La cantidad de selfies que tomamos podría relacionarse con comportamientos adictivos
Aunque hace unos años surgió una ola de noticias sensacionalistas afirmando que la toma excesiva de autorretratos se reconocía como un trastorno mental, se comprobó que se trató de una cadena de rumores sin fuentes. Así lo dice un estudio publicado por la Revista Internacional de Salud Mental y Adicciones que se dedicó a analizar con detalle este fenómeno.
Y es que los selfies se han asociado con algunas distorsiones del comportamiento, e incluso se han contabilizado como causa de muerte cada vez más común. Para octubre del 2021, moría una persona cada 13 días por un selfie, según estudio de a Fundación iO, que además cuenta con tablas a tiempo real y hasta un mapa que señala los lugares donde más ocurren accidentes por selfies.
Si bien para muchas personas, la mayoría, hacerse un selfie puede ser simplemente un acto de exaltación personal de lo más normal, hay quienes se han visto envueltos en la entramada seducción de las redes sociales, convirtiendo el acto de fotografiarse para tener likes, en la mejor forma de llamar la atención, a como de lugar.
Cuánto es demasiado
Para comenzar a identificar si esto es un problema, debemos comprender de qué se trata exactamente. Se le dice selfie al “autorretrato fotográfico, que se hace generalmente con una cámara o dispositivo digital”, según define el diccionario de Oxford, con lo cual es lógico pensar que es muy sencillo.
Además, básicamente no tiene nada de malo. A veces nos sentimos especialmente lindos, o queremos compartir que estamos en un lugar específico, y así, hay muchas razones para hacernos una foto nosotros mismos. Sin embargo, podría ser un problema cuando la necesidad de hacerlos la foto, publicarla y esperar reacciones interfiere en el correr normal de nuestra cotidianidad.
La psicólogo Giovanina Vivas, especialista en terapia cognitivo-conductual, explica que para poder diferenciar un rasgo de personalidad, o una conducta, de un trastorno se debe observar si se ven comprometidas todas las áreas de vida de la persona. “Si se interfiere su área personal, familiar, social, laboral, y hay conflictos dándose en todos estos aspectos podemos hablar de trastornos”, dice y agrega que en este caso específico estaríamos hablando de comportamiento adictivos.
Y es que las conductas adictivas, según explica Vivas, se determinan observando la frecuencia, la duración, y la intensidad en la que se responde a un estímulo, y esto se puede mejorar con tratamiento.
“La exposición a las redes sociales es indiscutible, es prácticamente inevitable para muchos, y sí podría predisponer a comportamientos adictivos. No tanto a trastornos, aunque sí hay cierta relación con que las redes sociales puedan predisponer al trastorno narcisista de la personalidad, pero no es un factor aislado. Los trastornos psicológicos tienen muchas características. Tomarse muchos selfies podría ser un indicador, pero no supone un diagnóstico, con lo cual sería arriesgado afirmar que por usar redes sociales, o tomarse muchas selfies puedes tener un trastorno psicológico. Esto definitivamente no es así”, dice Vivas.
La experta agrega que para reconocer el comportamiento adictivo se debe poder diferenciar cuando eso que nos causa bienestar (tomarnos selfies, por ejemplo), al momento de no poder hacerlo nos causa malestar. “Si no estoy en presencia de aquello que creo que provoca mi conducta adictiva, entro en un estado de angustia o malestar significativo que interfiere en mis áreas de vida”.
Por otra parte, además de estas claves para reconocer si tenemos un comportamiento preocupante, si se quiere tener una referencia cuantitativa de cuánto sería demasiado, la psicóloga María Fátima Seppi propone, en un artículo de su autoría, que un estadio límite sería tomarse tres fotos al día, aunque sin necesidad de subirlas a las redes; agudo, si toman y se postean en las redes, y crónico, si se toman seis o más fotos al día y se suben a las redes.
De esta manera, aunque puede ser preocupante o problemático el uso constante del teléfono y las redes sociales tampoco hay perder la perspectiva de catalogarlo como enfermedad mental o trastorno psicológico una conducta que puede ser modificable. Así lo refiere el artículo científico Selfitis, adicción a las selfies, Twitteritis: atractivo irresistible de la terminología médica para conductas problemáticas en la era digital, publicado en la Revista de Psiquiatría de Australia y Nueva Zelanda.
Si bien el término “selfitis” se ha introducido a la literatura científica y ha tenido gran aceptación entre medios de comunicación e incluso entre expertos de la salud, los autores del artículo alertan sobre la importancia de manejar adecuadamente las manifestaciones conductuales, puesto que “los términos médicos en este contexto solo tienen efectos de etiquetado y potencialmente estigmatizantes y no tienen poder explicativo, ya que el camino desde un comportamiento anormal hasta un trastorno mental suele ser largo y tortuoso”.
Sin embargo, vale resaltar que el estudio de la Revista Internacional de Salud Mental y Adicciones identificó factores reconocibles de que puede desarrollarse un problema dentro de esta actividad considerada como de gran importancia cultural actual. Estos son mejora ambiental, referido a crear mejores recuerdos; competencia social, búsqueda de atención, modificación del estado de ánimo, autoconfianza y conformidad subjetiva. Vale decir que esta investigación propone una escala para medir el comportamiento relacionado con de autorretratos, pero destaca que es solo un punto de partida para más investigaciones.
Qué hacer
El problema para identificar estas conductas está, explica Vivas, en que el uso de los teléfonos está tan normalizado que es difícil distinguir cuando justificas su uso para trabajar, porque lo necesitas, y cuando te sumerges en el comportamiento adictivo de usar las redes sociales.
Sin embargo, es posible adquirir hábitos para prevenir estas actitudes. La psicólogo Giovanina Vivas dice que es saludable plantearnos pausas durante el día; establecer momentos de desconexión de los diferentes dispositivos, para estar más conectados con experiencias reales con familiares, amigos, pareja, más que en compartir virtualmente un momento específico en el que se tomó la foto. “Es importante hacernos conscientes de disfrutar más la conexión personal y emocional que se pueda tener con alguien en vivo, que aquella que solo se produce de forma virtual”.
Adicionalmente, Vivas dice que es importante fomentar el descanso sin el teléfono. “Estando en redes todo el día estamos expuestos a un inmenso flujo de información que puede someternos a mucho estrés. En este sentido es prudente hacernos los espacios para poder consumir los contenidos que nos gustan, pero elegirlos de forma responsable, que venga de fuentes confiables y tener la capacidad de discriminar lo que nos hace bien y lo que no, sin que interfiera en nuestras áreas de vida”.