Kronk, de Las Locuras del Emperador, es reconocido como un ejemplo de masculinidad positiva
Como ya hemos explicado en notas anteriores sobre este tema, los medios como el cine y la TV ejercen una influencia en el público, y en estos tiempos de pandemia, las películas y las series se han convertido en el refugio de muchos. ¿Qué mejor momento para cuestionar lo que creemos sobre la masculinidad? Gracias al Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas (IDMAH) ahora tenemos un ejemplo de masculinidad positiva proveniente de una famosa película de Disney.
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Las Locuras del Emperador (85%) (The Emperor's New Groove) fue estrenada en el 2000, dirigida por Mark Dindal y basada en la cultura inca. Nos narra la historia del joven emperador Kuzco, quien es transformado en una llama por su exconsejera Yzma, que trataba de matarlo originalmente. El ayudante de Yzma y cómplice en el intento de asesinato es Kronk, un grandulón torpe que, sin embargo, se ganó el corazón del público por su nobleza.
Así como el IDMAH ha analizado a personajes serios de la cultura pop, ya sean héroes o villanos, para enseñarnos sobre la masculinidad positiva y tóxica, ahora le tocó el turno a Kronk, de Las Locuras del Emperador. Recordemos que dialogar sobre estos temas es necesario para desafiar el machismo y el status quo. Estas son las cinco cosas que aprendemos de Kronk sobre masculinidades positivas:
Ver más allá de las apariencias.
Kronk es un personaje fornido, pero por dentro es bastante bonachón y agradable, cercano y compasivo incluso de l@s niñ@s y los animales.
Nos enseña que todos somos capaces de ayudar.
En la búsqueda de Kuzco, Yzma y Kronk entran a un restaurante, el chef en turno renuncia y Kronk toma el puesto y cocina para tod@s.
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Nos recuerda que expresar compasión no nos hace débiles.
Aunque su trabajo es ayudar a Yzma a tratar de asesinar a Kuzco. Cuando va a tirarlo por un precipicio, Kronk se arrepiente, y en vez de dejarlo morir le salva. Aunque sigue ayudando a Yzma, Kronk no es malo, y finalmente, sin querer, ayuda a vencerla.
Nos enseña que no todo es blanco o negro.
Kronk parece tener la personalidad dividida entre su ángel y su demonio cuando una situación difícil se le presenta. Aunque ellos tratan siempre de convencerle de diferentes formas de que haga una cosa u otra, es Kronk siempre el que acaba decidiendo y actuando.
Nos recuerda la importancia de la autoaceptación.
Cuando Kronk trabaja en el restaurante Mudka's, su padre va a visitarlo, pero Kronk siente miedo porque no tiene una casa ni una esposa e hijos, y busca la aprobación paterna mintiéndole a su padre. Luego se da cuenta de que tiene a Kuzco, a Pacha, a sus amigos, ya tiene una familia y no necesita demostrarle nada a nadie por un “pulgar arriba”.
Parece que o Forsetes e o Sath gostam bastante do Homem de Ferro
A photo posted by Level Up (@levelup) on Jun 30, 2015 at 7:39am PDT
Por la época en la que se estrenó Las Locuras del Emperador, lo más probable es que Disney no haya creado conscientemente a Kronk pensando en masculinidad positiva, pero en años más recientes la compañía del ratón ha buscado representar los valores progresistas en sus producciones, así como cuestionar ideas nocivas como el amor romántico (Maléfica (50%), Frozen: Una Aventura Congelada (89%)) y el sueño americano (Soul (97%)). También ha dado paso a la representación de grupos marginados como la comunidad LGBTQ y las minorías étnicas de Estados Unidos.
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Hay un largo camino por recorrer si se quieren lograr avances significativos en la sociedad, pero un primer paso es cuestionar qué reflejan y qué nos dicen de nuestro mundo las películas y los personajes que tanto amamos. La masculinidad tóxica, contrario a lo que creen algunos, no es una condena a la masculinidad, sino a los aspectos negativos de ésta que la cultura ha fomentado a lo largo de los siglos, y entre sus principales características encontramos la misoginia, la homofobia y la represión de los sentimientos.