Lo que le diría a los 14 países que censuraron el beso lésbico de 'Lightyear'

“¡Escondan a sus hijos, huyan del cine, que Disney quiere destruirles la inocencia y hacerlos gais!” Es básicamente lo que refleja el pavor generalizado que transmite la última censura que azota a la nueva película de Pixar. Y es que Lightyear incluye una escena familiar donde un matrimonio se besa con cariño delante de su niño. ¿El problema? Que el matrimonio está formado por dos mujeres y la reacción de 14 países asiáticos ha sido cancelar, recortar y censurar.

¿De verdad piensan que esta escena puede influir en la sexualidad de esos niños que vayan a verla?

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La escena en cuestión es fugaz y breve pero supone un punto de inflexión histórico para Disney y el cine familiar en general, al normalizar explícitamente (y de una vez por todas dentro del género) el derecho a la libertad de la condición sexual. Y es que dicha secuencia refleja el primer beso entre una pareja del mismo sexo en una película de Pixar, después de que el estudio haya tanteado con la representación en otras producciones recientes pero sin arriesgarse de lleno como ahora. Es más, la escena estuvo a punto de no ser incluida en el metraje final. Había sido retirada por el estudio hasta que los empleados de Pixar alzaron la voz contra la censura de la casa del ratón Mickey a la representación LGBTQ en sus películas, avergonzando tanto a su ejecutivo principal (en plena polémica porque no quería posicionar al estudio a favor o en contra la ley ‘Don’t say gay’ -un proyecto de ley en Florida que pretendía censurar la educación de género y diversidad sexual en las escuelas-) que terminaron incluyéndola de nuevo.

No se trata de un beso de tono sexual, ni romántico ni pasional. Es un beso cariñoso que resume la normalidad, estabilidad y amor entre un matrimonio como cualquier otro. Sin embargo, la censura de países islámicos no ha tardado en dar la estocada.

Si bien la película ni siquiera se habría propuesto en Arabia Saudita al anticipar que no pasaría la censura del país -según Variety-, el estudio sí habría probado suerte con países supuestamente más liberales, como los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, anunciaron por Twitter que no cederían la licencia necesaria para la proyección pública porque “viola los estándares de contenido del país”, mientras Variety asegura que habrían reaccionado a raíz de diferentes reacciones en redes sociales que señalaban que la escena insultaba a los musulmanes. En el mencionado anuncio en redes sociales se pueden leer varios comentarios apoyando la decisión, con frases que dicen “gracias por salvar a nuestros niños”. Malasia, Indonesia, Egipto, Líbano, Omán, Qatar, Kuwait y Baréin también la censuraron por el beso lésbico, mientras Singapur solo la aprobó para que se exhiba a mayores de 16 años. Mientras tanto se espera tener noticias de China. Según la productora del filme, Galyn Susman, las autoridades del país habrían pedido recortes pero Disney rechazó hacerlos (vía Reuters).

Cartel de 'Lightyear' (cortesía de Disney)
Cartel de 'Lightyear' (cortesía de Disney)

Sin embargo, desde ojos occidentales esto va más allá que una diferencia social, política o religiosa. Soy la primera que comprende las diferencias entre credos y convicciones políticas. Cada uno es libre de creer, aceptar y vivir como le dé la gana pero con esta censura el derroche de homofobia destila un absurdo histórico. Y es que más allá del rechazo a aceptar la homosexualidad como un derecho fundamental a vivir libremente con la condición que la persona sienta -que ya es enorme, injusto y retrograda-, aquí se teme que una película infantil vaya a influir en la sexualidad de los niños asiáticos y árabes que la vean. Sin embargo, me gustaría decirle a esos países que todos hemos sido niños y ninguna película condiciona tu manera de vivir la vida, ni te hace cambiar de condición sexual simplemente por ver a un personaje en escena. La condición de género, sexualidad y la personalidad de cada uno se lleva dentro, y no porque el cine te lo influya. Vamos, que yo soy heterosexual por naturaleza y no una mujer dependiente y sumisa porque haya crecido con cuentos de princesas Disney rescatadas por hombres besucones. Soy todo lo contrario a pesar de haber visto La bella durmiente y La sirenita decenas de veces en los 80 y 90. ¿Me explico?

Si así fuera entonces las mujeres deberíamos consentir los besos de príncipes extraños porque así lo permitió Blancanieves; besar a sapos a diestro y siniestro porque así le sale a Tiana el cuento de hadas redondo. Pero no lo hacemos porque no nos da la gana. Porque nuestra condición, sensibilidad propia y autonomía emocional nos guía en aquello que nos gusta y lo que no. Y no porque una película de Disney nos lo enseñe. Con este concepto de los países que censuraron Lightyear y temen la influencia en sus niños ¿no debería entonces "no" existir la homosexualidad si hasta ahora el cine infantil que “influyó” a los niños del mundo siempre tuvo representantes heterosexuales? Vamos, una barbaridad.

Y si bien es cierto que no es la primera vez que varios países árabes y asiáticos recurren a la censura para frenar el avance social y cultural occidental -como pasó con Onward y la policía cíclope que señalaba ser lesbiana o Eternals por contar con un personaje masculino casado con otro hombre- esta última censura nos habla de homofobia y de una concepción errónea de cuajo sobre el origen de la homosexualidad. No es algo que se aprende en el cine, la televisión ni se contagia por ver un beso entre dos personajes dibujados en ordenador.

Y aunque haya muchos factores que engloban esta concepción retrógrada y equivocada, desde la religión como herramienta política a la imposición masculina tóxica sobre los derechos humanos más básicos, aquí encontramos un mensaje homófobo que sencillamente no avanza.

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