La inmunonutrición o cómo las pequeñas decisiones que tomas cada día influyen en tu salud
Expertos en nutrición nos explican porqué es tan importante acostarse temprano y no saltarse el desayuno (sí, otra vez)
Nuestro estilo de vida determina la salud que tenemos, y sobre todo, la que tendremos en un futuro no muy lejano. A lo largo del día hacemos muchas cosas aparentemente insignificantes que, sin embargo, juegan un papel clave en la protección de tu salud.
Son cosas que sabes pero que olvidas, adrede, para no entretenerte ni complicarte la vida. Pequeños gestos cotidianos a los que nos das importancia y que en ocaciones banalizas, pero que nos protegen frente a las enfermedades cardiovasculares y el cáncer como tomarte un cruasán industrial (de los que vienen envueltos en plástico) en lugar de coger una manzana del frutero y tomártela de camino al trabajo (andando o en bus, no en coche).
Pero repito, estas pequeñas decisiones que tomamos cada día -quedarnos despiertos hasta que acaba la serie, salir de casa sin desayunar, acabarse ese San Jacabo que se ha dejado tu hijo o dejar que se tome unas chuches porque se ha portado bien-, determinan nuestro estado de salud.
Por ejemplo, favorecen la obesidad (infantil) en España, “un problema de salud pública, que aunque se está reduciendo, todavía está en unos niveles inaceptables”, aseguran expertos en nutrición.
Tal y como afirman los profesionales, todos (sobre todo los niños) deberíamos acostarnos temprano para tener las horas de sueño indicadas y poder empezar el día en buenas condiciones, empezando con un buen desayuno. También nos recuerdan que la dieta mediterránea contribuye a reducir la mortalidad porque juega un papel protector frente a las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
“Sin embargo, a pesar de que España cuenta a su favor con la dieta mediterránea; no se sigue como se debería y los mensajes sobre una dieta saludable son muy controvertidos y, en la mayoría de los casos inciertos”, nos cuenta la doctora Ascensión Marcos Sánchez, profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Y es que, una inadecuada nutrición -ha destacado la experta- puede ocasionar, entre otras patologías o trastornos alimentarios, la obesidad.
“El problema de salud pública más importante desde el punto de vista del estilo de vida y de la nutrición, señala el doctor Luis Moreno, presidente de la Sociedad Española de Nutrición (SEN), que aumentó en los años 80 y 90; después ha seguido aumentando, y parece que en los últimos diez o quince años se está produciendo una cierta estabilización, con ligera tendencia a disminuir. Pero esto hay que verlo todavía con precaución, porque todavía hay muy elevada frecuencia de obesidad infantil”.
El desayuno sigue siendo una asignatura pendiente. “Nos consta que hay niños que no desayunan y, además, suele haber déficit en el aporte de alimentos. Lo recomendable, apunta Moreno, sería que entre el desayuno que se tome en casa y el almuerzo de media mañana en la escuela, los niños ingirieran tres grupos de alimentos: un lácteo o derivado (leche o yogur); alimento a base de cereales (pan, preferiblemente integral o equivalente) y una pieza de fruta”.
La falta de horas de sueño es otro aspecto que, en opinión del experto, favorece la obesidad infantil es: “En los países mediterráneos, y especialmente en España, se duerme poco, y los niños también. Se suelen acostar tarde, con lo cual tienen menos tiempo por la mañana y eso dificulta que puedan desayunar con tranquilidad. En la medida de lo posible, los niños deberían acostarse temprano para que los cosas vayan rodadas y puedan dormir lo recomendado y empezar el día sin prisas, con un buen desayuno”.
¿La mejor dieta?
Según el doctor Ramón Estruch, del Hospital Clínic de Barcelona: “Si nos comparamos con otros países, en España se come bien e incluso se puede decir que muy bien. Pero estamos perdiendo los buenos hábitos que teníamos, especialmente entre los jóvenes, por lo cual se trata de revertir entre todos esta tendencia”y volver a la dieta mediterránea tradicional, que data de los años sesenta y setenta del siglo pasado” .
Desde un punto de vista de salud pública, la principal consecuencia de la dieta mediterránea es la incidencia que tiene en la reducción de la mortalidad globalmente y, desde el punto de vista de enfermedades concretas, limita aquellas de tipo cardiovascular y el cáncer. Estas son, precisamente, las dos principales causas de mortalidad y se ha constatado que la dieta mediterránea tiene un papel protector sobre las mismas.
Estruch apunta que “el consumo moderado de bebidas fermentadas, como la cerveza o el vino, también pueden formar parte de una alimentación saludable dentro de la dieta mediterránea actual, por las propiedades que les confieren su baja graduación alcohólica y las materias primas con las que están elaboradas”.
Se entiende por consumo moderado la ingesta de entre una y dos cañas al día en el caso de las mujeres (no más de 20 gramos de alcohol) y entre dos y tres cañas para los hombres (no más de 30 gramos de alcohol).
Sobre la importancia de la alimentación a la hora de disfrutar de una vida saludable, el experto considera que “la alimentación, sin duda alguna, es un factor muy importante. De hecho, el 80 por ciento de las enfermedades que padecemos en la actualidad vienen dadas por nuestros hábitos y esto engloba la alimentación, la actividad física y hábitos tóxicos; fumar por ejemplo, del mismo modo que también es importante que mantengamos un peso adecuado”.
En definitiva, los expertos aseguran que existen una interacción entre la nutrición y nuestro sistema de defensa (Inmunonutrición). “Es una materia emergente que nos permite trabajar en estudios basados fundamentalmente en tres líneas de investigación: el estudio de los efectos de nutrientes, los compuestos bioactivos y los alimentos sobre el sistema inmunitario”, explica la Dra. Monedero.
Por otra parte, permite la evaluación, a través de biomarcadores inmunológicos, del estado nutricional de poblaciones supuestamente sanas pero con riesgo de malnutrición (niños, adolescentes, adultos, gestantes, personas mayores, deportistas, etc.) y, además, la inmunonutrición analiza la evolución de pacientes con enfermedades relacionadas con la nutrición y el sistema inmune, entre las que se encuentran alergias alimentarias y demás atopias, trastornos alimentarios, obesidad, síndrome metabólico, diabetes, enfermedades cardiovasculares, distintos tipos de cáncer y patologías de características autoinmunes, como fibromialgia, esclerosis múltiple y enfermedad de Alzheimer.
¿Conocías esta disciplina? ¿Respetas estos hábitos diarios? ¿Crees que tienen tanta importancia?
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