LIT killah en el Movistar FRIstyle: “No dejo de aprender”
LIT killah tiene 24 años y 7 de carrera. Y para ser justos con su historia, su recorrido se remonta incluso más atrás, cuando se hizo un nombre en competencias de freestyle como El Quinto Escalón, la misma por donde pasaron Duki, Paulo Londra, Wos, Trueno y otros. Es por eso que su show que dará este sábado 25 de mayo en el marco del Movistar FRIstlye (a las 19.30, en Ciudad Cultural Konex, gratis para los clientes Movistar, tiene todo el sentido. “Hace mucho no toco en Capital, así que estoy manija”, le dice a LA NACIÓN. “Voy a tocar con banda, reversionamos los temas; la vamos a romper. Tocar en tu país es distinto. A veces miro las caras en primera fila y las conozco porque son los que me hacen el aguante desde hace años. Y también va a haber competencia de freestyle antes, así que seguro esté ahí avalando a los pibes”.
Nacido como Mauro Román Monzón en La Matanza, LIT killah consolidó un estilo de improvisar y rimar centrado en las técnicas y las métricas, que lo destacaron de la media por su inventiva. En 2017, cuando el trap en Argentina se estaba cocinando de la mano de los primeros hits del género, hizo lo suyo con una serie de singles que se extendieron hasta 2021. “Apaga el celular”, “Si te vas”, “Bufón”, “Tan bien” y “Flexin” son parte de esa etapa. “Lo que recuerdo de todo eso es que fue una muy linda experiencia, porque al no tener nadie atrás a quien mirar, era como estar dibujando el camino. Y no hablo por mí solo, hablo por todos los pibes que estábamos en esa época, que no éramos muchos, tampoco. Éramos seis o siete que habíamos salido de El Quinto la mayoría, más Khea y Cazzu. Al no haber sobrepoblación de artistas, podías hacer cualquier cosa que era original. Podías hacer un tema al estilo de cualquier artista que te guste que no iba a estar hecho acá”.
–¿Cómo ves la escena hoy para un artista nuevo en comparación a cuando vos empezaste?
–Cuando arranqué a hacer música ya me consideraba conocido, porque acá en Argentina me conocían. Armé mi historia, digamos, mi relato. Hoy la movida ya está armada. Entonces quizás es un poquito más fácil en cuanto a oportunidades para los artistas nuevos, aunque tal vez no sea tan fácil destacar, porque ya el mundo está mirando para acá. Antes teníamos que obligar al mundo a que mire para acá, ahora están todos con el ojo en Argentina. Y por ese lado está bueno, porque ya hay muchos caminos y muchas puertas abiertas; por ahí es más difícil para los que están hace un par de años por el hecho de lo típico. ¿Viste que uno tiene que renovarse constantemente si se quiere mantener? Más difícil que pagar una, dos, tres, cuatro canciones es seguir pegando canciones a lo largo del tiempo.
–¿Qué cosas hacés para mantenerte vigente?
–Apunto juntarme con gente nueva, gente que salga ahora, para renovar energía y como para aprender también. Porque uno nunca deja de aprender, entonces siento que eso es clave para seguir manteniéndose durante los años.
–¿Y no existe el riesgo de dejarse influenciar demasiado por la moda y perder la identidad artística?
–Sí y no. Porque, por ejemplo, por más que ahora esté de moda el RKT, yo voy a salir a hacer un álbum de RKT. Tienen que ser cosas que realmente yo considere que van conmigo y con mi gusto. Me interesa mucho también ir para el lado contrario de lo que está sonando, a veces porque siento que hay mucho más mérito. Y un mérito y más destacable es el hecho de pegarla con algo que no está sonando en el momento, como ya ha pasado con canciones como “Entre nosotros”, que es un R&B en 3/4 que acá no se había hecho nunca todavía. Yo siempre apunto a tratar de seguir haciendo mezclas que van un poco en contra, como para ver si tengo suerte.
–¿Cómo manejás la presión que parece existir por estar sacando música tan seguido?
–Es lo estándar, no es que te lo pide a alguien en específico de una discográfica ni nada, pero si no lo hacés, te dormís. Lo importante es no dejarse comer por eso y no desesperarse. Por ejemplo, el año pasado iba a sacar un álbum que no lo termine sacando. Hice cerca de 40 temas para meter al álbum, iba a ser medio de reggaetón y cuando estaba por terminar, dije: “Me parece una mierda todo lo que estoy haciendo porque no me representa”. No quería verme yo cantando eso, tiré todo y empecé de cero. Lo sentía como algo genérico, los temas estaban buenos, pero no me representaban. Entonces tuve todo el año completo casi sin sacar música, aún sabiendo que la industria te pide música cada dos meses. Lo noté porque obviamente empiezan a bajar las estadísticas, bajan los números y muchas cosas pero no me importaba porque le estaba siendo fiel a lo mío. Y al fin y al cabo el artista no es un producto.
–¿Existe el miedo a qué el público se olvide de vos?
–En lo personal, sinceramente a mí nunca me pasó eso, el hecho del miedo de que se olviden. Porque si tuviera ese miedo no hubiese tirado a la mierda ese álbum, por ejemplo. Yo siempre tuve como mucha confianza y seguridad en mí en ese sentido. Los altibajos son normales después de tantos años. Yo estaba en un pick, después bajé, después volveré a subir y a bajar. Ese sube y baja siempre va a estar. Yo sé que mientras haga las cosas bien por más que toque fondo, después si me pongo las pilas puedo volver a resurgir. Siempre va a depender de uno, así que eso es lo que me da tranquilidad a mí.
–Y supongo que el disfrute por lograr algo que te represente artísticamente está por encima de todo eso.
–Eso es lo importante. Me pasó de cancelar muchos temas que por ahí para la gente eran hits y a mí no me representaban. Cada tema que saques, lo tenés que defender, darle promoción, hablar en entrevistas, tenés que compartirlo y tener ganas de que ese tema pegue. Termina siendo una inversión y si invertís en algo que no estás seguro, no va a salir muy bien.
–En ese contexto, ¿cómo se defiende “Camionetota”, la última canción en la que participaste, que suena a un reggaetón de fórmula con las mismas letras de siempre?
–Son ese tipo de canciones que sigo haciendo cuando se presentan oportunidades. Uno trabaja siempre principalmente pensando en su proyecto individual como artista, y a veces te llegan propuestas de afuera para hacer featurings, que es el sonido de otro en donde vos ponés tu estilo. Eso te sirve quizás para estar en el híbrido, digamos, en el medio entre lo que te gusta y lo de la industria también. Todos los artistas que estamos en esa canción trabajamos en un reality tipo La Voz en España, tiene ese contexto detrás. A veces esas oportunidades de juntes muy potentes uno no quiere perderlas. Todo tiene como su contexto y su explicación, también, en cuanto a la estrategia que uno quiere mantener porque ese mismo público que quizá te conoce por esa canción es el público que querés atraer hacia tu sonido.
–Claro, se entiende que es una cuestión estratégica. Porque desde lo artístico y desde la relación con la música y con la letra tal vez cuesta entender por qué sacar un tema así en 2024.
–Ponete a pensar que la música es cuestión de criterio y todos los públicos son distintos. O sea, vos estás triste y no te vas a escuchar un reggaetón, vas a escuchar un tema como “Carta de despedida”, pero si a ese tema lo ponés en un boliche te corta el mambo. Cuando uno crece como artista y tiene ese hambre y esas ganas, estratégicamente, de ampliar los públicos y se toman este tipo de canciones que quizás a vos te pueden parecer feas o a mí me puede parecer fea, después tenés en el boliche a mucha gente que dice: “Por favor, pónganme esa canción que es mi favorita”. Depende de eso, para gustos, los colores y depende mucho de los criterios.