Keila, de Gran Hermano, tras ser expulsada de la casa: “Fallé, pero prioricé mi salud mental”
Keila Sosa es la primera participante en la historia del reality que fue expulsada por el mismísimo Gran Hermano y salió por la novedosa puerta giratoria instalada junto a la cocina de la casa. LA NACION habló con ella para saber cómo se siente, de qué se arrepiente y cuál era su objetivo en el juego. “¡Qué papelón! Estoy un poco decepcionada de mí misma, pero la verdad es que puse un pie en la calle y me sentí mucho mejor. Estaba mal adentro y no sé qué me pasó porque yo soy muy fan del programa y del formato, pero una cosa es verlo desde afuera y otra muy distinta estar adentro . Y yo sentía que estaba viviendo el mismo día todos los días. Tuve un ataque de ansiedad, estaba muy angustiada. Un mes me parecieron cuatro meses, y yo no sabía qué estaba pasando con mi familia”, cuenta, verborrágica. “Cuando salí pensé que era una pavada lo que pensaba y mi familia estaba perfecta y bancándome al pie del cañón. Fui una tonta, pero ahí sos vos con tu cabeza; tenés musiquita durante media hora para despertarte y después sos vos con tu cabeza y la energía de tus compañeros. Todo influye. Yo me empecé a sentir mal física y emocionalmente”, detalla.
-Decían que dormías demasiado... ¿Qué pensás sobre eso?
-Es mentira que dormía mucho, de noche y de día. Yo dormía la siesta porque no podía dormir de noche por los ronquidos de Petrona. Si bien es todo muy gracioso afuera, tenés que estar encerrada durmiendo con alguien que ronca, alimentándote mal, yendo poco al baño, porque eso también es una complicación, las emociones...
-¿Qué sentiste cuando te dijeron que te fueras: angustia o liberación?
-Fue raro. Me quedé en shock. Si bien yo decía que me quería ir, la manera fue rara . Me sentí un poco mal porque no me quería ir por la puerta giratoria sino por la puerta grande. Y quería controlarme, pero no podía . Estuvo perfecta la decisión que tomaron. Me sentí mal conmigo misma porque me abrieron las puertas para que entre, fui la primera participante y me decepcioné de mí misma más allá de decepcionar a la gente que me bancaba. Sentí que fallé, pero prioricé la salud mental.
-¿Te arrepentís?
-Salí y volví a ser una fanática más como lo fui siempre. Y me dije “dios mío, estuve ahí adentro y lo desaproveché”. Me quedó un sabor amargo, pero la verdad es que estoy muy bien acá afuera, contenida, con mi familia. Ya está hecho y encima no puedo participar del repechaje porque me expulsaron. Pasó el tren. Así que voy a tratar de darlo todo acá afuera .
-¿Qué pensás de Katia, tu reemplazante?
-Me encantó esa entrada. Me gusta, siento que la va a romper y que hacía falta alguien así en la casa porque, incluyéndome, hay muchas “plantas”.
-¿Por qué entraste al reality?
-No entré por la plata, aunque si la ganaba estaba buenísimo porque iba a donar una parte a un comedor en el que mi suegro participa. Entré para que me conocieran y tal vez para tener la posibilidad de trabajar en los medios y en las redes. Mi idea no era irme al mes, sino estar tres meses, al menos. Necesitaba esa visibilidad, pero me ganó la casa. Hay que estar ahí adentro. Hoy me siento re bien. Me acuerdo que critiqué mucho a la Chula cuando se fue de Gran Hermano 2024 y decía que yo nunca hubiera hecho eso en su lugar; ahora me doy cuenta de que no hay que juzgar porque no es fácil estar en la casa.
-¿Qué cosas disfrutaste en la casa?
-La casa es mágica. Y te potencia o te drena la energía. Extraño la casa porque es una locura. Si bien me pasó lo que me pasó, mis amigas Lourdes y Martina decían que se querían quedar un año ahí. Todo es increíble. Y en un momento dije “¡Qué hice! Extraño hasta a Petrona” (risas). Y ahora que salí vi que Sandra cocina y cierra las empanadas con su saliva o se rasca las partes y cocina y me digo: “¡Qué he comido!”. Igual fue la experiencia más mágica que tuve en mi vida, aunque desperdiciada .
-¿Cómo era tu vida antes de entrar a Gran Hermano?
-Vivo con mi novio Tomás, soy muy familiera, y trabajo de administrativa en una empresa que tiene puesto en el Mercado Central y hacen viandas para comedores de distintas empresas y cárceles.
-¿Seguís o renunciaste?
-Tomé una licencia de seis meses porque pensé que iba a estar en la casa mucho más. Ojalá que se me dé trabajar en la tele o en las redes, y si no volveré.
-¿Y a qué se dedica tu novio?
-Trabaja con su papá, que tiene inmobiliaria y constructora. Y aparte él tiene locales de lencería.
-¿Qué te dijo sobre tu participación y tu salida del reality?
-Me dijo que si seguía así iban a votarme para que me fuera, porque me veían muy mal. Y no estaba bueno que la gente me viera no siendo yo, porque de verdad no soy así. No soy conflictiva, siempre estoy arriba. Pero estaba de mal humor todo el tiempo en la casa. Muy irritable. No sé qué pasó, pero el encierro me generó mucha ansiedad. No me reconocía. Quiero fama, pero a qué costo.
-¿Y en qué te gustaría trabajar?
-Como influencer, como panelista, en streamings. Soñé con esto toda mi vida y desperdicié una oportunidad enorme. Siempre quise ser famosa. Mis ídolas son Susana Giménez y Moria Casán, crecí con ellas porque mi abuela es fanática. Yo soy muy novelera.