Lila Downs, Soledad Pastorutti y Niña Pastori se reencuentran para retomar la magia

No es habitual que las tres estén juntas en la misma ciudad, porque cada una tiene su propia carrera individual, goza de reconocimiento internacional y vive en una parte diferente del mundo. Sin embargo, que la mexicana Lila Downs, la argentina Soledad Pastorutti y la española Niña Pastori nos hayan ofrecido una entrevista mientras compartían un mismo estudio en la Ciudad de México tenía todo el sentido del mundo.

Y no solo porque hace 10 años se conocieron por primera vez de manera personal en esa misma urbe con motivo de la grabación del álbum “Raíz”, que las mostraba enfrascadas en una colaboración tan estrecha como generosa, sino porque acaban de lanzar una secuela de la misma producción, titulada “Raíz- Nunca me fui”.

En estas circunstancias, Downs tuvo el recorrido más breve, porque se trasladó desde Oaxaca, donde radica actualmente, mientras que Pastorutti lo hizo desde Arequito, el pueblo de la provincia de Santa Fe que la vio nacer, y Pastori partió del puerto de Santa María, en Cádiz, muy cerca de San Fernando, su lugar de nacimiento.

A diferencia de la placa de hace una década, esta segunda parte es mucho más breve y concisa, porque si “Raíz” se extendía por más de una hora y media e incluía 16 temas, “Nunca me fui” es un EP de cinco cortes que responde a las nuevas condiciones de la industria.

“Lo decidimos, lo cantamos y lo grabamos en menos de un mes”, dijo Downs. “No pensamos que todo iba a ser tan rápido, tan vertiginoso, pero se adelantaron los tiempos”, agregó Pastorutti. “Cuando de verdad quieres hacer algo, lo haces, ¿verdad?”, retomó la mexicana.

En pleno aprendizaje

Ninguna de ellas se conocía antes de hacer el primer álbum, más allá de que supieran de la existencia de las demás debido a la fama que tenía ya cada una en ese momento. Pero eso no quiere decir que el encuentro inicial o el segundo hayan estado libres de obstáculos.

“Las cosas bonitas también cuestan y no son fáciles, porque nunca habíamos formado parte de un trío, ni habíamos estado en un grupo, por lo que no estábamos acostumbradas a compartir en ese sentido”, dijo Pastori. “Tenemos culturas distintas y formas de pensar distintas. Por eso, hay momentos en los que puede haber un desencuentro, pero lo hemos hecho pensando en el crecimiento, con la nobleza y la humildad que se necesitan para aprender y mejorar”.

Más allá de las fusiones en las que puedan incurrir, cada una de ellas practica el folklore, sí; pero se trata de folklores distintos que tienen sus propias identidades y que no se pueden mezclar sin mayores consideraciones, lo que podría haber generado también dificultades en el caso de un proyecto que, al igual que el anterior, las encuentra juntas y revueltas.

“Somos inusuales en ese sentido, porque nos gusta admirar a las otras y aprender de las diferentes raíces”, aseveró Downs. “Este disco trata justamente de eso; de coordinar y combinar elementos musicales y los deseos que tuvimos para hacer la música de otra manera, con elementos de los instrumentos acústicos, pero también con cosas más modernas”.

No le falta razón, porque, a diferencia de “Raíz”, “Nunca me fui” cuenta con unas pinceladas electrónicas que la hacen francamente novedosa. “Esa fue una decisión nuestra, porque, durante una charla, nos dimos cuenta de que nuestras voces, que tienen mucha personalidad, eran ya un gran aporte al disco, por lo que era necesario que la música fuera, por un lado, un poco más minimalista, y por el otro, un poco más moderna”, detalló Pastorutti. “Había que buscar algo distinto”.

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Desafíos y transformaciones

En consonancia con el legado del proyecto original, el EP tiene canciones extraídas de los discos de cada una de las artistas, pero regrabadas con nuevos arreglos, instrumentaciones y las voces de las tres. Esto no quiere decir que la que propusiera un tema de su propio repertorio impusiera por completo cómo debía sonar la nueva versión.

“Todo lo contrario”, retomó Downs, quien se encargó de llevar su “Mezcalito”. “Para mí, fue una gran sorpresa escuchar un tema de la Oaxaca profunda, de la Costa Chica afromexicana, interpretado con inflexiones flamencas en la voz de María [el nombre verdadero de Pastor]. Fue causa de admiración y de respeto ver cómo se hermanaban estas dos vertientes”.

La misma intérprete admite que, la primera vez que escuchó “Hispano”, el corte aportado por Pastorutti, no se identificó de inmediato con su mensaje, debido sobre todo al empleo de un término que ha sido cuestionado por las comunidades indígenas que ella defiende (y de las que desciende).

“Además, técnicamente, me costó mucho interpretarlo”, admitió. “Es un tema difícil de cantar por el texto que lleva, que es muy hermoso; tiene una melodía muy complicada. Pero terminó doblegándome y convenciéndome”.

Pastorutti defendió su elección al afirmar que la composición, surgida de la pluma del connotado autor rosarino Jorge Fandermole, es una pieza que habla de resiliencia y de superación.

“De hecho, pensé que le iba a incomodar más a María [el nombre real de Pastori] que a Lila, porque empieza diciendo algo sobre ‘la terrible conquista ibérica transatlántica"', reconoció. “Pero no la escogí para que ellas se sintieran incómodas, por supuesto, sino porque me parecía que tenía un mensaje unificador sobre tres culturas totalmente diferentes”.

Con el denbow

Pese a que es de origen argentino, “Hispano” se inicia con un ritmo que, para un peruano como el que escribe, remite de manera inmediata al landó. “A mí me suena mucho a Rubén Blades, del que soy super fan”, apuntó Pastori. “Bueno, originalmente no era así”, señaló Pastorutti. “Es que le pusieron la clave, ¿no?”, aportó Downs.

Más allá de lo que piense cada quien, los arreglos del EP parecen inclinarse a veces por una tendencia caribeña que podría deberse al hecho de que, en lugar de grabarse en México, como pasó con “Raíz”, “Nunca me fui” se registró en Miami.

“Pero los productores son españoles, en realidad”, advirtió Pastorutti. “La idea no era volver a grabar las canciones tal y como estaban ya, sino emprender una búsqueda que tuviera sentido dentro del concepto que estábamos desarrollando”.

El aporte de Pastori, “Pon que dale”, procedente de su álbum más reciente, “Camino” (2023), es una pieza de inclinación flamenca que, en este caso, adquiere curiosamente aires de reggaetón. “La original era la canción menos flamenca del disco en que venía, la más abierta, pero cualquier cosa que yo cante va a tener estilo flamenco, porque ese es mi sello”, nos dijo ella. “Por ese lado, también fue un reto para Lila y Soledad, porque reinventar y darle la vuelta a algo que ya se hizo, y que se hizo bien, siempre es difícil”.

“Es verdad que ha habido muchas críticas contra el reggaetón, pero yo me quedo con una frase que escuché de alguien una vez, y que decía: ‘No hay música mala, sino mal interpretada’”, prosiguió. “Yo creo que, en este caso, el agregado funciona. No me parece tampoco tan descabellado”.

Cosecha común 

El EP incluye también un corte completamente inédito creado por las tres, “Tan bonita”, que según la nota de prensa es “una cumbia con aires renovados”, pero que, ante nuestro oídos, suena además a reggae y a bachata, mientras presenta una letra que habla de extrañar a la tierra de origen, del mismo modo en que sucede con “Todo cambia”, la única interpretación del disco que se hizo sobre la base de un tema ajeno, es decir, la legendaria composición del chileno Julio Numhauser que fue popularizada por Mercedes Sosa.

“Se propusieron muchas canciones inéditas, y ‘Tan bonita’ es la que nos gustó más”, dijo Pastorutti. “Tiene un mensaje bonito y una melodía bonita para que la gente baile, con un estribillo bastante fuerte, pero con versos más dulces”, añadió Pastori.

Es importante resaltar que, para Downs, la migración es un tópico particularmente relevante que se ha plasmado en muchas de sus creaciones musicales. “Tiene que ver con esa nostalgia que te produce el deseo de estar en tu lugar de origen y hasta de concebirlo de manera distinta”, comentó. “Es algo que hemos vivido muchos muchos latinoamericanos, muchos africanos, muchas personas de la India y de Asia”.

Fuera de cualquier consideración individual, el nuevo disco apunta hacia la unión internacional entre quienes hablamos español, lo que resulta saludable en momentos en que las relaciones entre dos de los países que se encuentran involucrados en el proyecto no se encuentran en su mejor momento, al menos en términos gubernamentales.

Nos referimos a los dimes y diretes que se han producido entre el presidente argentino Javier Milei y el mandatario español Pedro Sánchez, quienes ostentan posiciones ideológicas muy diferentes. Posteriormente, el mismo Milei se negó a saludar a Claudia Sheinbaum, la nueva presidenta de México, luego de que esta resultara elegida.

Lila Downs pasa por la alfombra roja del Grammy 2024 en Crypto.com Arena.
Lila Downs pasa por la alfombra roja del Grammy 2024 en Crypto.com Arena. (Allen J. Schaben/Los Angeles Times)

Por la unidad

“Esos son asuntos que no nos afectan, porque aquí estamos las tres, totalmente unidas por un sentir y por la música, que es una las cosas más bonitas que nos ha regalado la vida”, dijo Pastori. “Sirve para emocionarte, para desahogarte, para llorar, para bailar hasta que te duelan los pies o para escucharla de manera relajada en tu casa. ¿Qué sería la vida sin música?”

En palabras de Pastorutti, viajar por el mundo le ha servido para darse cuenta de que lo que dicen los políticos no representa lo que piensan los habitantes de cada lugar. “Entiendo que haya entredichos, pero estos no tienen nada que ver con lo que padece o con lo que alegra al pueblo”, proclamó la argentina, quien no suele dar declaraciones políticas pero que, hace poco, defendió a su colega y amiga Lali Espósito de los ataques de Milei, quien la acusó de haberse vendido al gobierno anterior. “Esa es una mala costumbre de los últimos tiempos, proveniente quizás de mucha gente que tiene el poder, pero que no está tan cerca de la gente”.

“A mí me parece que el respeto, la empatía y el cariño son parte del ser humano de bien”, añadió. “Cuando eso no ocurre, me hace pensar en la falta de educación o en una estrategia para distraer a los demás de los problemas más importantes”.

A diferencia de Downs, que tiene ascendencia mixteca y estadounidense y que ha vivido por largos periodos de tiempo en Minnesota, Nueva York y Ciudad de México, la argentina reconoció no haber dejado nunca su pueblo como residencia estable, pero aseguró que, debido a su profesión, se traslada constantemente.

“Somos habitantes del mundo, y se sufre muchísimo con el desarraigo”, señaló. “La música folclórica acompaña a la gente en todas estas situaciones, y también en las alegrías”.

En palabras de Downs, la música es un arte que entra a través de todos los sentidos y que tiene la capacidad de cambiar vidas, como sucedió con ella el día que escuchó a Mercedes Sosa cantando “Gracias a la vida”.

“No tenía idea de quién era ella; estaba haciendo mi tesis sobre el simbolismo del textil en unas montañas de Oaxaca, y en ese momento, alguien estaba poniendo esa canción”, recordó. “Pensé que se trataba de un señor. Yo ya estaba estudiando Antropología Social, pero después de eso, decidí volver a hacer música. Y todavía me tienes aquí”.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.