OPINIÓN | El mundo según Pedro Almodóvar

Nota del editor: Wendy Guerra es escritora cubanofrancesa y colaboradora de CNN en Español. Sus artículos han aparecido en medios de todo el mundo, como El País, The New York Times, el Miami Herald, El Mundo y La Vanguardia. Entre sus obras literarias más destacadas se encuentran “Ropa interior” (2007), “Nunca fui primera dama” (2008), “Posar desnuda en La Habana” (2010) y “Todos se van” (2014). Su trabajo ha sido publicado en 23 idiomas. Los comentarios expresados en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora. Mira más en cnne.com/opinion

(CNN Español) -- “La habitación de al lado”, primera película rodada íntegramente en inglés por el director y guionista español Pedro Almodóvar, se ha llevado el León de Oro en la 81ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia.

Sus protagonistas, las fabulosas y muy particulares actrices Tilda Swinton y Julianne Moore, fueron también las responsables de que este viaje llegara literalmente a buen puerto en la ciudad de los canales.

El filme, producido por Agustín Almodóvar, con música de Alberto Iglesias y el diseño de vestuario de Bina Daigeler, resulta un juego de ideas y elucubraciones sobre la muerte, las guerras, sus consecuencias, y la amistad entre mujeres. Se centra en la relación de Ingrid y Martha, amigas entrañables en la juventud, quienes se conocieron en la redacción de una revista durante la década de 1980. Años más tarde, ya no eran las mismas. Ingrid devino en novelista de autoficción y Martha en reportera de guerra. Las circunstancias de la vida las separaron y, tras décadas sin contacto, se reencuentran al borde de una situación extrema.

“La película habla de una mujer que agoniza en un mundo agonizante y de la persona que decide compartir con ella sus últimos días. Acompañar a un enfermo terminal, saber estar al lado, a veces sin decir una palabra, es una de las grandes cualidades que poseemos las personas”, ha dicho el creador de este argumento durante la ceremonia de premiación.

En sus historias, Almodóvar recorre caminos sociológicos complejos, poco usuales y escasos en la cinematografía europea que le antecede; la exposición de colectivos marginados, problemáticas silenciadas y secretos muy bien guardados en la sociedad española de todos los tiempos. Sobre este reflejo crítico, armado de personajes protagónicos y secundarios entrañables y diálogos memorables, transita todo el discurso narrativo del director manchego.

El humor negro, el rescate de la cultura, las tradiciones más puras y los maravillosos paisajes originarios, la ironía, el desprejuicio y la visión del vacío en momentos muy delicados de la vida de sus protagonistas son parte de un lenguaje identificable que nos ha marcado para siempre como espectadores, obligándonos a citar títulos, argumentos y diálogos como estos:

“Excepto beber, qué difícil se me resulta todo”. "La flor de mi secreto" (1995)

“Ya me gustaría a mí mentir, pero eso es lo malo de las testigas, que no podemos”. “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (1988).

“Yo lo único que tengo de verdad son los sentimientos y los litros de silicona que me pesan como quintales”. “Todo sobre mi madre” (1999).

La banda sonora en la obra de Pedro Almodóvar posee gran protagonismo. Letras y melodías entran y salen, resolviendo, relajando o decidiendo el carácter de las secuencias, complementando el lenguaje verbal y extraverbal de los diálogos, gestos y líneas visuales.

¿Por qué es tan importante la música en la obra de Almodóvar? No todos conocen que Pedro fue, durante la llamada Movida Madrileña, una de las figuras emblemáticas del movimiento punk en español. Con solo un disco –“Cómo está el servicio… de señoras”– su obra de entonces es objeto de culto para seguidores, coleccionistas y estudiosos del género.

¿Acaso “Mujeres al borde de un ataque de nervios” sería la misma sin la presencia de La Lupe con el tema “Puro teatro”? No podemos olvidar a una Penélope Cruz luminosa y emotiva, con la voz rajada cantando “Volver”, en el filme del mismo nombre. Y en “Tacones lejanos”, la inolvidable interpretación de Becky del Páramo se convierte en un monólogo dedicado a su hija Rebeca, quien la recibe metafóricamente desde la cárcel. Desde entonces el bolero “Piensa en mí” es parte del patrimonio dramático del cine español.

Es muy evidente la presencia del pop en la obra de este director. Desde sus créditos iniciales van asomando letras y símbolos en un estallido de colores brillantes. Un primer plano de labios colorados, detalles de unos tomates maduros listos para el gazpacho, vestidos púrpuras ceñidos desliéndose sobre el negro de una noche madrileña. Las azules piscinas de David Hockney y el beso de Magritte con las cabezas cubiertas en “The Lovers”. Todo eso y más forma parte de nuestra ilusión sensorial al asomarnos a la proyección del mundo según Pedro Almodóvar.

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