Miss Bolivia nos habla de sus raíces ucranianas, su pasión por la ciencia y el anhelo más grande para su país
En junio pasado, Juliana Barrientos fue coronada como Miss Universe Bolivia 2024. La originaria de Cochabamba tiene un background espectacular, pues además de ser considerada como la mujer más bella de su país, es bioquímica con especialidad en biología molecular, habla cinco idiomas y toca el piano como toda una experta.
En cuanto a sus raíces, dos culturas viven en su corazón; por parte de su padre lleva con orgullo los colores de la bandera boliviana, y por parte de su madre tiene ascendencia ucraniana. Los eventos políticos de los últimos años en el país de Europa del Este han trastocado las fibras más sensibles en su familia, por lo que Juliana es un ejemplo de fortaleza y resiliencia.
En entrevista con ¡HOLA! AMÉRICAS, la bella joven de 27 años nos habló de uno de sus más grandes anhelos, pues además de ser la digna representante de su país, sueña con que un día Bolivia destaque como un país en el que se desarrollen investigaciones científicas, además de que su historia inspire a otros a salir adelante.
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Del laboratorio a Miss Universe
Juliana, tu entorno es espectacular; química bióloga con especialidad, hablas varios idiomas, tocas el piano, ¿cómo te sientes de representar a tu país en Miss Universe?
Me siento muy honrada y poder estar en un escenario que me permite mostrar quién soy, más allá de demostrar todo lo que sé, lo que he alcanzado, que me permite inspirar a otras mujeres. Así que realmente muy agradecida por ello.
¿Cómo pasas de química bióloga y farmacéutica a los concursos de belleza? Porque podría decirse que son como mundos diferentes, algunas veces lo vemos así.
Dentro del área de bioquímica es fabuloso, pero yo te digo, un certamen de belleza es increíble también, porque esta es una plataforma que empodera a la mujer. Esta es una plataforma que te permite hablar de causas sociales, que te permite moverte, que te permite representar a un país.
Entonces, para mí mi profesión era algo grande, pero también entrar a este certamen me demuestra que con esto yo puedo mostrar quién soy yo, porque yo podía haberme quedado en el laboratorio haciendo todas las cosas que hacía, más nunca ustedes y el universo hubiera podido conocer que hay cosas que nosotros podemos hacer como personas, como recibir a refugiados en nuestras casas, apoyar a situaciones así, aprender un nuevo idioma.
Yo más de decir todo lo que he hecho y sé hacer, busco que a través mío la gente que me ve se sienta inspirada, que el día de mañana alguien que nos haya visto en esta entrevista diga: ‘Mira la Miss Bolivia habla cinco idiomas, si ella habla cinco, yo puedo aprender uno más’. Y que entre a clases de idiomas o que diga: ‘Toca el piano, si ella puede, ¿por qué yo no? Yo también puedo’. Y eso es lo que busco, decir que realmente yo he sido muy autodidacta.
Entonces, creo que eso es lo que más allá busco, impulsar que otras personas se sientan inspirados a través de mí.
En tu faceta como científica, ¿qué es lo que te gustaría lograr en ese campo? ¿Cuál es tu máximo sueño?
Mi máximo sueño, siendo química bióloga, y también tengo el título de farmacéutica, es conseguir que mi país haya una gran base investigativa, que podamos ser un país que realmente tenemos todo para poder mostrarle al mundo.
Y mi sueño es que podamos tener un laboratorio de investigación, enfocarnos en diferentes áreas donde podamos encontrar soluciones para muchas causas del mundo que digan: ‘¡Wow! ¿Vieron esta investigación que se realizó en Bolivia?’. Entonces, lograr es uno de mis máximos sueños, metas que en algún futuro espero poder estar realizándolo. Bolivia tiene todo, Bolivia es un país muy capaz Bolivia es un país que tiene mucho para proponerle al mundo. Así que en eso estoy, ese es mi sueño.
"Me siento muy honrada y poder estar en un escenario que me permite mostrar quién soy, más allá de demostrar todo lo que sé, lo que he alcanzado, que me permite inspirar a otras mujeres".
Sus raíces ucranianas
Hablando un poco también de lo que fue tu infancia, me llama la atención que tienes ascendencia ucraniana...
Creo que hemos tenido una fusión muy interesante, un intercambio, un abrazo ambas culturas. He crecido con este lado ucraniano que me permite valorar muchas cosas. Ucrania es un país que desde hace muchos años ha vivido momentos muy difíciles. Desde mi abuelita, que ella nació después de la Segunda Guerra Mundial, vivió la Guerra Fría, en momentos donde pasaron mucha hambre.
Mi mamá también, que vivió todo lo que ha sido desde la Unión Soviética. Entonces, al yo crecer en Bolivia, donde tenemos también más facilidad en muchas cosas, me permite las vivencias de mi mamá y mi abuelita, de mi familia materna, valorar mucho cuando tengo un plato de comida en la mesa. Yo he crecido viendo cómo mi mamá y mi abuelita les partían el alma ver que se bote la comida. Es algo que, como hubo tanta falta en periodos muy duros que han vivido, el hecho de tener alimentos es un tesoro deseado y si sobra, dárselo a alguien más o ver la forma de integrar las comidas después, más no botarlo.
Entonces, he crecido con esa parte sensible de lo que es ser posguerra, de lo que es vivir allá. Pero también abrazando la cultura allá, en lo que es ser la mujer ucraniana, que es mucho amor, flores, la naturaleza, y es increíble. Y fusionarlo con mi amada Bolivia, que es un país lleno de diversidad, lleno de cultura. Nosotros somos un país que nos encuentras desde la parte de la Amazonía, donde tienes selvas, árboles, hasta la parte del altiplano, donde ya es a 4000 m de altura. Entonces, la verdad es maravilloso.
Juliana, ¿nos podrías compartir algunos de tus recuerdos que tengas muy en mente de tu infancia en Ucrania?
Pues sí, mira, hay algo muy lindo que me pasó cuando era chiquita. Mi mamá se fue a comprar pescados y en el camino, de tanto frío, se congelaron la bolsa. El pescado ya lo venden fresco. Y en el camino se congela la bolsa de pescados y cuando llega mi mamá en el departamento, era hielo y frío y nosotros: ‘¡Ay, los pececitos!’. Al rato empezamos a escuchar que se descongeló y estaban vivos los peces. Y nosotros: ‘¡Pececitos!’.
Nosotros, chiquititos, queríamos salvarlos así que los metimos a la tina de la ducha. Entonces, en ese invierno, nosotros teníamos que bañarnos ahí, calentábamos agua y todo, pero estuvimos como dos, tres días con los peces, porque mi hermana y yo no dejábamos que los sacaran para cocinarlos, entonces llegábamos del jardín de niños a mirar a los pececitos y estaba bien. Mi mamá decía: ‘¿Qué voy a hacer?’. Hasta que un día llegamos de la escuela y ya mi mamá dijo: ‘No, no podemos seguir con los peces’.
Es un recuerdo que tengo, me sorprende la velocidad con la que se congeló el agua. Y es una anécdota muy graciosa que hoy la recordamos del día que tuvimos los peces en tres días en la ducha.
Juliana, hace un momento, me comentabas que valoras mucho un plato de comida, a raíz de lo que vivieron tus seres queridos. Yo te quiero preguntar, es una pregunta un poco personal, ¿de qué forma les ha impactado a ti y a tu familia el conflicto que se vive actualmente?
Nos impactó muy fuerte. Nosotros teníamos allá mi abuelita. Las familias allá, la verdad, sufrieron bastante especialmente las personas de la tercera edad. Mi mamá vive con nosotros en Bolivia y mi abuelita vivía sola allá, es muy independiente. Pero dentro de todo esto, mi mamá tuvo que viajar allá, ver la forma de ingresar al país y sacar a mi abuelita, porque estas guerras son un retroceso al avance de la humanidad.
Y nos ha afectado bastante porque yo tengo amistades que han tenido que emigrar, gente que ha abandonado sus hogares. En Bolivia, convertimos la casa en un lugar de refugiados, y hemos empezado a recibir también refugiados de guerra. Entonces, hemos ido allá a ayudar a nuestros familiares, pero también desde Bolivia.
Bolivia es un país que abrazó a las personas que migraron por la guerra y realmente eso me hinchó el pecho, porque cuando empecé a recibir a los refugiados, muchos bolivianos vinieron a apoyarme, logré sacar su documentación para que ellos puedan estar ahí el tiempo que estén con un documento de refugiados. Pero realmente desde el corazón pedir la paz, (hay que) pedir que se consiga un diálogo y que ya podamos encontrar tranquilidad para todos los países que en este momento están pasando por situaciones tan lamentables que son las guerras.
"Mi mamá tuvo que viajar allá (a Ucrania), ver la forma de ingresar al país y sacar a mi abuelita, porque estas guerras son un retroceso al avance de la humanidad".
¿Cómo te estás preparando para el certamen ¿Cuáles son tus básicos para cuidar la piel? Porque en Miss Bolivia ganaste un premio de 'Miss Piel Radiante'.
La preparación incluye todo, desde la preparación de proyección escénica, preparación pasarela, oratoria. Pueden tener un combo completo para ofrecer. Dentro de eso, también queremos ofrecer una piel muy bonita. Yo, la verdad que como al ser farmacéutica, yo soy muy naturista.
Dentro de mis rutinas, yo soy una persona que ama lo natural y esto lo aprendí de mi mamá. Ella pelaba una papaya, un tomate, lo que sea, se ponía en la cara. Un pepino se ponía. Siempre que pelaba alguna verdura fruta, yo la veía con su mascarilla casera. Entonces, yo desde chiquita tengo esa costumbre, al ver a mi mamá hacerlo. Entonces, siempre he creado mis fórmulas naturales, pero también he cuidado de desmaquillarse, he cuidado de ponerse cremitas, hidratantes, acorde a cada tipo de piel, es muy importante. Por eso me voy a ir a un dermatólogo para que ahí uno pueda hacerse esa evaluación.