De juguetes de la infancia a joyas de Estado: el viaje artístico de Juan Carlos Pallarols

Buenos Aires, 15 jun (EFE).- Desde muy pequeño, Juan Carlos Pallarols vivió rodeado por el arte de la orfebrería. "Nací en una casa donde la vivienda y el taller estaban separados por una puerta", recuerda este artista conocido mundialmente que a los siete años ya creaba sus primeros juguetes y a los once se hizo cargo del taller familiar.

Hoy, sus manos no solo dan forma a delicadas joyas en plata, oro, piedras preciosas y bronce, sino también a los emblemáticos bastones presidenciales de Argentina, en un proceso en el que involucra a miles de ciudadanos.

“Cada obra lleva mi alma”, afirma con la serenidad de quien ha dedicado toda una vida a su pasión.

Pallarols (Buenos Aires, 1942) nació en el seno de una familia de orfebres que se remonta al siglo XVIII, y creció viendo trabajar a su padre y a su abuelo Josep, quien lo llevaba a pasear y le enseñó a dibujar.

"Así, sin querer, fui aprendiendo el oficio", cuenta. "Entendí que en los primeros cinco años de la vida se aprende lo más importante, el conocimiento que uno va completando después", reflexiona.

Piezas para Juan Pablo II, Lady Di y los reyes de España

Entre las personalidades que han recibido sus piezas figuran el papa Juan Pablo II, la princesa Diana de Inglaterra, la Reina Máxima de los Países Bajos y los príncipes herederos de la Corona española, hoy reyes Felipe VI y Letizia.

A lo largo de su carrera, Pallarols ha elaborado una técnica basada en la mejora continua. "La educación es la repetición de temas y objetos; eso es lo que conduce a la perfección", afirma.

"Hoy estoy un poquito más cerca de la verdad que hace setenta años", asegura.

Descendiente de catalanes, vascos y gallegos, Pallarols -nombrado ciudadano ilustre en 1996- aprecia profundamente sus raíces. Su infancia transcurrió en los años posteriores a la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. "La gente estaba ávida de paz, lo que quería era comer todos los días, no pelear más", recuerda.

Entre las obras de las que se siente más orgulloso, destacan los bastones de mando presidencial, que elabora desde el retorno de la democracia a Argentina, en 1983, y a cuya fabricación dedica más de un año recorriendo todo el país para que los argentinos participen en la fabricación de este símbolo de autoridad y escriban en un libro deseos y consejos para el nuevo gobernante.

"Eso es lo que más me emociona, compartir mi trabajo, mi ilusión, mi deseo de democracia con todos los argentinos", expresa.

Su taller es su refugio más preciado. En una publicación turística Pallarols lo describe así: "El color del fuego, las mesas de madera gastadas por el tiempo, las paredes sosteniendo cada pedacito de la historia de este apellido que cobijo con el alma”.

Por ese lugar del bohemio barrio porteño de San Telmo han desfilado personalidades como el magnate mexicano Carlos Slim o el expresidente del Gobierno español Felipe González, quien le pidió que le enseñara a hacer anillos y aros. "Era un alumno muy aplicado", recuerda.

El museo Pallarols, declarado Sitio de Interés Cultural por la Ciudad de Buenos Aires, está ubicado en la Plaza Dorrego, que todos los domingos alberga la famosa feria de San Telmo, donde los vendedores ofrecen antigüedades, objetos de colección, artesanías y recuerdos.

El lugar reúne obras de sus antepasados, expresiones artísticas de colegas y réplicas inéditas de las grandes obras realizadas durante toda su vida.

"El mundo desaparecerá si no preserva el trabajo artesanal"

Consciente del impacto de la tecnología en la artesanía, a Pallarols le preocupa que los robots reemplacen el trabajo manual y dejen a muchas personas sin empleo.

"El mundo está condenado a desaparecer si no preserva a los artesanos", enfatiza este maestro, quien ve en el arte una forma de evitar conflictos. "Si la humanidad no tiene el arte como recurso, el futuro será violento".

Pallarols disfruta tanto el momento en que termina una obra como cuando está comenzando una nueva.

"La presencia constante de desafíos y soluciones en mi trabajo me ha dado un equilibrio que valoro profundamente", explica.

Entre sus proyectos actuales destaca la creación de rosas como símbolos de paz y reconciliación a partir de material de la guerra de las Malvinas y la II Guerra Mundial, y un libro en el que relata su vida y experiencias.

"Siempre tengo ganas de escribir", confiesa este maestro artesano deseoso de transmitir a las generaciones futuras todo lo que ha aprendido.

"El amor es conocimiento, no se puede amar lo que no se conoce", subraya para enfatizar la importancia de transmitir sabiduría y experiencias a los jóvenes.

Manuel Fuentes

(c) Agencia EFE