Los nuevos jóvenes valores del teatro musical en la obra Juegos
Agustina Cabo, Nicolás Cúcaro, Rocío Hernández, Tomás Kirzner, Carolina Kopelioff, Alan Madanes, Julia Tozzi y Maia Reficco: algunos de estos nombres seguramente ya suenan conocidos y otros no tanto. No obstante, todos pertenecen a una nueva generación de intérpretes del teatro musical. El ojo avizor del director Ariel del Mastro, siempre atento a renovaciones juveniles en el escenario, es el que reunió a estos actores y actrices de entre 19 y 26 años para el musical Juegos, cuál es tu límite, que en diciembre se estrenó vía streaming y en enero, de modo presencial en la sala Pablo Neruda del Paseo La Plaza
Basada en Juegos a la hora de la siesta, de Roma Mahieu, prohibida por la dictadura a poco de su debut en 1976, fue adaptada para la versión musical más de cuarenta años después por los talentosos directores y compositores Marcelo Caballero y Juan Pablo Schapira, quienes también aportaron sugerencias sobre nombres a convocar para este desafío artístico, el de ponerse en la piel de chicos y chicas que reflejan, a través de actividades grupales y en principio lúdicas, las violencias cotidianas que padecen en sus hogares, en la escuela y la calle, esos mandatos y prejuicios recibidos desde el mundo adulto que los convierte tanto en víctimas como en victimarios. ¿Quiénes son estos jóvenes artistas? Como grupo, tienen varios rasgos en común. En primer lugar, el apoyo incondicional de las familias, sean o no profesionales de la música o la actuación como en el caso de Toto Kirzner (hijo de Araceli González y Adrián Suar) o de Maia Reficco (hija de Katie Viqueira, cantante, directora vocal y coach de, entre otros, Abel Pintos y Chayanne). A estos chicos los padres los escucharon, respetaron sus decisiones -siempre con la consigna de “si te vas a dedicar, hacelo bien”- y los acompañaron en la búsqueda inicial de instituciones de formación. Por lo tanto, no hubo ningún impedimento ni valla que saltar para dar cauce a su deseo. Además, en general, concurrieron a escuelas en Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires donde el estímulo a las artes ocupa un lugar importante en la grilla educativa (como el Colegio de la Ciudad, al que concurrieron tres integrantes del grupo) por lo que siempre encontraron un contexto afín y voces entusiastas.
Uno de los nombres que se repite en la formación de estos jóvenes es el de Nora Moseinco. No todos pero una gran parte pasó por su escuela de actuación, característica compartida con las camadas inmediatamente anteriores. Aunque tengan su corazoncito en un puñado de maestros, apuestan a la diversidad de docentes, a “probar” estilos, a la flexibilidad necesaria para estar disponible cuando la demanda toque el timbre.
Por supuesto, no son los únicos. A la hora de mencionar a otros talentos sub-30 salen nombres como los de Agustín Iannone, Manuela del Campo, Sacha Bercovich, Tatiana Luna, Mariel Percossi, Camila Giudice, Lucien Gilabert, Nahuel Quimey, Elis García, Máximo Meyer, David Okada Caldas, Pedro Raymondi y una larga lista.
Al igual que sus colegas de treintaipico, tampoco viven ningún tipo de conflicto entre el mainstream y el off, entre la industria audiovisual (hablar de “televisión” ya quedó chico) y las artes escénicas, y por supuesto, consideran una obviedad que actuar-cantar-bailar son partes integrales del métier que eligieron. En general, se sienten más cerca de la actuación pero no descartan carreras solistas en la música al modo, por ejemplo, de la estadounidense Ariana Grande o la local Martina Stoessel.
Como estas estrellas infantojuveniles, la mayoría del elenco de Juegos son o han sido parte de series de Disney o de Nickelodeon, empresas globales que no dejan de ampliar la oferta de contenidos para el público teen, el más veloz en renovarse. La relación con las producciones de Cris Morena es, a diferencia de la generación anterior, mucho más lejana. Que Del Mastro los haya reunido no es casualidad porque se trata de un hacedor con un pie muy fuerte en el enlace entre los programas de Disney y las giras teatrales: los shows en vivo de Violetta!, Topa y Muni y High School Musical han sido obra del director de Despertar de primavera, Por amor a Sandro y Tango Feroz.
Por último, estos ocho jóvenes entrevistados -como tantos otros que hoy todavía no tienen la oportunidad de trabajar con la exposición que permite una sala en calle Corrientes- son verdaderos militantes de su pasión. No se trata de un grupo de rebeldes ni desobedientes. Son disciplinados, decididos, abnegados, resistentes como maratonistas, van detrás de su deseo de manera firme, con una agenda siempre en búsqueda de talleres y cursos, de compromisos laborales, audiciones y más audiciones, ensayos, proyectos personales y material para subir a Instagram, la red social que funciona como prolongación de sus actividades y, en cierta manera, testea la popularidad en número de seguidores. No tienen que luchar contra barreras sociales ni familiares para realizarse sino que su norte es el perfeccionamiento y desarrollo de habilidades y talentos para la dura competencia que les espera. Quieren expresarse y brillar, lo saben desde muy chicos; son conscientes de las dificultades pero eligen transitar ese camino y disfrutar del aprendizaje constante.
Perfilando
La más chica del grupo es Agustina Cabo (19), la menor también en Juegos donde interpreta a Carolina, “la más inocente, la más nena, la única que no perdió su niñez, es la que llega más en cero a la plaza”, dice la actriz que empezó a trabajar muy chica, a los siete años, en El jardín de Clarilú, de Disney Junior. “Crecí trabajando, es parte de mi rutina desde siempre, no sé hacer otra cosa, es una manera de encarar la vida y lo vivo muy intensamente”, dice la actriz que sabe cantar y bailar pero no se considera ni cantante ni bailarina. “No hice mucho musical pero disfruto mucho todo el aspecto lúdico que tiene el género, aun cuando sea una obra oscura como Juegos”.
Debido a sus actividades, ir a la escuela y trabajar, su formación artística fue fragmentada. Reconoce como sus maestras a Paula y María Marull (trabajó con ellas en la obra Yo no duermo la siesta, muy exitosa en el off), a Dalia Elnecavé, de la escuela de Julio Chavez, y a María Laura Berch, la directora de casting de la película Mamá se fue de viaje, de Ariel Winograd, donde interpretó a la hija de Diego Peretti y Carla Peterson. En televisión abierta, le tocó ser hija de Julieta Díaz y Adrián Suar en Silencios de familia; también participó en la tira Simona y en Violetta!, como Ámbar. “Me gustaría protagonizar una sitcom que durara mucho como Friends o How I Met Your Mother, eso me divierte un montón. También una película en España, un thriller. Y desde ya una obra de teatro, un monólogo en una sala como Espacio Callejón o en los teatros públicos”, sueña esta joven adulta.
Los siete protagonistas de Juegos cantan pero son cuatro los que tienen su “solo”, una canción compuesta por el maestro Schapira e interpretada de principio a fin por ellos. Son Nicolás Cúcaro (“Lo que crees que no veo”), Julia Tozzi (“La canción del miedo”), Toto Kirzner (“Déjense llevar”) y la decidida Maia Reficco (“Cómo se explica la nada”), con 20 años y una iniciativa para tener en cuenta a la hora de flojedades.
“Mi mamá entró a Juegos por mí, no yo por ella”, dice la hija de la coach vocal Katie Viqueira que trabaja en el equipo Del Mastro desde hace tiempo. “Con Carolina (Kopelioff), mi amiga y alumna de mi mamá, el año pasado queríamos trabajar, no aguantábamos más el encierro y nos decidimos a escribirle a Ariel. Le propusimos hacer una obra”, cuenta. El título propuesto era nada menos que Despertar de primavera, el premiado musical que dirigió Del Mastro acompañado por Viqueira en 2010. “Tenía 9 años y acompañaba a mi mamá a todos los ensayos. Amo esa obra y es mi sueño protagonizarla”, explica. La idea de las chicas no prosperó pero sí surgió otra, la de Juegos y un personaje, Susana, que le encanta componer. “Es hija de una mujer que trabaja en la calle, no aclaramos de qué. El grupo se descarga en ella, la discriminan mucho por su situación social. Es muy fuerte pero, a la vez, muy vulnerable”.
Por la profesión de sus padres, Maia nació en los Estados Unidos y fue y vino del Norte al Sur en varias oportunidades por sus propios estudios y trabajos. Tuve una formación muy segmentada que incluye desde clases en Andamio 90 y Timbre 4, a estudios en Berklee College of Music, en Boston, y con el profesor de canto de su admirada Ariana Grande, Erik Vetro. Desde los 16 hasta los 19 años protagonizó la serie de Nickelodeon, Kally’s Mashup, como Kally Ponce, una chica genio que llega a estudiar a un conservatorio universitario. “Tengo muchos puntos de contacto con Kally. Toco el piano y la guitarra y soy compositora. Por eso me gusta tanto hacer a Susana, es muy distinta a mí”, dice. Poco antes de la pandemia, le tocaron dos momentos inolvidables en su carrera. Actuó como la Evita joven en el clásico de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice en Broadway, con dirección de Sammi Cannold; y en Casi normales, como Natalie, en el Kennedy Center.
Acostumbrada a ver a Abel Pintos o a Chayanne tomar mate en su casa, se define en esa mezcla de influencias, desde Aretha Franklin a Luis Alberto Spinetta: “La actuación es para mí, mi terapia, y el canto, mi segundo idioma”, dice la actriz y cantante solista.
El más mediático, a su pesar, es Toto Kirzner (22) que nunca dudó de su elección profesional pero no imaginaba que tan pronto le llegaría la oportunidad de hacer musicales. Como hace poco contó en una nota en LA NACION, jamás había estudiado música si bien canta y toca el bajo. “Me escribió Ariel del Mastro, a quien no conocía personalmente, que me quería para este proyecto. Y lo leí pensando que era una obra de texto, después me di cuenta que era un musical”, dijo el debutante en el género a quien le toca personificar a Andrés, el líder negativo, el más violento del grupo. “Me costó comprenderlo, aprender a quererlo, y cada vez, en cada función, hay un algo más que descubro”, dice Toto que actuó antes en dos obras de teatro: Lo que nos une, dirigida por Carlos Rivas, y La naranja mecánica, por Manuel González Gil. En televisión, su experiencia -a diferencia del resto- no es en canales de comedias infantojuveniles sino en los de aire: Fanny, la fan (Telefe), Simona y Argentina, tierra de amor y venganza (ElTrece).
“Adoro con toda mi alma a mis compañeros de Juegos, pasamos un año tremendo y a ellos los veía todos los dìas, pasamos por todos los estados, ahora todo marcha como una locomotora, firme y derecho, y nos va bien, es una alegría enorme y un grupo invaluable”, dice el descubridor de un tesoro en el deprimente 2020.
La hermana de Andrés en la obra es Claudia, el personaje de Carolina Kopelioff (24), que igual que él sufre la violencia de puertas adentro y la replica en la plaza con otros chicos. “Son temas atemporales. Aunque la obra fue escrita en los 70, hay cosas que no cambian, cosas que no se dicen, que no se hablan. Y el comportamiento brutal de la manada atraviesa todas las épocas”, dice la joven conocida por su Nina Simonetti de Soy Luna en Disney y en los conciertos ante miles de personas. Así conoció a Del Mastro que la convocó para el musical Aladin, será genial. “Ariel tiene la cosas muy claras, sabe lo que quiere y lo transmite, se aprende mucho con él y te acompaña y contiene, igual que todo el equipo”, dice Carolina que, además de musicales, “quiere hacer todo”. Junto con Agustina Cabo, trabaja en la serie de 10 capítulos Mi amigo hormiga, de Diego Sebastián Oria, disponible en Flow. Y tiene muchos sueños pero el que dice primero es “viajar a España a trabajar”.
De los ocho entrevistados por Juegos -siete que vienen trabajando desde el año pasado para el streaming y una más, Rocío Hernández, que se sumó para el vivo como reemplazo-, el de mayor recorrido en teatro musical es Nicolás Cúcaro (23). También marca la diferencia con sus propias experiencias de vida: es nacido y criado en el oeste del conurbano, en Castelar, por lo que sabe de tiempos para imaginar arriba del tren y subte. “Tampoco es tanto: una hora y media de viaje. Nada se compara a bajar del tren y caminar unas cuadras hasta tu casa por una calle arbolada. Los que sí la tienen complicada son los artistas del interior”, dice el hincha fanático de River y el único, también, que intentó con otra carrera que dejó muy pronto, Economía, en la Universidad Nacional de La Matanza.
Igual que el resto, por otro lado, nunca le faltaron incentivos. Su madre, Ana Longo, es profesora de teatro y su primera maestra, a la que siguieron otros como Fernando Devito, en un instituto de Morón, José Manuel Espeche en la UNA, y los profesionales que conoció en la Compañía de Teatro Musical Juvenil de Ricky Pashkus. A los directores con los que trabajó también los considera maestros: Pablo Gorlero, que lo dirigió en las cuatro temporadas de Saltimbanquis, en Hair y De eso no se canta; Rubén Pires, el director de Stefano y Enrique, un grotesco musical, con Luis Longhi; y Diego Ramos, en la renovada versión de ¿Quién retiene a Quién?.
“Creo en la constancia, el sudor, el esfuerzo. Hay una dosis de suerte, claro, pero es proporcional a la garra que le pongas. Y ser buena persona, ser responsable, a la larga es el mejor proyecto”, dice el actor, Alonso en Juegos: “Es muy tierno pero irá mostrando otro lado. Es el lacayo de Andrés, hace todo lo que él dice. Me hizo reflexionar sobre cosas que me pasaron en la escuela, en los clubes cuando hacés deportes, situaciones de bullying en las que uno sufre o se queda mirando sin poder hacer nada. Esa es la catarsis del escenario”. Tampoco le faltó la marca Disney. En la serie O11CE, pudo unir la actuación con el perfil futbolero: “Disney es como jugar en la primera del Real Madrid, son los pasillos donde te cruzás con gente que admirabas de chico. Pero lo que más disfruto es el teatro, el vivo”.
También del conurbano pero de zona sur, justo en el límite con la Capital, en Avellaneda, es Julia Tozzi (26). Estudió en la escuela de Julio Bocca, en la de Raúl Serrano y considera gurú a su maestro de canto Sebastián Mazzoni. Como Nicolás, también, participó en O11CE, en la última temporada. Ahora acaba de estrenar en la plataforma Disney, un programa para los más chicos, El ristorantino de Arnoldo, con Diego Topa, Ana María Cores y Belén Pasqualini. En teatro musical, fue parte de El violinista en el tejado, Mamá está más chiquita (de Ignacio Olivera y Schapira) y The Rocky Horror Show.
“A Juegos llegué por Marcelo Caballero y por Chapa (como lo llaman a Schapira). Mi personaje se llama como yo, Julia, es introvertida, una outsider, muy atenta a todo lo que viene del exterior. Todos tenemos una parte así, de miedo e introspección”, dice la actriz que encuentra en el musical el mayor placer. “Es lo que me provoca más mariposas en la panza”. Y sueña, algún día, ponerse en los zapatos de Éponine, de Los miserables.
Rocío Hernández (22) o Rochi, como la llaman, es el reemplazo de Maia a quien conoce muy bien porque trabajó en la segunda temporada de Kally´s Mashup. En un principio, Reficco no iba a estar por algunas funciones pero ahora ya no será así. De todos modos, la producción le aseguró que iba a subir al escenario en dos oportunidades: el domingo 31 y otra en febrero, a designar. “Me hacen sentir parte, son muy generosos, alto equipo, nunca me dejan afuera”, reconoce la actriz que sabe de reemplazos: fue Natali, en Casi normales, en la reposición en Buenos Aires, en 2018. En televisión, actuó en la tira Las estrellas y en ATAV, como la hija del personaje de Fernán Mirás. Si le preguntan quién es su mentor y referente, no duda: Juan Álvarez Prado, uno de los hacedores del próximo Rent por streaming.
El único de Juegos que participó en un reality de talentos es Alan Madanes (26). Llegó a instancias finales en Elegidos, en 2015; el año anterior, había integrado la primera camada de CAST, el Centro Artístico de Selección de Talentos, el semillero creado por Telefe para producciones locales y del mercado latino. “Pero yo empecé mucho antes, desde muy chico. Grababa jingles con mi papá, Lisandro, que es músico y profesor, empezamos así, tanto yo como Valentina”, dice sobre su hermana menor, que participó del reality La voz, es cantante e instagramer con más de un millón de seguidores, el doble que Alan.
“Trabajar en Disney es mágico, eso existe. Y hacer Juegos sería lo antiDisney de alguna manera y me gusta vivir esas diferencias”, dice el actor que personificó a Pietro, un chef aficionado, en la serie BIA, y ahora encarna a Diego, el líder positivo y contracara del personaje de Toto. “Es el buena onda que trata de equilibrar a Andrés pero no siempre puede. En el bullying, hay una sociedad detrás que empuja a esas conductas. Y, como dice el tema de un rapero (Emanero) si no hacés nada, también sos parte”.
Además de BIA, trabajó en la sitcom Loco por vos, por Telefe, y en teatro, en Up, la fórmula de la felicidad, de Alejandra Rubio, y en In the heights, sobre latinos en Nueva York escrita por Lin-Manuel Miranda. También graba sus propias canciones que espera lanzar cuando tenga más tiempo para dedicarse. Sobre el paso por realities y la popularidad efímera dice tener los pies en la tierra: “Es un sube y baja. Un día ves remeras con tu cara y después no te piden ni una foto. Siempre lo tuve claro. Pero me identifico con esos chicos, yo también pasé por eso, seguía a Mar, el personaje de Lali Espósito en Casi ángeles”.
Aquí están y estas son las nuevas caras del musical, muy profesionalizados y listos para más, en la Argentina y el mercado global. Ojalá la producción local permita y pueda lograr que los disfrutemos de cerca.
PARA AGENDAR
Juegos, ¿cuál es tu límite?, dirigido por Ariel del Mastro y Marcelo Caballero.
Sábados, a las 21, y domingos, a las 20.
En el Paseo la Plaza (Corrientes 1660). Desde $ 1000.