Murió William Friedkin, el director de Contacto en Francia y El exorcista

William Friedkin
William Friedkin

William Friedkin, el director de Contacto en Francia y El exorcista murió hoy en Los Ángeles a los 87 años. Conocido por su talento para convertir relatos de género en obras de arte narrativas y por su espíritu de riesgo contrario a los parámetros establecidos por los estudios de cine, el realizador nacido en Chicago formó parte del grupo de intrépidos cineastas como Francis Ford Coppola y Martin Scorsese que, durante la década del 70, cambiar desde el corazón de la industria los modos de hacer cine, un movimiento conocido como Nuevo Hollywood.

El ganador del Oscar por Contacto en Francia había nacido el 29 de agosto de 1935 en Chicago. Era el hijo único de una pareja de origen ucraniano que había llegado a los Estados Unidos huyendo de la persecución a los judíos a comienzos del siglo XX. Luego de graduarse de la secundaria Friedkin comenzó a trabajar como ayudante en una cadena de TV local, una formación que lo llevó a convertirse en director de programas en vivo, una experiencia que formaría su estilo tanto como su trabajo con uno de sus ídolos, Alfred Hitchcock que lo contrató en 1965 en su ciclo televisivo The Alfred Hitchcock Hour.

William Friedkin detrás de cámara en pleno rodaje de Contacto en Francia
William Friedkin detrás de cámara en pleno rodaje de Contacto en Francia

Luego de un comienzo poco promisorio como director de cine con películas de poca repercusión como Rebelión contra la generación hipócrita, The Birthday Party y Los muchachos de la banda le llegaría la oportunidad de su vida con Contacto en Francia, un film cuyo rodaje, como él mismo contó en su libro de memorias The Friedkin Connection de 2013, fue un desastre de proporciones épicas en gran parte debido a su obsesión por lograr las tomas perfectas en las complicadas escenas de persecución. “Nunca volví ni volveré a arriesgar la vida de otros como en aquella filmación. Pero lo cierto es que los mejores momentos de la persecución salieron de una larga secuencia con tres cámaras con peatones y autos que se iban corriendo del camino solo ante el sonido de una sirena… Puse en riesgo la vida de mucha gente. Lo digo más con vergüenza que orgullo: no hay película que justifique eso. ¿Por qué lo hice? Sentía la misma obsesión que los policías”, explicó el director, que de todos modos encaró con el mismo espíritu su siguiente film: El exorcista. Una obra maestra del cine de terror al que el propio Friedkin no consideraba como parte del género.

Friedkin junto a Linda Blair durante la realización de El exorcista
Friedkin junto a Linda Blair durante la realización de El exorcista - Créditos: @Photoshot

Para Friedkin y el escritor William Peter Blatty, autor de la novela en la que se basó la película, el relato era un drama y así había que trasladarlo a la pantalla grande. De todos modos, la fijación del director por los ritos religiosos se mantuvo por el resto de su carrera, hasta el punto de que uno de sus últimos films, realizado en 2017, fue un documental sobre un viejo exorcista llamado The Devil and Father Amorth en el que Friedkin, como había hecho muchas veces en su larga y disruptiva carrera, se ocupó personalmente de manejar la cámara.

Además de su trabajo en cine con películas como Vivir y morir en Los Ángeles, Reglas de combate y Killer Joe, presentada en el festival de Venecia –encuentro cinéfilo al que planeaba regresar este año para exhibir su versión de El motín del Caine– desde 1999 Friedkin se dedicó a la dirección de ópera, para las que trabajó junto a Zubin Metha y Plácido Domingo en exitosas puestas en Tel Aviv, Florencia, Turín, Los Ángeles y Munich. Claro que cuando se le preguntaba por su aparente reinvención como artista en el nuevo medio, Friedkin era contundente. Así lo explicó en una entrevista de 2006 con The New York Times a propósito de sus nuevos trabajos y sus supuestos fracasos cinematográficos: “no pienso mi carrera de esa manera. Intento hacer lo que me interesa. Algunas cosas son exitosas. Otras no. Es un misterio entre el destino y la fe. No leo reseñas de mi trabajo. Algunos de mis films son más conocidos que otros. Pero a mí me gustan a pesar de todo”.