Matilda: el musical, contra todos los prejuicios es una imaginativa y entretenida nueva adaptación de la novela de Roald Dahl
Matilda, de Roald Dahl: el musical (Roald Dahl’s Matilda: The Musical, Reino Unido-Estados Unidos/ 2022). Dirección: Matthew Warchus. Guion: Tim Minchin, Dennis Kelly, según la novela de Roald Dahl. Elenco: Alisha Weir, Emma Thompson, Lashana Lynch, Stephen Graham, Andrea Riseborough. Duración: 117 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: muy buena
Antes de ver la primera escena de Matilda, de Roald Dahl, el musical que Netflix eligió como su estreno navideño, muchos ya tendrán sus ideas preconcebidas sobre la película. Y es probable que esos prejuicios no sean en beneficio del nuevo film. Es que para muchos espectadores, la versión cinematográfica definitiva de la novela de Dahl publicada en 1988 siempre será la película de 1996 dirigida por Danny Devito y protagonizada por Mara Wilson, como la precoz y mágica nena del título. Para otra parte del público, cada vez que se anuncia que un musical exitoso será adaptado a la pantalla, la primera reacción suele ser de desconfianza si amaron la obra y de espanto si no les interesa el género. Con todas esas variables en contra, el hecho de que la nueva película sea una divertida, emocionante y fantástica fábula sobre los rigores y las glorias de la infancia resulta casi una revancha tan dulce como la que encabeza la protagonista contra las injusticias que sufre a manos de sus villanescos padres y de la espantosa directora Tronchatoro, un papel complicado en toda su exagerada maldad que en esta ocasión tiene el beneficio de ser interpretado por una apenas reconocible Emma Thompson.
Para los escépticos vale la pena aclarar que la película de Netflix se aparta de la novela que le da origen y, por ende, del film de Devito, al tomar como punto de partida el exitoso musical originado en el West End londinense en 2010, que luego siguió su marcha en Broadway y que ya prepara su versión argentina. Los creadores de aquel suceso teatral fueron el director Matthew Warchus y el compositor Tim Minchin, que vuelven a trabajar juntos en la película aprovechando cada posibilidad que brinda el cine para expandir-sin abandonar o transformar de más-, el universo que habían imaginado para las tablas.
Así, la historia de la extraordinaria Matilda, los padres demasiado narcisistas y egoístas que apenas se acuerdan que existe, su rebeldía, el encuentro con la dulce señorita Honey (Lashana Lynch, Sin tiempo para morir) y su enfrentamiento con la cruel Tronchatoro comienza desde el mismísimo principio: en la maternidad dónde nace la protagonista. Esa primera escena que es también un impactante número musical fascina con sus colores saturados, una coreografía que transmite una energía que traspasa la pantalla y una canción que extiende la invitación al mundo de Matilda.
A partir de allí, lo que viene es Dahl en estado puro. Un relato que muestra que a veces los cuentos infantiles pueden ser fábulas oscuras, que el amor paternal no es automático o incondicional y que frente a los abusos del mundo en ocasiones la única respuesta son las pequeñas grandes revanchas. Pero, sobre todo, que la literatura y la imaginación son el camino para alcanzar un mundo mejor. “Lo que más me gusta es leer. Es como tomarte vacaciones en tu cabeza”, le explica Matilda a la señorita Honey en su primer encuentro, una afirmación que la película se ocupa de escenificar una y otra vez a través de los cuentos que crea la nena para escapar de su sombría realidad. A través de una inteligente y eficiente puesta en escena sus fantasías se vuelven pequeñas viñetas que atrapan por su exuberancia visual.
Claro que todo el trabajo del director y los guionistas se sostiene y eleva gracias al elenco, mayormente integrado por actores infantiles, que rebosa de talento y carisma, empezando por la pequeña Alisha Weir, la encargada de encarnar a Matilda. Desde el momento que aparece en pantalla, Weir impacta como la perfecta representación del personaje literario. Le alcanza con fruncir el ceño y la boca para demostrar lo que piensa de su padre que le grita “pequeña gárgola repugnante”. Cuando canta su himno a la rebeldía, su voz le suma ternura y la justa cantidad de espíritu de aventura y travesuras que Matilda necesita. Especialmente cuando le toca enfrentarse a sus padres, interpretados con la irreverencia necesaria por Stephen Graham y Andrea Riseborough, y a la horrenda Tronchatoro que en la versión de la fantástica Thompson, aunque siempre está al borde de transformarse en un monstruo, nunca abandona su humanidad, lo que la hace aún más temible.
“Quizás no todas las historias tienen finales felices”, escribe Matilda en un pasaje especialmente sombrío de la trama de la película que, de todos modos, demuestra que frente a los reparos y prejuicios su adaptación a la pantalla no podría ser más feliz.