Corría el año 2000, Jeff Buckley había muerto de forma trágica tres años antes y Brad Pitt decidió que no solo quería llevar al cine la historia del cantante sino que, además, quería ser él el protagonista de la biopic. Entre otros tantos cineastas con la misma idea, se acercó hasta la mamá del artista con su propuesta. La reacción de Mary Guibert no fue la que esperaba: la respuesta fue un rotundo no.

Según publicó el portal Variety, la historia del fallido intento de Pitt está contada en el documental sobre la vida del artista, It’s Never Over, Jeff Buckley . La película se estrenará en el Festival de Cine de Sundance el próximo 24 de enero. Dirigida por Amy Berg, cuenta con material inédito de la vida del artista, mensajes de voz y el recuerdo de las personas que más conocieron a Buckley, el joven cantante que cautivó en los 90 con su inolvidable versión de “Hallelujah” de Leonard Cohen.

“Probablemente haya cientos de documentales diferentes sobre Jeff Buckley que podrían hacerse con diferentes narrativas, pero esta es la historia que elegí contar”, dice Berg. “ Es la historia de amor sobre las mujeres en su vida y cómo lo afectaron a él y cómo él las afectó a ellas ”, confesó Berg en el portal The Hollywood Reporter.

Un rotundo no a Brad Pitt

En un fragmento del documental, Mary Guilbert recordó cuando, en el año 2000, Brad Pitt la invitó a almorzar a su casa de Los Feliz. También la sumó a la exclusiva lista de invitados VIP de su boda con Jennifer Aniston. Encantada con el gesto, le otorgó al actor el permiso para hacer una película biográfica sobre su hijo. “Si te llaman 20 personas y Brad Pitt es una de ellas, ¿a quién vas a elegir para ir a ver?”, repasó entre risas la mujer.

Sin embargo, y pese a la buena predisposición de la estrella de Hollywood, Guilbert encontró un motivo de peso para rechazar la idea de Pitt, o cualquier otro actor, de interpretar a su único hijo. “ ¿Te teñiremos el pelo, te pondremos lentes de contacto marrones en esos ojos azules, y abrirás la boca y saldrá la voz de Jeff? ”, le preguntó.

Si bien en ese momento el proyecto quedó trunco, Guilbert y Pitt se mantuvieron en contacto. Con los años, apareció Amy Berg -quien tenía una nominación al Oscar por su documental Deliver Us From Evil- con su propia propuesta: primero intentó con un largometraje narrativo, pero también se encontró con el rechazo de la familia.

Luego de varias idas y vueltas, Guibert le concedió a Berg acceso al archivo de su hijo, y en ese momento se dio cuenta de la importancia del material y de que solo un documental podía estar a la altura. Así surgió It’s Never Over, Jeff Buckley. Pitt también fue parte del proyecto: no solo tuvo el rol de productor ejecutivo, sino que también ayudó a digitalizar y preservar todas las pertenencias de Buckley. “ Una vez que empecé a escuchar sus mensajes de voz, su reproductor DAP y sus demos, y a leer sus diarios, no podía imaginar que fuera otra cosa que un documental ”, explicó Berg.

Buckley nació y creció en el condado californiano de Orange. Hijo del célebre cantante de folk y de jazz Tim Buckley, nunca conoció a su papá: antes de que su mamá lo diera a luz, desapareció de sus vidas. Tim Buckley murió de una sobredosis de heroína a los 28 años en 1975. Solo se vieron una vez.

Como su papá, Jeff tuvo una breve y potente carrera. Arrancó tocando en clubes de Nueva York antes de conseguir un contrato con Columbia Records. Luego vendrían algunas experiencias con los grandes de aquella época, como Soundgarden y Led Zeppelin, pero a Jeff nada de eso lo impresionó. En el recuerdo de Guibert, a su hijo nunca le interesó la fama

Grace, el único álbum de Buckley, vio la luz en 1994. Según Variety, llegó a odiar a los ejecutivos de Columbia que presionaron para que sacara un segundo disco antes de que estuviera listo, lo que lo llevó al borde de un breve brote psicótico. Buckley murió ahogado en el puerto de Memphis, en el río Wolf, en 1997. Al día siguiente debía comenzar a grabar ese álbum. Tenía 30 años y una enorme carrera por delante que no fue.