María, la novia que se casó en Granada con un vestido romántico y desmontable
La historia de María y Eduardo comenzó con un auténtico flechazo en la otra punta del mundo, y es que esta pareja se conoció nada menos ¡que en Australia! "Cuando uno sabe, sabe" nos dice ella al contarnos que tan solo necesitaron nueve meses para saber que lo suyo era para siempre y prometerse amor eterno. Tenían claro que el enlace tenía que ser en Granada, y, aunque los preparativos a distancia fueron complicados, al final vivieron un día muy especial rodeados de todos sus seres queridos. Para el gran día, María escogió un vestido desmontable de Teresa Baena, un diseño de estilo romántico y etéreo que la enamoró por completo desde el primer momento.
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Cuando le preguntamos a María qué considera lo más importante a la hora de elegir un vestido nupcial, lo tiene claro, y coincide con la mayoría de novias a las que entrevistamos: "Para mí, lo más importante es sentirse una misma. Es muy importante estar cómoda y guapa a la misma vez. Tiene que ser la expresión de uno mismo".
En su caso, no tenía muy claro qué era lo que buscaba, excepto que quería un diseño desmontable. Se había probado ya varios vestidos en Australia, pero el estilo no terminaba de encajar con ella.
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Al final, se decidió por Teresa Baena, puesto que sus diseños le parecieron muy románticos y fieles a su estilo. "Lo que más me gustaba de ellas son sus bordados artesanales, los encajes que usan y sus detalles". Además, el feeling fue instantáneo: "Cuando fui a conocerlas me encanto su trato, muy cercano y sencillo y nada pretencioso. Supieron materializar lo que quería en 10 minutos cuando ni siquiera yo lo sabía. Teresa es un amor de persona y siento que refleja eso en sus vestidos".
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Como explica María, el proceso fue una auténtica aventura ya que vivía en la otra punta del mundo, pero el equipo de la firma lo hizo posible. "Hicimos videollamadas hasta que las dos últimas semanas antes de la boda fui a España para poder hacerme las pruebas finales. Lo positivo es que en dos semanas mi vestido estaba completamente hecho y pude ver el resultado final muy rápido".
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Como decimos, esta novia tenía claro que quería un modelo desmontable, pero al final su look contaba con más piezas de las que imaginaba en un primer momento: "Eran tan bonitos todos sus sobrevestidos que decidí hacerme dos. Uno para la iglesia de estilo más romántico y otro para el baile un poco más de fiesta. Siempre sobre el mismo diseño de base". Ambos reflejaban, eso sí, su personalidad y sus gustos: "Siempre he sido una romántica y fan de orgullo y prejuicio y de todas las películas de época y supongo que el primer sobre vestido refleja un poco todo ese romanticismo. También soy fan del brilli brilli y eso era lo que quería en el chaleco para la fiesta".
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Sus joyas más especiales
En cuanto a los complementos, María confiesa que, sin lugar a dudas, su preferido fue el velo, un diseño amantillado que Teresa hizo para ella y que le enamoró por su finura y delicadeza. "También llevé unos pendientes de mi madre art decó preciosos y una pulsera que mis suegros me habían regalado en la pedida" añade.
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Aunque el ramo es un elemento de duda para muchas novias, María tenía claro lo que buscaba desde un principio: "Lo quería de estilo campestre y que no fuera perfecto. La flor favorita de mi madre siempre han sido las margaritas y a mí me recuerdan tanto a ella que se convirtieron en mis favoritas también hace muchos años. También incluí unos nardos, que son las flores preferidas de mi padre y que hicieron que el ramo oliera super bien. Un toque de rosita con algunas flores pequeñitas para darle un delicado toque de color".
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Como nos cuenta, quería que el maquillaje fuera lo más natural posible, fresco y dulce. "Albert Camour hizo un trabajo excelente. Mi peinado fue de las cosas más difíciles de elegir, ya que tengo el pelo rizado, probé muchísimas cosas para intentar mantener mi rizo, pero al final opte por un recogido con el pelo lacio y creo que fue la mejor decisión".
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El inicio de su historia de amor
María y su ya marido, Eduardo, se conocieron en Australia durante el segundo confinamiento de Covid por una amiga en común, que les organizó una cita a ciegas. "Eduardo es Chef y salida de un turno de 13 horas y venia con una cara de cansado y me pareció muy mono en cuanto lo vi. Después de eso, me invitó a tomar un café por la playa y ahí ya empezamos a quedar. Cuando realmente me conquistó es cuando me preparó una pasta casera con ragú".
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Nueve meses después de aquella primera cita, la pareja se fue de viaje a Perú, donde se conocieron ambas familias, y a la vuelta, Eduardo hizo la gran pregunta. "Cuando uno sabe, sabe" sentencia María. "Desde que nos conocimos, siempre hablamos de matrimonio y dejamos claro que queríamos casarnos. Yo siempre había soñado con casarme en Granada, y a Eduardo y a toda su familia le encantó la idea".
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La fecha de su 'sí, quiero' escondía un mensaje muy especial. "Elegimos como fecha el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, como unión de dos corazones y dos países y Virgen del Pilar. Nos encantó la fecha".
Eso sí, la organización no fue nada sencilla: "Al vivir tan lejos, se complica muchísimo. Lo bueno es casi todos los proveedores tenían la fecha disponible, ya que era jueves. Fue genial, no tuvimos que preguntar mucho, sino que fue muy fácil elegir a todos los proveedores". Para ayudarles en este camino, contaron con Ana de Villa Argaz eventos, una decisión que volverían a tomar. "Sin ella no sé qué habríamos hecho. Nos ayudó muchísimo en toda la organización y también nos hizo de psicóloga para los nervios y el estrés durante los días previos a la boda. Para mí es un papel esencial si quiere disfrutar 100% del día".
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De hecho, al preguntarle por los consejos que daría a parejas que están planificando su boda, lo tiene claro: "Que se busquen a una super wedding planner en la que confíen, para nosotros fue esencial. Que no se estresen tanto por los pequeños detalles que al final del día hay que recordar que es un día lleno de mucho amor. Si algo no sale como planeado, nadie lo va a saber, así que lo mejor es no estresarse por ello. Que no se olviden que, al final del día, es su boda y no olvidarse de hacer las cosas a su gusto".
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La importancia de las tradiciones
"Vivir en Australia me ha hecho apreciar mucho más las tradiciones y cuando vuelvo a casa me gusta revivir todas las que puedo" nos cuenta esta novia. "Como mi marido es de Perú y tuvimos muchos invitados extranjeros, quería que hubiera muchas cosas típicas de Granada y tradicionales de una boda en España. Por ejemplo, una de las cosas que más echo de menos en Australia es la música flamenquita, y decidimos hacer una misa rociera. Fue todo un éxito porque la gente que venía de fuera nunca había presenciado algo así".
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Como cuenta, fue una celebración religiosa, con misa rociera en la Iglesia de San Pedro y San Pablo, en Granada. Posteriormente, celebraron el banquete en el Palacio de los Córdova. "Al tener tantos invitados de afuera queríamos que fueran sitios icónicos de Granada y cercanos entre ellos para que pudieran ir caminando. Yo me cambié en una pequeña casa que tenemos en el mirador de San Nicolás, en el centro del Albaicín. Elegimos una casa morisca para que Eduardo y su familia se cambiaran y se prepararan para la boda".
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Al ser chef el novio, era fundamental, por supuesto, que el catering estuviera a la altura. "Todo el mundo nos dijo que el catering había sido lo mejor. Antonio Bort fue genial y super cercano en el trato. A mí, lo que más me sorprendido fueron las flores de Carolina bouquet, le habíamos explicado lo que queríamos pero solo estaba en nuestra cabeza y supo exactamente poner las flores como las habíamos querido. El espacio era muy grande, asique era muy difícil hacer que todo pareciera decorado y ella lo consiguió".
Como concluye María, al vivir tan lejos fue muy emocionante ver a todos sus seres queridos juntos. "Nos hizo sentirnos queridos como nunca. Nos llenó el corazón de amor". Además, explica que uno de sus momentos preferidos fue que su padre la llevara a la iglesia y al altar, y más que lo hiciera en su furgoneta Volkswagen, que estuvo seis meses arreglando previamente. "¡Después de eso la usamos como photocall para que los invitados se pudieran hacer fotos y a todos les encantó!".
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María quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda:
Wedding planner : Ana de Villa Argaz
Vestido: Teresa Baena
Maquillaje: Albert Camour
Catering: Antonio Bort
Fotógrafo: Alejandro Onieva
Música: DJ Maoc
Flores: Carolina Bouquet
Papelería: Carmen Trave diseños
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