Kate, cada día más parecida a la princesa Diana
Las comparaciones siempre han estado ahí: los gestos, el estilo, el título, las joyas, pero es justo ahora, cuando lleva tiempo sin ponerse un vestido que la recuerde; usar su tiara preferida y se ha quitado el legendario anillo de compromiso, cuando Kate nos recuerda más que nunca a la princesa Diana.
Siempre ha sido cariñosa, compasiva, una mujer muy comprometida y solidaria, pero la enfermedad la ha cambiado, la ha tocado de lleno. La princesa de Gales irradia ahora la 'energía' de Diana y tiene el mismo lenguaje corporal junto a esa sonrisa que tanto echamos de menos estos meses y nunca flaquea.
Kate, siempre positiva, ve como una oportunidad su aprendizaje para marcar una diferencia. Siempre quiso ser parte de todo, pero en este momento, después de anunciar el final de su quimioterapia, parece que donde realmente se siente cómoda y en paz es abrazando las causas más cercanas a su corazón. Carga con el dolor de otros y cada paso es ahora una combinación fascinante de ese activismo humanitario y de lucha personal que tanto nos recuerda a Diana.
Instinto natural
Lady Di fue una persona que sufrió mucho a lo largo de toda su vida -desde la infancia hasta su muerte- y ese sentimiento de dolor, de impotencia, de no encajar, la llevó a convertirse en una reina de corazones. Era instinto natural. Abrazaba a leproso e 'intocables', fue la primera en dar la mano a un enfermo de sida, secaba las lágrimas de ancianos frente a las tumbas de sus hijos, era amiga de mutilados, se escapaba por la noche para visitar a los enfermos en los hospitales de Londres… Dar amor era su poder, su misión en la vida. Y Kate, ahora, al tender la mano, brindar apoyo, consuelo y cariño a otras personas que afrontan graves problemas, comparte más que nunca ese compromiso de ayudar a los demás. De estar al lado de las personas que sufren, que tienen graves carencias, que han sufrido la pérdida de un ser querido o que, al igual que ella luchan contra el cáncer.
'Llevo el corazón en la mano'
Lo dijo ella misma en uno de sus últimos mensajes. Ahora tiene una "nueva perspectiva de la vida", se ha enfrentado a su 'vulnerabilidad', y está agradecida “por las cosas simples pero importantes… como el "hecho de amar y ser amados". Una frase que nos recuerda a un mensaje importante de la princesa Diana: "Creo que la enfermedad más grande que sufre el mundo en estos tiempos es la enfermedad de la gente que se siente no amada. Sé que puedo dar amor por un minuto, por media hora, por un día, por un mes, pero puedo dar. Estoy muy feliz de hacer eso, quiero hacerlo". Y también las frases "Llevo el corazón en la mano 'y' los abrazos pueden hacer mucho bien ".
De tener poco en común a una misma misión
Cuando Kate llegó a palacio tenía poco en común con Diana. Sus estudios no eran medianamente comparables; había madurado junto a Guillermo -antes de casarse tuvieron diez años para conocerse y vivir juntos-, había crecido en un hogar feliz y tenía 29 años. Un mundo de diferencia con Diana, de 20, que no había terminado su formación y llegaba a la corte de Su Majestad tras haber tenido un puñado de citas con el príncipe Carlos. Mucha posición, una familia con uno de los linajes más importantes de Gran Bretaña. Pero, en definitiva, un hogar roto frente a la unión, el amor y la seguridad que Carole y Michael Middleton dieron a Kate y a sus hermanos en su casa feliz.
Pero ahora, camino de los 30 años de su muerte y con la princesa de Gales en su lucha contra el cáncer, tienen mucho más en común de lo que parecía… La idea arraigada de que la familia es lo más importante del mundo; sus hijos en el centro de todo y creciendo rodeados de amor; pasión por el deporte y el ballet, un sentido del humor arrollador… Y una misma misión: crear un legado de corazón y de bondad abrazando a las personas que más sufren.
Como dijo la experta real e historiadora Dra. Tessa Dunlop a The Mirror, la princesa de Gales está iniciando una nueva era. Pasar por la experiencia de un cáncer la ha llevado a experimentar la fragilidad de la vida de primera mano… y, a tener "un nuevo superpoder: la capacidad única de conectar profundamente con aquellos que sufren".