Murió Bertrand Blier, el director francés que hizo un culto de la comedia negra
Bertrand Blier, el director de cine francés reconocido por su talento para la comedia negra y por haber sido uno de los autores que mejor supo reflejar el talento de Gerard Depardieu en la pantalla grande, falleció hoy, a los 85, en París. Hijo del aplaudido actor Bernard Blier, quien por cuestiones relacionadas con el trabajo de su padre había nacido en Buenos Aires, el realizador ganó fama gracias a uno de sus primeros films, Las cosas por su nombre (1974). La historia que él mismo adaptó de su propia novela giraba en torno a dos delincuentes que emprenden un recorrido de crimen, locura y sexo a través de Francia.
El éxito de la película, la primera de las nueve que realizó junto a Depardieu, al que siempre calificó como su actor favorito, musa inspiradora y alter ego, le permitió ser algo más que el hijo del gran Bernard Blier, una posición que el realizador rechazaba con desparpajo y rebeldía en cada uno de sus proyectos repletos de humor negro y cargados de afilados comentarios sobre la sociedad francesa de finales de los años 70.
Nacido en 1939, poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial en Boulogne-Billancourt, un suburbio de París, Blier comenzó a trabajar en la industria del cine desde muy joven como asistente de dirección. Y aunque a los 28 años hizo su debut como realizador con el largometraje de ficción Si fuese un espía, protagonizado por su padre, fue la sociedad artística con Depardieu la que dejó una marca permanente en su carrera. Y viceversa.
Su mirada satírica e irreverente quedó plasmada en Preparen los pañuelos, la comedia sobre un peculiar triángulo amoroso con la que consiguió el premio a mejor película extranjera en los Oscar de 1979. Su inclinación por la comedia negra y los relatos siempre al borde del absurdo también aparecieron en otro de sus films más celebrados, Buffet froid, en el que Depardieu compartía el protagonismo con el padre del director. Ese film se llevó el premio César a la mejor película y que aunque no tuvo el éxito esperado en la taquilla con los años se volvió un clásico de culto del cine europeo.
Unos años después, en 1989, Blier consiguió alinear sus ambiciones artísticas con la popularidad gracias a la película Demasiado bella para mi, en la que Depardieu interpretaba a un hombre aburrido de su vida burguesa y su hermosa esposa (Carole Bouquet) comienza a enamorarse de su secretaria poco agraciada. Celebrada en el festival de Cannes y en los premios César de ese año, la película inauguró la nueva década para el realizador, que durante los 90 filmó algunas de sus obras más dramáticas como Mercie la vie con Charlotte Gainsbourg y Mi hombre, unos retratos de la marginalidad que siempre le había interesado explorar. Ya en los 2000, Blier volvió a la comedia con el film Los actores, del que participaron las grandes figuras del cine de su país entre ellos estaban Depardieu, por supuesto, Alain Delon y Jean Paul Belmondo. Sin conseguir la esperada recepción en la taquilla, el autor encontró cada vez más dificultades para financiar sus películas, aunque en 2010 presentó Una visita inoportuna, una tragicomedia con Jean Dujardin sobre un hombre que dialoga con el cáncer que lo aqueja cuando toma forma humana. En 2019 estrenó el que sería su último film, Convoi exceptionnel, una amarga comedia protagonizada por Depardieu y Christian Clavier, en el que, tras más de cuatro décadas de trayectoria, volvió a exhibir el espíritu sardónico e inconformista de sus juveniles comienzos.