Mister Ed: mitos, satanismo y el secreto de cómo hablaba el caballo más famoso de la televisión

Cuesta creer que alguien alguna vez entró a una productora y dijo: "Tengo una idea tan buena para un programa de televisión que no van a poder rechazarla: las aventuras de un caballo que habla". Y sin embargo, la historia de Mister Ed comenzó más o menos así.

Promediaba la década del 50, y el director Arthur Lubin no terminaba de redondear la idea de un nuevo programa de televisión. Y no era cuestión de falta de talento, su reputación venía precedida de haber colaborado con éxitos como Maverick, Bonanza y 77 Sunset Strip entre otros.

Lubin también había dirigido más de cincuenta películas, entre ellas éxitos como El fantasma de la opera (Phantom of the Opera, 1943), Black Friday (1940) o varias de la saga de Abbot y Costello. Como si esto fuera poco, en su haber figuraban seis largometrajes protagonizados por Donald O'Connor (el inolvidable compañero de Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia) y basados en el personaje literario de la mula Francis, un animal parlante. En él estaba su idea para volver al ruedo.

Por cuestiones de derechos, Lubin se quedó con las ganas de volver a trabajar con Francis. La disyuntiva sobre qué hacer terminó cuando su asistente Sonia Chernus le hizo notar que otro de los personajes del mismo autor de los cuentos infantiles de la mula (el escritor Walter R. Brooks) era un caballo, se llamaba Mister Ed y también hablaba. Fueron cuestión de semanas para que Lubin comprara los libros, redondeara la idea y preparara un piloto. Aunque al principio, como es lógico, le costó instalar su idea, luego de varias reuniones consiguió convencer a la productora Filmways de acompañarlo. Él les prometió un éxito, y se los dio.

Caballos con voz no hay dos, no hay dos

Por las dudas de que no fuera suficiente con el caballito verborrágico, Arthur Lubin quería un partenaire humano que estuviera a la altura de las circunstancias, de hecho el título original del programa iba a ser Wilbur Pope and Mister Ed. Con el piloto en la mano, el director logró convencer a Alan Young, prestigioso y querido actor de Hollywood, que aceptó un papel que le había parecido sumamente divertido, sin saber que también lo acompañaría el resto de su vida.

La historia era bastante simple, el mencionado Wilbur era un arquitecto que, dispuesto a cambiar de vida, se instalaba con su esposa en una casa de campo en cuyo establo vivía un caballo de gran porte. Feliz por el hallazgo, en el primer capitulo el nuevo propietario reflexiona en voz alta: "Esto es increíble para mí, porque desde chico quise tener un pony. Dios, pasó tanto tiempo desde que fui chico". Inmediatamente, una voz le contesta con sorna: "Sí, y pasó tanto tiempo desde que yo fui un pony". Con tan solo unos minutos del primer capítulo, la piedra angular de la comedia había quedado instalada para siempre.

Mister Ed en realidad se llamaba Bamboo Harvester, era un equino de raza Saddlebred americano nacido en California. Su entrenador, Lester Hilton, aprovechó la docilidad y la inteligencia del animal para enseñarle toda clase de trucos escénicos, que serían más adelante aprovechados en la serie. Aunque parecía mucho más joven, cuando Bamboo Harvester se transformó en una estrella de la televisión ya tenía doce años.

La desconfianza por el programa fue palpable desde el primer día. Como ninguna de las grandes cadenas se disputaron su emisión, el primer episodio -estrenado el 5 de enero de 1961- no se lanzó a nivel nacional, sino para cerca de un centenar de canales locales. Y así siguió durante algunos meses, hasta que la sorpresa de los televidentes transformada en éxito llamó la atención de la CBS, que lo abrazó y no lo soltó más.

El día que Mister Ed conoció a Clint Eastwood

Seis temporadas y 143 capítulos conformaron la historia de Mister Ed. La vigencia, y el hecho de que todavía hoy su humor funcione, tiene relación directa con el enfoque que Arthur Lubin le dio al personaje. La clave del programa no era que se trataba de un caballo que hablaba, sino de las cosas que decía. En las réplicas a Wilbur, casi siempre irónicas y ácidas, estaba el secreto del éxito del show. Esta misma fórmula fue recreada años después y con similar suceso en Alf.

Además de la inspiración en los guiones, también quedaron en la historia del programa algunos momentos únicos, como la aparición de un joven Clint Eastwood haciendo de él mismo, justo cuando ganaba terreno como protagonista gracias a la serie de televisión Cuero crudo (Rawhide, 1959) y se preparaba para dar su salto definitivo al western cinematográfico con Por un puñado de dólares (A Fistful of Dollars, 1964).

El capítulo, penúltimo de la segunda temporada, se llamó Clint Eastwood conoce a Mister Ed, y nació de la amistad entre el actor y el creador de la serie. Lubin le había dado a Clint su primera oportunidad en el cine en una de las películas de la mula -Francis in The Navy (1955)-, y desde entonces quedó entre ellos un vínculo incondicional. Lo que comenzó como un paso de comedia entre colegas, terminó siendo un momento legendario en la historia de la televisión.

Con un humor familiar, solo trastocado por el sarcasmo de Ed, la serie tenía todo lo que la audiencia podía pedir. Situaciones absurdas que fascinaban a los más chicos, y chistes para adultos en boca del animal que disfrutaban los adultos. Mister Ed no solo fue una de las primeras propuestas televisivas en las que hablaba un animal, sino que también se destacó por haber mantenido a lo largo de los años un nivel de calidad muy parejo en los guiones. Y de paso, desde su inicio también instaló una incógnita que desvelaba a la audiencia y al periodismo: ¿cómo hacían para que el caballo hablara?

Mitos, satanismo y el secreto de cómo hablaba Mister Ed

En tiempos en que los efectos no eran ni "digitales" ni "especiales", lograr que un caballo moviera la boca de acuerdo a un parlamento era poco menos que mágico. Y en esto Mister Ed era único, el movimiento de labios coincidía (o parecía coincidir) casi a la perfección con el diálogo. Durante mucho tiempo se tejieron múltiples teorías acerca de cómo lo lograban, que se mantienen vigentes hasta la fecha.

Las más audaces aseguraban que al caballo le daban shocks de electricidad provocándole un movimiento involuntario de la trompa. Los defensores de esta hipótesis aseguran que en muchos planos se puede ver cómo al mover la boca también le tiembla el cuerpo.

Otras versiones aseguran que un asistente del show le pasaba pasta de maní en la parte interna de la boca del equino, para que la comiera mientras la cámara le hacía los primeros planos. Los cortes de edición que tiene los capítulos podrían abonar esta teoría.

También se aseguró que el dueño de Bamboo Harvester, Lester Hilton, ataba un hilo de nylon en su trompa, y tiraba en el momento justo. El actor Alan Young, años después, reveló la verdad: "Es cierto que al principio se hizo lo del hilo, pero Ed era tan inteligente que realmente aprendió a mover sus labios en el momento justo, cuando el entrenador tocaba su casco".

Otro misterio de la época era el nombre del actor que hacía la voz del animal. Se llamaba Allan Lane, y había aceptado el papel por el dinero que le pagaban. Como no era un desafío profesional que lo enorgulleciera mucho que digamos, Lane pidió que no pusieran su nombre en los créditos. De ahí que nadie supiera de su existencia. Claro que a medida que el programa se transformó en un éxito, el actor se arrepintió y pidió ser agregado a partir de la segunda temporada, pero Lubin se negó rotundamente. Y así durante muchos años no se supo de quién era esa voz tan particular.

Otro mito, este ya de carácter paranormal, nació en torno a la icónica canción de la serie, compuesta por Jay Livingston. Era una época en que a la gente le gustaba andar escuchando los discos al revés en busca de mensajes satánicos, y como el que busca encuentra, un pastor de Ohio hizo circular el rumor de que al pasar la intro del programa al revés se escuchaban claramente dos frases dedicadas al Maligno: "Canta esta canción por Satán" y "Satán es el cantante". Muchos de sus fieles esparcieron la teoría, y hasta se llegaron a hacer quemas públicas de discos. Créase o no.

Las tres muertes de Mister Ed

Terminada la serie en 1966, poco y nada se supo de Bamboo Harvester, solo que seguía a cuidado de Lester Hilton y alejado de las cámaras debido a su edad. Pero en 1979, muchos medios se hicieron eco de una triste noticia: Mister Ed había muerto en Oklahoma.

Sin embargo la información no era totalmente cierta, en realidad el que había fallecido era su "doble", un caballo idéntico que se usó a lo largo de las temporadas para sesiones de fotos, presentaciones ocasionales y notas periodísticas.

El suceso fue triste por partida doble: primero porque este animal pasó a la historia en cientos de fotografías y afiches pero nunca se supo su nombre; y segundo porque el verdadero Mister Ed, el amigo de Wilbur, el ídolo infantil, había muerto en el olvido diez años antes.

Según se supo mucho después, en 1968, dos años después de terminada la serie, Bamboo Harvester comenzó a experimentar complicaciones en su salud, tenía problemas renales y sufría de artritis. Como la situación se volvió irreversible Hilton decidió sacrificarlo, pero consciente de su fama y del efecto que podía provocar esto en la audiencia infantil ocultó el hecho a la prensa y lo enterró en secreto en los fondos de una granja de Tahlequah, Oklahoma.

Una segunda versión, avalada por los responsables de la serie, le da a Bamboo un final más digno aunque igualmente trágico. Parece ser que estando su cuidador de viaje, un asistente que había quedado a su cargo encontró al caballo arrastrándose en el suelo, lidiando con su peso y con sus problemas articulares para levantarse. El hombre malinterpretó la situación y, asumiendo que el animal sufría de convulsiones, le inyectó un calmante tan fuerte que su corazón no lo pudo resistir. Cuando Lester Hilton volvió al establo encontró muerto a Mister Ed.

La serie no fue solo una de las más queribles en la historia de la televisión, sino que también abrió el camino televisivo para que se crearan historias con un componente fantástico. Este concepto tuvo otros picos de éxito en propuestas como Hechizada, Mi marciano favorito o Mi bella genio, todas posteriores a Mister Ed.

En 2004, la cadena Fox intentó retomar el concepto y produjo un nuevo piloto para la pantalla chica del programa, protagonizado por David Alan Basche y Sherilyn Fenn. Pero el resultado fue tan poco alentador y desangelado que quedó en el olvido y nunca más se volvió a hablar de él.

TV Retro: las anécdotas, peleas e historias más llamativas detrás de los clásicos de la pantalla chica

A pesar del paso del tiempo Mister Ed continúa siendo un hallazgo de creatividad y talento. Como así también la fuente de muchos misterios que quedaron sin resolver.