José Sacristán recorre Argentina en la última película de Javier Rebollo

El actor español José Sacristán posa después de la proyección de la película 'El muerto y ser feliz' este domingo 23 de septiembre en el Festival de Cine de San Sebastián. (AFP | Rafa Rivas)

Viejo y enfermo, un asesino a sueldo español hace su último viaje por el interior de Argentina en 'El muerto y ser feliz', surrealista 'road movie' del cineasta Javier Rebollo, protagonizada por José Sacristán y presentada este domingo en el Festival de San Sebastián. Sacristán interpreta a Santos, un enternecedor sicario afectado por un cáncer terminal que ya no logra asesinar ni recordar el nombre del primer hombre al que mató por dinero. Tras pasar media vida en Argentina y decidido a no morir en un hospital, emprende un periplo por carretera que lo llevará hacia el norte y en el que pronto se le unirá Erika, una chica que anda huyendo de su pasado. Mientras se inyecta morfina para escapar a dolores cada vez más fuertes, Santos irá descubriendo, con grandes dosis de humor, la riqueza del interior argentino y sus pobladores. "¡Qué gran país!", afirma tras sobornar a un policía con una estatuilla de una virgen y un casete de chistes. "Los argentinos son así de surrealistas, de locos, de maravillosos", aseguró Rebollo tras la proyección de la cinta en la sección oficial del Festival, donde compite por la Concha de Oro al mejor filme. Pero "la película no trata de hacer un retrato realista de un país concreto", sino "una interpretación", subraya Sacristán, que conocía sobre todo Buenos Aires antes de realizar esta particular 'road movie' con la que descubrió una Argentina diferente. "El rodaje de la película fue toda una experiencia" y el papel resultó ser "como un traje hecho a medida", reconoce el actor español, que junto a Cecilia Roth y Federico Luppi protagonizó en 1992 'Un lugar en el mundo', de Adolfo Aristarain, ganadora del máximo galardón del Festival español aquel año. "Hubo un momento en la vida de Pepe que si se hubiera presentado a presidente de Argentina, hubiera ganado", bromeó Rebollo. Agregando surrealismo a la historia, 'El muerto y ser feliz' está narrada por una extraña voz en 'off' que parece leer el guión, aunque incurriendo en falsedades. "Lo que buscábamos es crear una sospecha de lo real: la voz empieza describiendo lo que sucede, pero poco a poco va cambiando para decir 'ojo, no se fíe de todo lo que está viendo'", explica el cineasta. Para el rodaje, el equipo tuvo que recorrer 6.000 kilómetros por el norte de Argentina y eso "te da tiempo para conocer a mucha gente, muchas cosas", afirma Rebollo, que en un primer momento pensó en ambientar su cinta en Francia: "pero era demasiado higiénica y demasiado chiquita", dice. Conscientes de que no conocían bien el país, Rebollo y su coguionista, la española Lola Mayo, trabajaron codo con codo con el argentino Salvador Roselli, colaborador de cineastas como Carlos Sorín. Y para reflejar con fidelidad la riqueza del país, "fuimos desplazándonos a lo largo de miles de kilómetros y tomando a actores de cada lugar", explica el director. Así, a lo largo del viaje "cambian el paisaje, el paisanaje y el color de los acentos", concluye. En su tercera jornada, el Festival también proyectó este domingo en su sección oficial a competición la película francesa 'Dans la maison' de François Ozon, adaptación de la obra de teatro 'El chico de la última fila', del dramaturgo español Juan Mayorga. Un magnífico Fabrice Luchini da vida a Germain, un profesor de francés con una mirada cansada sobre lo que lo rodea, que ve revivir su fantasía gracias a uno de sus alumnos, Claude -encarnado por el joven Ernst Umhauer-, y su fascinante relato sobre dos familias. La avidez de historias une a los dos personajes en un juego ingenioso que poco a poco se va transformando en un thriller y en el que el guía se acaba convirtiendo en el guiado. El actor español José Sacristán posa después de la proyección de la película 'El muerto y ser feliz' este domingo 23 de septiembre en el Festival de Cine de San Sebastián.