Las claves para lograr una adaptación exitosa de los niños en la escuela

Para ello se requerirá la presencia de la familia en el centro escolar de forma activa y cooperadora durante un período de tiempo/Getty Images.
Para ello se requerirá la presencia de la familia en el centro escolar de forma activa y cooperadora durante un período de tiempo/Getty Images.

Forzar a los niños a pasar miedo y angustia de separación con respecto a su madre o su padre al iniciar el año escolar con el objetivo de que se queden en la escuela es una experiencia violenta. De hecho, desde el punto de vista infantil puede decirse que sería la primera experiencia de violencia escolar con todas las letras. Aunque generalmente asociamos violencia escolar con el bullying o acoso entre iguales, somos los adultos los que infligimos violencia desde el principio. Quizás por falta de conocimiento o tal vez por falta de interés para poner en el centro de nuestras decisiones, acciones y prioridades organizativas las necesidades de los niños y niñas a nuestro cargo.

Sin embargo es mucho lo que podemos hacer familia y escuela unidas y cooperando de forma organizada y planificada, para que la experiencia de integración escolar de nuestros pequeñines sea mucho más amable y cercana a sus reales necesidades. Lo que sí que tiene que quedarnos claro es que ningún pequeño o pequeña debería sufrir para adaptarse a la escuela. De hecho si la escuela infantil es genuinamente un lugar especializado en necesidades infantiles, los pequeños no tendrían que sufrir para adaptarse a ella.

Criterios básicos para una integración escolar respetuosa

La psicóloga y autora Yolanda González Vara, experta en prevención infantojuvenil subraya en sus libros y conferencias que el tránsito de la casa hasta la escuela debe representar para las criaturas un pasaje sin rupturas. Para ello se requerirá la presencia de la familia en el centro escolar de forma activa y cooperadora durante un período que puede tomar desde tres, cuatro semanas hasta meses, según sea cada niño y sus circunstancias al momento de escolarizarse. Por tanto para lograr una buena integración hecha a la medida de las necesidades infantiles, se requerirá tanto de la formación como de la organización conjunta de profesores y familia.

En la mayoría de los casos las escuelas infantiles y las familias han naturalizado el hecho de que los pequeños lloren o sufran angustia de separación para adaptarse. Desconocen los procesos emocionales infantiles, la importancia de crear vínculos de apego secundarios con sus profesores antes de quedarse tranquilos en la escuela y cómo conseguirlo. De manera que es importante formarse y organizarse para establecer un proceso real y cabal en el que el niño experimente y sienta que la integración escolar ha sido el resultado de su logro (a su ritmo) y no impuesta desde afuera por los tiempos y sobre exigencias adultas.

Cada niño o niña a su ritmo, primero logra vinculación con su profesor como figura de referencia o figura secundaria de apego, luego sobre esta base segura que le permite explorar y jugar, logrará establecer el vínculo con sus compañeritos. No es al revés como muchos creen. A menudo los padres piensan que animarán a sus pequeños a ir contentos a la escuela con la idea de que allí harán amiguitos, pero los niños primero necesitan una base de apego seguro sustituta en la escuela con una figura adulta para luego poder vincularse con sus iguales con tranquilidad y confianza.

Las señales de integración escolar son, por una parte, la ausencia de llanto y angustia, sin embargo no basta con que dejen de llorar, es importante observar ausencia de retraimiento y pasividad. También, por su puesto, la presencia de exploración, juego y disfrute de la experiencia escolar por parte de los pequeñines.

Para conseguir este objetivo se precisa realizar una intervención previa al inicio escolar y una segunda intervención para propiciar el vínculo con el profesor o profesora al iniciar el año escolar.

Intervención previa al inicio escolar

González Vara explica que abrir las puertas a la participación activa entre padres y educadores, sin duda favorece el clima de confianza que el niño necesita para una transición respetuosa y amable.

El abordaje previo ha de llevarse a cabo antes del fin de curso anterior al inicio escolar. El propósito principal es reunirse para que los educadores informen a las familias sobre la importancia, el sentido y la función del proceso de adaptación escolar respetuoso.

Basados en estos conocimientos establecer el compromiso de la participación protagónica de los padres o de la familia de forma activa y presencialmente en el proceso. A menudo las familias tienden a delegar en exceso los asuntos escolares de sus hijos a los profesores perdiendo de vista que su protagonismo en las decisiones y acciones de la experiencia escolar es fundamental para el sano desarrollo de los niños y niñas. Sobre todo en la primera infancia es vertebral que exista una buena comunicación en dos vías entre la escuela y el hogar para beneficiar el desarrollo psíquico integral de las criaturas.

Es necesario llevar a los niños a conocer la escuela, permitir que accedan al aula y permanezcan allí con sus padres y educadoras/Getty images.
Es necesario llevar a los niños a conocer la escuela, permitir que accedan al aula y permanezcan allí con sus padres y educadoras/Getty images.

En caso de que los padres por razones de causa realmente de mayor se vean impedidos de participar en el proceso, siempre se podrá evaluar la posibilidad de enviar a sustitutos de confianza como abuelos o algún cuidador con el que previamente la criatura ya tenga establecido un vínculo de apego. Pero la presencia permanente de un adulto de confianza para el niño es innegociable si queremos conseguir un proceso real de integración respetuosa.

Los encuentros informativos precisan realizarse con suficiente anticipación para permitir el tiempo que se requiera para la debida organización de las familias. En este período informativo es necesario llevar a los niños a conocer la escuela, permitir que accedan al aula y permanezcan allí con sus padres y educadoras durante dos o tres clases antes de finalizar el año escolar previo.

Intervención al inicio escolar: proceso de vinculación

En esta fase es importante llevar presente que ante todo debemos respetar la seguridad emocional de los pequeños.

Los niños y niñas siempre deben acudir con alguno de sus padres o alguna figura de referencia sustituta (abuelo niñera) quien debe mantenerse en todo momento bien sea en el pasillo o dentro del aula del centro escolar

Yolanda González recomienda hacerlo progresivamente mediante la fragmentación de grupos y de horarios. Grupos de pocos niños durante pocas horas al día que irán aumentando gradualmente con más horas y nuevos grupos en la medida en que los se logren avances en la adaptación. La entrada debe ser relajada con horarios no muy estrictos.

Debemos comprender que el proceso de vinculación requiere tiempo. En la primera fase del periodo de vinculación la madre, padre o adulto familiar del pequeño debe permanecer siempre en el aula facilitando mediante diferentes dinámicas de juegos y exploración la interacción y confianza del niño con la profesora o profesor.

En la medida en que el niño lo tolere, la madre, el padre o el familiar del pequeño podrá desplazarse de forma progresiva hacia los pasillos donde se mantendrá disponible. Es importante mantener la puerta del aula abierta para darle la seguridad al niño o niña de que podrá acceder a su adulto familiar de referencia cuando lo necesite.

Luego cuando el pequeño o pequeña nos de señales de que está listo, el adulto puede ensayar saliendo por unos quince minutos del centro escolar explicando previamente al niño a dónde irá (hacer una compra, etc.). Dejarle algún objeto o pertenencia al niño pidiéndole que se lo cuide y se lo entregue al regresar, ayuda a generar confianza. Es importante cumplir con la promesa de volver en el período acordado para evitar experiencias de peligro de abandono.

Todo el proceso puede tomar tres, cuatro semanas o dos a tres meses según la situación particular de cada niño. Incluso puede suceder que el peque no se adapte y haya que considerar la posibilidad de iniciar la escuela infantil en otro momento. A veces cuando hay otros cambios en la familia como mudanzas, separaciones parentales, llegada de un segundo hijo, resulta muy complejo para los pequeñines lograr adaptarse a otro cambio más que les provoca estrés acumulativo.

Ciertamente la energía, recursos y tiempo inicial invertidos para establecer un período de adaptación o integración escolar respetuoso cabal, redituará en un año escolar de mayor armonía, disfrute, equilibrio con menos complicaciones para los pequeños, sus familiares y profesores. A largo plazo evitaremos experiencias que pueden dejar huellas somáticas y sus consecuencias vitalicias para la salud emocional de los niños y niñas. Desde todo punto de vista, vale la pena el esfuerzo.

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad de su autor y no representan la posición o puntos de vista del equipo de redacción de Yahoo en Español ni de la compañía.

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