Los estereotipos que siguen perpetuando las telenovelas en México aunque hayan "evolucionado"

Juan Osorio cree que la telenovela mexicana han evolucionado a la par de la sociedad. (Photo by Jaime Nogales/Medios y Media/Getty Images)
Juan Osorio cree que la telenovela mexicana han evolucionado a la par de la sociedad. (Photo by Jaime Nogales/Medios y Media/Getty Images)

Exitosos productores de telenovelas como Nicandro Díaz y Juan Osorio aseguran que las producciones han evolucionado a la par de la sociedad y que eso es visible en sus historias y personajes. Ambos coinciden en referir que se dejaron atrás los modelos que encumbraron al género televisivo porque los tiempos han cambiado. Sin embargo, en sus argumentos hay contradicción.

Como invitados del programa En la cama con Alberto Peláez fueron cuestionados por el periodista español sobre distintos puntos que supuestamente han transformado a la telenovela mexicana. "Toda la gente las ve porque se identifican con algún personaje, con los sentimientos. Te atreves a ser cursi con las telenovelas a través de los personajes, porque a veces no nos atrevemos a hacerlo nosotros mismos", dijo Díaz. "Considero que, por más intelectual que seas, tienes que ver la cultura mexicana a través de una telenovela porque allí está la esencia de la gastronomía, de sus comportamientos, y todavía algo más, la música", comentó Osorio.

Según Díaz, los melodramas han evolucionado en el concepto de las protagonistas y las villanas. No obstante, sus comentarios dejan entrever que persisten los estereotipos femeninos ligados a la sexualidad, el físico y la conducta moral: "las villanas son guapísimas, con buen cuerpo, tienen que ser la tentación. El protagonista puede caer con la villana de muy buen cuerpo sólo si está borracho porque si no se ensucia el personaje", aseguró.

También hizo notar que los personajes masculinos estelares deben quedar libres de culpa, o ser presentados como víctimas de situaciones donde la responsabilidad recae sobre la mujer.

A pregunta expresa de Peláez acerca de si los personajes principales de una telenovela pueden negar a Dios o no, Díaz sacó a relucir otro estereotipo y cliché que persiste en las producciones de hoy día, y que incluso puede interpretarse como clasista y racista.

Bajo el argumento de que el México moderno está constituido por una mezcla de razas derivada de la Conquista, según su visión, los roles protagonistas tienen que ser pobres, indígenas o campesinos. En tanto, los antagonistas (villanos) deben ser personas con poder adquisitivo y poderosos.

"La tradicional muchacha humilde, sencilla, que vive en la vecindad o que vive en el campo, es la indígena. La parte aspiracional, por nuestra cultura y nuestra historia, es el español, que es el rico. O al revés: la española con el pobre, que es el indígena", expresó.

Díaz agregó que las protagonistas, al ser las mujeres nobles de las historias, tienen prohibido dudar, criticar o rechazar a la representación católica de Dios, y se debe respetar el fervor guadalupano, por lo que la imagen de la Virgen de Guadalupe es sagrada:

"Un villano sí lo puede decir (negar a Dios), la protagonista no. La protagonista no puede negar a Dios, ni a la Virgen de Guadalupe, sobre todo por nuestra cultura", indicó.

Osorio respalda lo dicho por su colega añadiendo que los personajes femeninos estelares deben ceñirse a los lineamientos establecidos de conductas intachables, espiritualidad de corte religioso, una proyección de nobleza y apegarse al modelo de familia tradicional: "nuestra protagonista está dotada de muchos valores, y esos valores son familiares".

¿Entonces de qué evolución hablan? Osorio lo aterrizó con su producción Mi marido tiene familia (2017-2019), en la cual el romance de una pareja gay juvenil representada por su hijo Emilio Osorio y Joaquín Bondoni fue el sostén del rating. No eran los protagonistas. Lo fueron después con El corazón nunca se equivoca (2019) como consecuencia del éxito entre la audiencia menor de 26 años.

Por su parte, Díaz rondó esa idea de transformación con la transición tecnológica y técnica para producir contenidos en distintos formatos digitales y con la idea de que ahora las protagonistas deben ser ahora mujeres trabajadoras, "heroínas bien cimentadas".

"La telenovela es una responsabilidad social. No podemos tener la pretensión de ser un medio para educar porque para eso están las grandes instituciones como las universidades, pero sí tenemos que ser responsables en mandar sencillos mensajes que puedan inducir hacia el bien", concluyó Díaz para subrayar que el elemento fundamental de las telenovelas es el amor, un sentimiento que siempre debe culminar con un final feliz.

Pese a que los productores dicen estar a la vanguardia de las transformaciones de la sociedad con el paso del tiempo, es evidente que todavía falta mucho por avanzar.

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