El músico argentino Alejo Stivel: "Me callé lo del cáncer por pudor"

Madrid, 5 jun (EFE).- Exiliado a causa de la dictadura argentina, Alejo Stivel conoció en España el éxito musical como miembro del grupo Tequila y productor, entre otros, de '19 días y 500 noches' del español Joaquín Sabina. Pero también se asomó varias veces al abismo de la muerte, la última por un cáncer, como revela en sus memorias.

"Me lo callé. Es algo que me daba pudor, pero en el libro tuve que vencer los pudores para contar las cosas", confiesa el vocalista, compositor y productor en una entrevista con EFE sobre la enfermedad que padeció hace un par de años, unos tumores "agresivos" que, afortunadamente, fueron tratados en una fase temprana.

Afirma, no obstante, que no fue ni cuando más cerca ni cuando más miedo tuvo a perder la vida. De ahí, el título de la autobiografía, 'Yo debería estar muerto' (Espasa), con varios sustos de tráfico, el flirteo excesivo con la heroína y hasta "una hostia" del boxeador estadounidense Mike Tyson.

"Pudoroso" a la hora de llamarse escritor ("Soy un músico entrometido en la literatura", precisa), en su teléfono móvil dio forma en un año a las 300 páginas de sus memorias, "un objeto de entretenimiento" con abundante material gráfico y numerosos "momentos emotivos y divertidos". "Yo lloré y reí al escribirlo", reconoce.

Entre lo que más le costó rememorar, está la época del exilio siendo un adolescente. "La vida se dividió en dos. Fue como el viaje de mis abuelos que salieron de Europa y nunca más volvieron. Yo sí volví, pero nunca más volví porque Argentina cambió muchísimo tras la dictadura", comenta.

Es difícil no preguntarle, entonces, por el momento actual de su país de origen. "No comulgo con el plan de (Javier) Milei (presidente de Argentina) para destrozar el Estado. Creo que los argentinos se van a arrepentir", opina el artista, nacido en 1959.

Volviendo al pasado, Stivel dio forma a la transición musical española con Tequila, un rock en español y una estética llena de color que nunca se había escuchado en España, con éxitos como 'Dime que me quieres' o 'Salta'.

Las drogas en esa época eran una constante, especialmente la heroína, hasta que, según cuenta, un día se miró al espejo, se vio "demacrado" y pensó que tenía que elegir.

"Hasta ahí había podido compatibilizar el consumo con la vida social, laboral y personal. Pero un día sentí una sensación muy clara de que tocaba bifurcar los caminos y que, si tomaba el otro, iba a vivir tipo 'Living Las Vegas'. Otros lo hicieron, como Julián (Infante), de Tequila. Es una elección que uno hace y me parece respetable", afirma.

Sabina, cercenado "con nocturnidad y alevosía"

Tras el final de Tequila, comenzó la tercera parte de su vida como uno de los grandes productores, sobre todo al poner su firma al disco de mayor éxito de Sabina, '19 días y 500 noches' (1999), en el que se atrevió a desnudar de artificios la voz del artista y exponerla más cruda.

"Fue sin duda el 'highlight', tanto por lo que yo aporté como por la calidad del artista, uno de los más brillantes dentro de la canción internacional", subraya.

Sabina incluso le ofreció un contrato para sus próximos cinco discos. Stivel dijo que no, pero que su teléfono siempre estaría aguardando su llamada, solo que el español no volvió a llamar.

"Entendí su decisión. Los matrimonios con papeles no garantizan que uno cambie de idea y se quiera ir con otro. Él tenía toda la legitimidad para ello. No tiene que haber resquemor y, de hecho, no lo hay. Estoy superagradecido de que me permitiera trabajar con sus canciones, fue una experiencia fabulosa", cuenta, antes de anticipar que, en unos días, publican una versión a dúo de 'Yo era un animal'.

En el libro también explica que aquel álbum estuvo a punto de ser un disco doble, de no ser por la intervención del entonces presidente de Sony, José María Cámara, que "presionó de mala manera, presentándose en casa de Joaquín (Sabina) con nocturnidad y alevosía para decirle que en ese formato no iba a funcionar".

En la vida profesional de Stivel, aún quedó tiempo para resucitar a su antigua banda junto a Ariel Rot muchos años más tarde. "No lo hicimos por necesidad, sino porque nos gusta y porque, en un momento dado, a mí se me ocurre la loca idea de volver a cantar después de 20 años de no hacerlo", rememora.

Javier Herrero

(c) Agencia EFE