres días de acondicionamiento físico básico, basado en fuerza y elasticidad muscular, orientado principalmente a su posición de trabajo y con matices de la actividad de ocio que le guste practicar.

Por este motivo, las estadísticas nos indican que aproximadamente el 80% de la población sufrirá de dolor de espalda o de lesiones más graves de espalda a lo largo de su vida. Si el porcentaje es del 80%, personalmente creo que, a nivel de cuidado físico, algo estamos haciendo mal.

¿Hasta qué punto influyen nuestros hábitos de vida en los dolores que podemos tener en la espalda?

Está claro que los hábitos de vida influyen, pero desde mi punto de vista influye más el no prepararse para la vida de cada persona. ¿A qué me refiero con esto? A que, si tienes un trabajo de oficina, debes preparar físicamente tu cuerpo para estar correctamente sentado y con los hombros en la posición adecuada, evitando cargas tanto en la zona lumbar como dorsal o cervical.

Muchos pacientes me comentan: “Yo intento ponerme recto cuando me acuerdo”. Pero todos sabemos que el cerebro únicamente puede hacer una cosa de forma simultánea. Si estás pensando en mantener la espalda en la posición correcta, en cuanto centres tu atención en el ordenador o en el teléfono móvil, pierdes la postura del cuerpo.

Por este motivo, creo que los hábitos evidentemente influyen, y llevamos un estilo de vida para el cual nuestro cuerpo no está diseñado. Sin embargo, lo importante es preparar tu cuerpo para tu vida, porque hay cosas que no puedes cambiar. Por eso, en un equipo de fútbol no solo juegan al fútbol, también tienen un preparador físico que los prepara para que aguanten jugando 90 minutos a alta intensidad.

Llevamos un estilo de vida para el cual nuestro cuerpo no está diseñado

¿Es la espalda la gran damnificada de los trabajos de oficina?

Creo que la espalda es una gran damnificada del trabajo de oficina y de la mayoría de trabajos. Como te indicaba por experiencia clínica, lo peor no es levantar todos los días 10 veces una carga. El problema es repetir el movimiento cientos de veces y, si encima esas repeticiones llevan carga, estás multiplicando el riesgo de padecer alguna lesión más relevante en la espalda.

Por ese motivo, muchos pacientes me escuchan decir que el problema no es su silla de la oficina o el colchón de su cama. El problema son ellos mismos. Cada uno de nosotros debería analizar su vida, su físico, y saber —o deberíamos saber— qué hacer para prevenir. El problema es que la mayoría de las personas ya llegan con lesiones bastante relevantes.

El título del libro es una declaración de intenciones: 'Tu dolor de espalda tiene solución'. ¿Todos los dolores de espalda pueden remitir?

Creo que decir "todos" sería irracional, porque en salud sabemos que 2 + 2 no siempre son cuatro. Cada caso, cada persona, cada cuerpo necesita un análisis y unas consideraciones personalizadas para poder reparar aquellos desequilibrios que genera su cuerpo en el día a día.

Te pongo un ejemplo claro: más del 95 % de los pacientes que acuden a una consulta con dolor o lesiones de espalda no han sufrido un traumatismo. Por tanto, tiene un origen postural en la gran mayoría de los casos, y por eso es viable conseguir éxito en más del 90 % de los pacientes. Si tu postura ha sido capaz de provocar ciertas lesiones o síntomas, en la gran mayoría de los casos, tu cuerpo tiene la capacidad de rehabilitarse y regresar al estado previo que tenía antes de provocarlas.

Lo importante no es poner el foco en el dolor como lo hace el paciente, sino en por qué tiene esa lesión y por qué esa lesión le está provocando esos síntomas

Habla de eliminar el dolor y no solo calmar los síntomas, pero el dolor en sí mismo es un síntoma de un problema, ¿no es así?

Sí, el dolor es un síntoma más. De hecho, utilizamos esa frase porque todos los pacientes que entran por la puerta de una consulta tienen el foco puesto en el dolor. Es lo que realmente les importa: quitar el dolor; les da igual todo lo demás.

Por ese motivo, cuando un paciente entra en mi consulta con un informe radiológico en el cual se diagnostican algunas lesiones de columna vertebral, como por ejemplo una hernia discal, y viene acompañado de un cuadro sintomatológico de dolor y, por ejemplo, irradiación hacia una pierna, el paciente se queda sorprendido cuando le respondo que ese dolor y esa lesión realmente no son su problema. Si no ha tenido ningún episodio traumático, lo importante para reparar esa lesión y eliminar el dolor es detectar qué parte de su cuerpo ha generado la descompensación, reequilibrarlo, y así eliminar los síntomas dolorosos o de otra índole.

Lo importante no es poner el foco en el dolor como lo hace el paciente —aunque entiendo que es lo que le preocupa y lo que le incapacita—, sino en por qué tiene esa lesión y por qué esa lesión le está provocando esos síntomas. Si no se enfoca el abordaje clínico desde ese punto de vista, es complicado llegar a solucionar el problema de forma definitiva y, por tanto, conseguir eliminar el dolor.

mujer en el fisioterapeuta con dolor de espalda
(Getty Images)

¿Es la clave buscar el origen de dicho dolor, encontrar la causa?

Lógicamente, sí. Si nos centramos en el dolor, el hormigueo, el calambre o cualquier otro síntoma, podremos modular o aliviar ese síntoma, pero no conseguiremos eliminarlo o erradicarlo de forma definitiva si no buscamos la causa.

Desde mi punto de vista, la causa no es simplemente tener una hernia discal, sino por qué tienes esa hernia discal, o por qué tienes artrosis en la columna o cualquier otra lesión. Insisto, la gran mayoría de los pacientes no acuden por un proceso traumático.

¿Cuáles son las causas más comunes del dolor de espalda?

Desde mi punto de vista, las causas más habituales del dolor de espalda son dos:

  • El estilo de vida físico que llevamos hoy en día, que no favorece la salud musculoesquelética.

  • Como consecuencia de lo anterior, la gran mayoría de los pacientes presentan rigideces musculares muy significativas, provocadas principalmente por haber generado en su tejido muscular desequilibrios entre las dos capacidades físicas básicas más importantes, desde mi punto de vista, que son la fuerza y la elasticidad.

Por ejemplo, si trabajas mucho la fuerza para mantener tu volumen de masa muscular, pero no trabajas apropiadamente la elasticidad, tu músculo acabará siendo más rígido que elástico. Esto, con el paso del tiempo, generará limitaciones de movilidad articular, hasta llegar incluso a bloqueos articulares y, por tanto, descompensaciones en otros niveles articulares del cuerpo, provocando lesiones de mayor entidad.

No se nos puede olvidar nunca que nuestro cuerpo está diseñado para la supervivencia. Si una cadera duele, automáticamente tu cerebro cargará más peso en la otra pierna, y así ocurre con cada una de nuestras articulaciones.

La gran mayoría de los pacientes presentanrigideces musculares muy significativas

¿Debemos acudir al médico siempre que tenemos un dolor de espalda que no remite?

Hoy en día estamos muy acostumbrados a poner etiquetas a todo: al médico, al fisioterapeuta, etc. Personalmente, creo que hay que acudir a un profesional que tenga una visión global del cuerpo y que no ponga el foco en el síntoma del paciente, sino que utilice el síntoma como una pista para tirar del hilo y poder determinar la causa real de por qué esa persona padece ese cuadro sintomatológico.

Respecto a esto, siempre pongo el mismo ejemplo: si vas circulando con tu coche y se enciende la luz de reserva de gasolina, tienes dos opciones. Si te centras en el síntoma, que sería apagar la luz, puedes romperla con un destornillador y efectivamente se apaga, pero no habrás solucionado el problema y acabarás tirado en la carretera en unos kilómetros. Si realmente quieres calmar el síntoma de la luz encendida, tienes que parar a repostar en una gasolinera. Pues el cuerpo funciona exactamente igual: puedes calmar el dolor, que es lo que preocupa al paciente, o puedes ayudarle a encontrar por qué padece ese dolor y poner los medios o los profesionales necesarios para corregirlo. Incluso puedes enseñarle al paciente a mantenerlo a raya si se determina que tiene un origen postural diario.

¿Qué le diría a una persona que ve que pasan los días y no consigue que ese punto de dolor que tiene remita?

Lo más importante que le diría es que no postergue acudir a un profesional que le ayude a buscar la solución. Habitualmente recibimos en consulta a muchos pacientes con meses o incluso años de evolución de un dolor, y muchos de ellos piensan que, esperando, el dolor se va a quitar. O bien, en lugar de esperar, están tomando soluciones inadecuadas orientadas directamente al síntoma.

Como cualquier lesión o enfermedad, cuanto más tiempo tardes en llegar a la solución o a ponerle un remedio, evidentemente será más difícil de solucionar. Por tanto, el dolor acarreará mayor sufrimiento en tu vida y el proceso para corregirlo será más duro.

¿Tras un dolor de espalda pueden estar algunas enfermedades de carácter grave?

Tras un dolor de espalda puede haber cientos de causas diferentes. Es cierto que la mayoría, por suerte, no son enfermedades muy graves. Sin embargo, como en la mayoría de los casos, podemos llegar a atender a pacientes que vienen con un dolor de espalda fuerte y, yéndonos a un extremo de gravedad, hemos llegado a encontrar tumores en la espalda.

Por ese motivo, siempre le insisto al paciente que no intente esperar en casa tomándose unos analgésicos para ver si ese dolor remite. Si es un dolor de dos o tres días, puede ser algo postural provocado por una situación determinada. Pero cuando ese dolor se mantiene más de ocho o diez días, no cambia o incluso empeora, no creo que la mejor opción sea esperar. Insisto, postergarlo solo puede llevarnos a un proceso más duro y a una enfermedad o lesión más grave.

Portada del libro 'Tu dolor de espalda tiene solución'
Portada del libro 'Tu dolor de espalda tiene solución'

¿Es siempre necesario acudir al fisioterapeuta para acabar con un dolor de espalda?

Lo ideal sería que no. Lo ideal sería que la sociedad tuviese una educación básica a nivel físico para comprender lo que le transmitimos a un paciente cuando acude a consulta. ¿A qué me refiero? Por ejemplo, si una de las principales causas que detectamos en consulta frente a lesiones de columna es que el paciente ha desequilibrado sus niveles de fuerza y elasticidad, habría que insistir desde pequeños en que las personas conozcan esos conceptos, sepan cómo trabajarlos y los lleven a cabo.

Entiendo que esto sería lo más eficaz, pero también entiendo que es complicado cambiar la mentalidad de una sociedad que, a día de hoy, cada vez lo quiere todo más fácil y más rápido. Por desgracia, en salud no considero que se pueda conseguir todo de forma fácil ni rápida, sino con conocimiento y disciplina.

Imaginamos que depende del tipo de dolor, pero ante un dolor de espalda, ¿conviene mantener reposo?

Personalmente considero que no, pero, como en todo, no se puede generalizar. Hay que saber la causa de ese dolor para poder recomendar si es necesario reposarlo o movilizarlo. También el paciente debe tener en cuenta que no todos los movimientos valen, porque puede haber muchos ejercicios, deportes o actividades físicas que, dependiendo del tipo de lesión que tenga cada persona, pueden ser más o menos adecuados.

Por ese motivo, siempre indico que no todo puede ser blanco ni todo puede ser negro; también hay grises. La clave está en indagar en el origen de por qué esa persona tiene ese dolor o esa lesión que le provoca el dolor. Si no nos centramos en la causa, es complicado que encontremos la solución.

Hay que saber la causa de ese dolor para poder recomendar si es necesario reposarlo o movilizarlo

¿Qué debemos hacer en el caso de tener un dolor de espalda agudo, de aparición repentina?

Evidentemente, lo primero sería acudir a un servicio de urgencias para intentar determinar la causa. Si es necesario, realizar alguna prueba radiológica que permita investigar por qué el dolor es tan fuerte en esa zona. Si nos diagnostican una lesión cercana a la zona del dolor, debemos analizar por qué está ahí, si ha habido un traumatismo, si ha ocurrido un esfuerzo que ha hecho saltar las alarmas o si, por el contrario, se trata únicamente de una descompensación mecánica del paciente.

En algunos casos, puede que el dolor sea muy intenso y no haya ninguna lesión directa en la zona del dolor. Por eso es fundamental investigar y no dejarlo pasar.

Un capítulo aparte merecen los dolores crónicos, ¿no es así?

Por supuesto. En este caso, no todo es tan sencillo y las cosas se complican un poco más. ¿Por qué? Porque, en muchos casos, cuando se diagnostica un dolor crónico, va de la mano de que el paciente ha llegado a deteriorar parte de su sistema esquelético. Me refiero a desgastes óseos, artrosis, artritis, provocados por el exceso de compresión entre articulaciones.

Si la persona ha llegado a este extremo, es cierto que, si analizamos su caso y encontramos afectaciones de rigidez o desequilibrios entre capacidades musculares, esa parte muscular sí se puede trabajar y nos ayudará a revertir parte del dolor. Pero, desgraciadamente, si llegamos a un punto en el que el dolor crónico está provocado por deterioros en piezas óseas que no podemos reparar, lógicamente será complicado alcanzar un 100 % de calidad de vida.

¿Es un problema de salud que afecte más a las mujeres o los porcentajes son más o menos similares?

Personalmente, no distinguiría tanto entre sexos, sino que haría una llamada de atención bastante significativa al perfil de paciente que estamos viendo en consulta. Con esto me refiero a que, por ejemplo, en mi caso, hace 10 años el paciente tipo que entraba por la puerta podía tener aproximadamente entre 54 y 55 años. Sin embargo, a día de hoy, la media de edad de los pacientes que tratamos está en torno a los 43 o 44 años. Desde mi punto de vista, considero que este dato es mucho más significativo y preocupante.

Si el perfil del paciente cada vez es más joven, tenemos un problema social bastante relevante. Esto también nos indica que la mayoría de las lesiones que se producen en la espalda no tienen que estar necesariamente vinculadas al desgaste propio de la edad, sino a un estilo de vida inapropiado y a una condición física evidentemente no saludable.