Managua se despide de Santo Domingo de Guzmán en un inusual ambiente sobrio

Managua, 10 ago (EFE).- La capital de Nicaragua, Managua, se despidió este miércoles de la imagen de Santo Domingo de Guzmán, en un ambiente inusualmente sobrio, pocas veces visto en las fiestas más grandes del país centroamericano.

Como es tradición desde 1885, una multitud de católicos salió en procesión alrededor de la imagen de Santo Domingo de Guzmán, que fue trasladada desde el antiguo centro de Managua hasta su morada, ubicada en la comunidad Las Sierritas, en las afueras de la ciudad.

La multitud acompañó a la imagen en su recorrido de 10 kilómetros, mientras bailaba al son de filarmónicas y gritos en honor del venerado o de la Iglesia católica.

Contrario a otros años, la gran fiesta nicaragüense se desarrolló en un ambiente moderado, colorido, pero sin los excesos acostumbrados como producto de la muchedumbre y el alcohol.

Horas antes la Asociación de Caballistas de Managua (ACMA) había avisado que, “por orientación del Comité Organizador del Desfile Hípico y Fiestas Tradicionales de Managua”, no se llevaría a cabo la popular cabalgata, que cada año acompañaba las fiestas de Santo Domingo de Guzmán en la ciudad.

Un cerco policial que separó la imagen de los fieles católicos contribuyó al ambiente parco, ya que rompió la costumbre de muchos promesantes que acostumbran a tocar al “Santo” para confirmar su fe.

La merma en los ánimos no impidió que algunos de los fieles asistieran con la alegría de siempre, especialmente los tradicionalistas, incluyendo el grupo de “cargadores” de la imagen, los “diablitos”, que son hombres con el cuerpo pintado con aceite negro y una lanza; los “inditos”, que se pintan de rojo, con cuernos y lanza; las “vacas culonas”, quienes visten atuendos bovinos; o mujeres de huipil, traje típico nicaragüense.

TRES AÑOS DESPUÉS

Los tradicionalistas, al igual que el resto de católicos, no habían tenido esta oportunidad desde 2019, ya que el Episcopado decidió suspender las actividades de aglomeración a mediados de 2020, luego de que se confirmó que la pandemia de covid-19 había alcanzado Nicaragua.

La imagen de Santo Domingo de Guzmán, de unos 18 centímetros de alto, sobresalía entre la multitud en un pedestal cargado por decenas de hombres y adornado con cientos de rosas blancas y amarillas, los colores de la Iglesia católica.

A su alrededor, los petardos y la música de filarmónica no dejó de animar el ambiente, mientras que los fieles bailaban o rezaban a su alrededor, en pago por los milagros recibidos.

Al igual que hace 10 días, cuando la imagen ingresó al centro antiguo de Managua, la procesión avanzó con una rapidez que sorprendió a los católicos.

Con la partida de la imagen de Santo Domingo de Guzmán de Managua, concluyeron 10 días de fiestas populares en la capital nicaragüense.

Las fiestas, capaces de atraer a cientos de miles de personas, son tan grandes, que a menudo se cree que Santo Domingo de Guzmán es el patrono de Managua, título que en realidad le pertenece a Santiago Apóstol.

Pero pocos nicaragüenses reparan en eso. En Managua Santo Domingo de Guzmán es el venerado por excelencia, y sus fiestas, por sobrias que sean, continuaron siendo las más grandes de Nicaragua.

(c) Agencia EFE