Laura Esquivel: la canción con la que ex Patito Feo da una vuelta de página a su pasado de niña famosa y de ataques de ansiedad
“Estos últimos años fueron de mucho aprendizaje. Me perdí y me encontré. Me aterroricé y me animé. Pero sobre todas las cosas, me refugié en mí misma y me liberé”. Con esas palabras, Laura Esquivel presentó una nueva canción que llamó “Refugio”.
La cantante, que se hizo conocida hace más de veinte años por su actuación en la serie televisiva Patito Feo, emprende un nuevo proyecto para sumar a una carrera que suma trabajos en cine, televisión, teatro y los escenarios musicales. Según explican desde su productora, “desde su debut en la industria del entretenimiento con tan solo 8 años, Laura Esquivel se destacó por su pasión por el canto y la actuación. Desde ahí trabajó sin descanso durante años en gran cantidad de proyectos exitosos que le hicieron experimentar a temprana edad un alto grado de exposición pública”.
“Lidiar con el tabú de la presión y la ansiedad en un momento de su vida, se volvió cada vez más difícil, lo que finalmente la llevó a tomar consciencia que era momento de trabajar en esas emociones, para darse cuenta que necesitaba descubrirse y conocerse para poder renacer. Su carrera artística tuvo como base la actuación, aunque gran parte de sus proyectos, y no por casualidad, iban de la mano con la música, que es realmente su verdadera pasión. Siempre sintió que tenía que darle un lugar más importante a la música en su vida, pero por diferentes motivos, no era el momento y quedaba como una cuenta pendiente. Este es el puntapié inicial de su carrera musical, con el lanzamiento de ‘Refugio’, una poderosa canción que le permitió alzar su voz por encima de los miedos, levantar su bandera, esperando que su música e historia frente a los ataques de ansiedad, sirvan de inspiración a quienes enfrentan desafíos similares y que todos puedan encontrar su refugio donde sanar y superarse”, finaliza la presentación.
En abril de 2022, cuando se sumó al elenco de Kinky Boots, Esquivel le contaba a LA NACIÓN: “Por suerte tuve muchas propuestas en estos años para hacer teatro, varias de ellas dentro del género musical, pero a casi todas dije que no porque trabajo desde muy chica, desde los ocho años, y llegó un momento en que necesité parar y hacer otra cosa de mi vida, más allá de lo que ya conocía. Venía acumulando muchas presiones y necesité trabajar conmigo misma. Decidí entonces comenzar terapia y hablar de todo lo que me pasaba. Porque es difícil comenzar de chico, no es todo maravilloso… Me dediqué a estudiar y hacer otras cosas. No paré del todo, pero preferí estar en los lugares donde me sentía más segura, o donde más ganas tenía de estar. Hice, por ejemplo, tres temporadas del programa Tu cara me suena. Me corrí de ese lugar de tanta presión y exposición en la que me había ubicado el medio… como si una debería trabajar a sol y sombra, ser una maquinita y estar en todos lados. No quería más eso porque no me gusta. Me di cuenta de que no soy fanática de la exposición al máximo”.
Durante aquella entrevista contó que, por momentos, la precocidad en la actuación a veces le jugó en contra, y que con el paso de los años y su crecimiento, mientras que en Italia y en España le propusieron roles para películas acordes a una persona de su edad “acá pretendían que siguiera siendo niña toda la vida”.
Esquivel comenzó su carrera televisiva en 2003, a los 10, como bailarina en el programa Guinzburg And Kids. Ese mismo año participó en la obra de teatro Peter Pan, todos podemos volar, de la compañía de teatro Cie, donde interpretó el doble papel de Niña perdida y de Wendy. Para 2007 ya era parte del elenco de Patito Feo, donde durante un par de temporadas participó en cuatro bandas de sonido de este ciclo.
Con el paso de los años llevó su carrera hacia la actuación en cine y en teatro, y en paralelo apostó a la pantalla chica, en roles de conducción. En varias oportunidades su voz solista estuvo puesta en función de canciones que representaron a esas producciones. En este caso, con un tema como “Refugio”, apuesta a una especie de vuelta de página, en un sentido mucho más personal.