Lucía Bosé no siempre fue la mujer dura y empoderada que recordamos

ROME, ITALY - OCTOBER 23: Lucía Bosé attends the red carpet during the 14th Rome Film Festival on October 23, 2019 in Rome, Italy. (Photo by Vittorio Zunino Celotto/Getty Images for RFF)
Lucía Bosé dijo basta a Luis Miguel Dominguín y se empoderó (Photo by Vittorio Zunino Celotto/Getty Images for RFF)

Cuando pensamos en la madre de Miguel Bosé todos recordamos a una señora mayor, con el pelo azul neon y un carácter de armas tomar. Lucía es ejemplo de mujer empoderada de personalidad arrolladora o, al menos, así nos ha quedado en el ideario colectivo.

Lo cierto es que, repasando su vida junto al torero Luis Miguel Dominguín, la gran Lucía Bosé dista mucho de esta mujer fuerte que planta cara ante la adversidad. Al lado del matador de toros ella soportó lo indecible siendo sumisa ante sus infidelidades.

Lucía y Luis Miguel se conocieron en 1955 cuando el tío de Javier Bardem, Juan Antonio, le pidió a la actriz que rodase el film ‘Muerte de un ciclista’. Por aquel entonces Luis Miguel Dominguín estaba saliendo con la consagrada actriz Ava Gardner pero tal fue el flechazo con la italiana que dejó a la diva hollywoodiense por ella de inmediato.

Este modo de sustituir a Ava de un plumazo ya decía mucho de las maneras de Casanova de Dominguín pero Lucía estaba prendada de su figura y, de hecho, sin ni siquiera haberse besado, ya hablaban de matrimonio.

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La italiana y el torero, que así se llamaban el uno al otro cariñosamente, estuvieron tres días y tres noches “amándonos ininterrumpidamente”, según contó la propia Lucía tiempo después. Juntos, fueron padres de Miguel Bosé y sus hermanas Lucía y Paola pero durante el transcurso de ese matrimonio, él fue infiel infinitas veces.

Se casaron por lo civil en Las Vegas en 1995 y se ha descrito su unión como ‘doce años de infidelidades y sufrimiento’ para Lucía Bosé que por aquel entonces aguantaba carros y carretas aunque los desaires de su marido parecían no tener fin.

A toro pasado, nunca mejor dicho, Lucía reflexionaba sobre el motivo que la llevó a pasárselo todo y seguir a su lado: “Entre las muchas razones por las que lo perdoné, estaba que yo conocía ese lado frágil de su personalidad que él nunca había manifestado. A pesar de todo, los que compartimos fueron años muy intensos, llenos de mil experiencias”.

Aunque, eso sí, todo tiene su límite y Lucía Bosé lo encontró en Mariví Dominguín. “De la misma manera que tuve valentía para casarme con él, también la tuve para mandarle a la mierda”, sentenciaría la madre de Bosé años después de dejar al torero.

La causa de la ruptura definitiva entre ambos fue una nueva infidelidad, pero esta ya superaba todos los límites y es que Lucía pilló a Luis Miguel siéndole infiel con su propia prima Mariví, bastante menor que él.

El divorcio llegó tras ser sorprendidos Mariví y él en plena faena y, en dicho instante, Lucía cargada de rabia prendió fuego al domicilio. Se dijo también que cogió un rifle para matar al torero pero eso son habladurías. Lo que sí es cierto es el odio que sintió hacia esa mujer que, posteriormente, Miguel Bosé tachó de “demonio, mala gente, envidiosa, falsa, lagarta, bruja” en sus memorias.

Tras el escándalo que rápidamente saltó a la vida pública, Mariví quedó embarazada y él la dejó para empezar con Rosario Primo de Rivera, con quien estuvo hasta el día de su muerte. Quizá Luis Miguel no cambió nunca pero, desde aquel instante en que Lucía Bosé dijo basta, jamás volvió a ser la misma.

De sus cenizas resurgió una mujer todavía más espléndida, segura de sí misma y muy consciente de lo que no iba a aguantar más en la vida. De ahí nació la Lucía Bosé fuerte que todos conocemos y que con tanto cariño recordamos y es que de los palos de la vida, siempre se puede aprender y mejorar.

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