¿Qué es el linfoma no Hodgkin que padece Jane Fonda?

Jane Fonda, la famosa actriz y activista política, anunció en septiembre de 2021 que había sido diagnosticada de un linfoma no Hodgkin. La actriz, que en estos momentos tiene 85 años, anunció el pasado mes de diciembre que su cáncer ya está en remisión y se sentía bendecida la evolución de su enfermedad y por el apoyo que había recibido de su familia, amigos y fans. Fonda también instó a sus seguidores a hacerse chequeos regulares para detectar cualquier problema de salud. La noticia de su diagnóstico ha llevado a un mayor interés en el linfoma no Hodgkin y en las opciones de tratamiento disponibles para esta enfermedad. Por ello, le hemos preguntado a la Dra. Silvia Ruiz de Gracia, jefa del servicio de Hematología del Hospital Sanitas CIMA, de Barcelona, quien nos ha respondido a preguntas sobre los síntomas, diagnóstico, tratamiento y avances.

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¿Qué es el linfoma no Hodgkin?

El linfoma no Hodgkin es un tipo de cáncer que se origina en los linfocitos, un tipo de célula del sistema inmunológico. Los linfocitos se encuentran en los ganglios linfáticos, que son parte del sistema linfático del cuerpo. El linfoma no Hodgkin se desarrolla cuando los linfocitos se vuelven anormales y se multiplican sin control.

¿Cuál es la diferencia con el linfoma de Hodgkin?

La principal diferencia entre el linfoma no Hodgkin y el linfoma de Hodgkin es el tipo de célula que está afectada. En el linfoma de Hodgkin, las células anormales se llaman células de Reed-Sternberg. En el linfoma no Hodgkin, las células anormales pueden ser de diferentes tipos y presentar diferentes características.

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¿Cuáles son los síntomas más comunes del linfoma no Hodgkin?

Los síntomas más comunes del linfoma no Hodgkin son:

  • Aumento del tamaño de los ganglios

  • Pérdida de peso rápida, en poco tiempo y sin explicación aparente

  • Fiebre que se mantiene en el tiempo, sin otras causas que la provoquen

Otros síntomas pueden incluir sudores nocturnos, cansancio, picazón en la piel y dolor abdominal.

¿Cómo se diagnostica el linfoma no Hodgkin?

El diagnóstico del linfoma no Hodgkin se hace con una biopsia del ganglio. Se extrae el ganglio con una mínima intervención de cirugía general y después se analiza. También se pueden hacer pruebas de imagen, como tomografías o resonancias magnéticas, para evaluar la extensión del cáncer.

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¿Cuáles son los tratamientos disponibles?

Los tratamientos disponibles para el linfoma no Hodgkin son:

  • Inmunoterapia. Uutiliza el sistema inmunológico del cuerpo para combatir enfermedades como el cáncer o enfermedades autoinmunitarias.

  • Quimioterapia. Utiliza medicamentos para destruir células cancerosas en el cuerpo.

  • Radioterapia. Utiliza radiación ionizante para destruir células cancerosas y reducir el tamaño de los tumores.

Estos tratamientos se pueden aplicar por separado o en combinación. La combinación de los tres tratamientos es la más frecuente. La elección del tratamiento dependerá del tipo de linfoma, la extensión del cáncer y la salud general del paciente.

¿Cuál es la tasa de supervivencia?

La tasa de supervivencia del linfoma no Hodgkin varía según el tipo de linfoma y la etapa en que se diagnostica. En general, la tasa de supervivencia a cinco años es del 71%. Sin embargo, esta tasa puede ser más alta o más baja dependiendo del tipo de linfoma y otros factores.

¿Cómo afecta el linfoma no Hodgkin a la calidad de vida de los pacientes?

Durante los seis u ocho meses que suele durar el tratamiento, la calidad de vida de los pacientes se ve un poco limitada. Deben tener cuidado con la exposición solar (evitar las horas centrales del día) y también con la dieta (no tomar alimentos crudos). Pueden hacer ejercicio físico, pero teniendo presente su cansancio y la posible bajada de glóbulos rojos que esto les puede provocar. Y pueden tener relaciones sexuales e incluso ir a trabajar, si así lo desean. En general, no hay grandes limitaciones, sino más bien una adaptación a lo que tu cuerpo te permita realizar.

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¿Cuáles son los factores de riesgo para el linfoma no Hodgkin?

Aunque no se conocen las causas exactas del linfoma no Hodgkin, sí existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar esta enfermedad. Algunos de estos factores de riesgo incluyen:

  • Enfermedades autoinmunes. Las personas que padecen enfermedades autoinmunes, como el lupus o la artritis reumatoide, tienen un mayor riesgo de desarrollar linfoma no Hodgkin. Esto se debe a que el sistema inmunológico de estas personas puede estar comprometido y no funcionar correctamente, lo que aumenta la probabilidad de que se produzcan mutaciones genéticas en las células linfáticas.

  • Infecciones. Algunas infecciones virales y bacterianas pueden aumentar el riesgo de desarrollar linfoma no Hodgkin. Por ejemplo, las personas infectadas con el VIH tienen un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de linfoma no Hodgkin, ya que el virus debilita el sistema inmunológico del cuerpo. La hepatitis C también se ha relacionado con un mayor riesgo de linfoma no Hodgkin. Asimismo, la infección por la bacteria Helicobacter pylori puede aumentar el riesgo de desarrollar un tipo específico de linfoma no Hodgkin conocido como linfoma de células del manto.

  • Edad y sexo. El linfoma no Hodgkin puede afectar a personas de todas las edades, pero es más común en personas mayores de 60 años. También es ligeramente más común en hombres que en mujeres.

  • Historial familiar. Si hay antecedentes de linfoma no Hodgkin en la familia, es posible que haya un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. Sin embargo, la mayoría de las personas con linfoma no Hodgkin no tienen antecedentes familiares de la enfermedad.

Es importante tener en cuenta que tener uno o varios de estos factores de riesgo no significa necesariamente que se desarrollará linfoma no Hodgkin. Muchas personas con estos factores de riesgo nunca desarrollan la enfermedad, y algunas personas que desarrollan linfoma no Hodgkin no tienen ninguno de estos factores de riesgo conocidos.

¿Juegan algún papel la dieta o el ejercicio en la prevención o el tratamiento del linfoma no Hodgkin?

No de forma directa. Los hábitos de vida no influyen en tener o no tener linfoma no Hodgkin. De hecho, no existen recomendaciones específicas en cuanto a la dieta o el ejercicio físico. No obstante, mantener un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo el cáncer de colon o el de mama. Por tanto, es recomendable llevar una dieta variada y equilibrada, rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y baja en grasas saturadas y azúcares añadidos, y realizar ejercicio físico de manera regular.

En cuanto al tratamiento del linfoma no Hodgkin, tampoco existen recomendaciones específicas en cuanto a la dieta o el ejercicio físico. Sin embargo, es importante mantener una alimentación saludable durante el tratamiento para mantener el sistema inmunológico en buenas condiciones y ayudar al cuerpo a recuperarse de los efectos secundarios del tratamiento. Asimismo, el ejercicio físico puede ser beneficioso para mantener la fuerza muscular y la movilidad durante el tratamiento, aunque siempre debe ser supervisado por un profesional médico y adaptado a las necesidades y limitaciones de cada paciente.

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¿Qué avances recientes se han hecho en la investigación del linfoma no Hodgkin?

La inmunoterapia, por encima de cualquier otro. Nos está permitiendo utilizar dianas terapéuticas, que nos evitan arrasar con todas las células, las malas y las buenas, como ocurría antes. El problema es que normalmente, hoy por hoy, la inmunoterapia no puede ser el único tratamiento. Debe ir acompañada de quimioterapia en muchos casos. Aunque cada vez con una menor intensidad.

¿Cómo apoyar a alguien que ha sido diagnosticado con linfoma no Hodgkin?

Adaptándote a sus limitaciones, que suelen ser temporales. A la hora de ir a la playa, o de hacer ejercicio físico, hay que tener en cuenta sus posibles limitaciones.