Lyn May intentó suicidarse tras ser inyectada con aceite en la cara

CIUDAD DE MÉXICO, junio 2 (EL UNIVERSAL).- Uno de los temas más polémicos sobre la vida de Lyn May, es aquel que tiene que ver con el procedimiento estético al que se sometió hace ya varios años y que terminó afectando su rostro y poniendo en peligro su vida.

Para nadie es un secreto que la vedette acudió a supuestos profesionales de la belleza que le prometieron mejorar su aspecto físico; sin embargo, deformaron su cara causándole severas lesiones en la piel, que, durante años, la convirtieron en el centro de críticas y hasta burlas.

Aunque ahora, May ha sabido hacer a un lado los ataques, lo que pocos saben, es que esta lamentable experiencia la marcó terriblemente, al grado de que, en su momento la sumió en una gran depresión, a tal grado de que intentó quitarse la vida.

La bailarina estuvo como invitada en el programa "El minuto que cambió mi destino, sin censura" y, por primera vez, accedió a dar detalles de este doloroso momento de su vida. May reveló que fue engañada por dos supuestas cosmetólogas que le aseguraron que podrían resaltar su belleza si se ponía en sus manos:

"estaba yo en el Tropicana cuando llegan dos mujeres, muy cariñosas... tú sabes que cuando quieren algo te bajan el cielo, (me dijeron): 'Tú estás jovencita, pero si te haces los pómulos un poquito más grandes te vas a ver mejor y vas a quedar como reina' y ahí está la babosa dejándose inyectar aceite", dijo.

La actriz aseguró que en ese momento no le dijeron el producto que le pondrían, pero una vez en la supuesta clínica se dio cuenta de que se trataba de algún tipo de aceite. Lo que sí recalcó es que no sintió desconfianza, pues era algo que muchas mujeres de la época hacían: "Yo me acuerdo que la vieja de un biberón sacaba (aceite), llenaba la jeringa y olía aceite; aceite como de medicamento. Estaba muy de moda, todo el mundo se lo ponía", agregó.

Desgraciadamente el supuesto tratamiento no obtuvo los resultados deseados y terminó por crearle bolitas en el rostro y perjudicando su piel. May confesó que el shock que vivió al verse al espejo fue tanto, que varias veces quiso atentar contra su vida.

"Sufrí muchísimo. No me quería ver en un espejo... Me quise matar muchísimas veces. Yo lloraba y decía: '¿por qué?, yo me voy a matar, ya no quiero vivir así".

La depresión que vivió fue tan profunda que se encerró durante semanas y fue su madre quien la ayudó a salir adelante: "quería suicidarme, si no ha sido por mi madre que me detuvo, yo ya no estaría aquí", destacó.

Desde su experiencia, Lyn May mandó un mensaje a todas aquellas mujeres que viven inconformes con su aspecto físico y que acuden a cualquier cantidad de "expertos" con el único objetivo de alcanzar un estándar de belleza que muchas veces es falso: "Yo les recomiendo que no se inyecten, y si lo hacen, por favor, que sea después de los 50, ya cuando lo necesiten y no antes", finalizó.

La vedette, desde entonces, se ha sometido a infinidad de cirugías para tratar de deshacer el daño en su rostro; y aunque su aspecto ha mejorado muchísimo, no ha podido recuperar la belleza que la caracterizaba y que la llevó a convertirse en uno de los sex symbols de aquella época.