El orden en el que debes aplicar tus cosméticos para que realmente funcionen

Para que los cosméticos penetren en la piel y cumplan su función es fundamental realizar una limpieza previa a cualquier rutina facial. (Foto: Getty)

En algunas áreas de la vida no importa en qué orden hagas las tareas, mientras las hagas, pero en este caso, aplicar tus cosméticos de un modo y otro sí que altera el resultado. Casi todos tenemos dudas sobre qué va antes, ¿el sérum, el nuevo aceite hidratante que has descubierto, la crema antiarrugas, el gel despigmentante, la bruma facial o los solares?

Pues bien, cada producto tiene sus particularidad y su momento y aplicarlos sobre la piel en un orden específico mejora su eficacia y beneficio. Y eso no es todo, también puede contribuir a reducir tus posibilidades de desarrollar cáncer de piel o empeorar condiciones como la psoriasis.

La textura de los productos puede ayudarnos a discernir el orden de los cosméticos. Las cremas con mayor espesor deben aplicarse al final. (Foto: Getty)

La oferta es muy amplia y es difícil saber cuando debemos aplicar cada producto. Además nos hemos acostumbrados a tener una enorme cantidad de botes en los estantes del baño, y algunos son tan específicos que cuesta encontrar el momento indicado.

Pero si bien es cierto que el orden es importante, tu rutina de cuidado de la piel por la mañana y por la noche no tienen por qué ser complicados. Los productos que elijas tampoco.

La regla general es aplicar el más ligero primero y el más 'pesado' al final, ya que los productos molecularmente más pequeños no pueden penetrar los productos de mayor espesor. Antes de nada, entérate bien de cuál es tu tipo de piel.

Identificar el tipo de piel que tienes, y si los productos que vas a utilizar son aptos para ti. Por lo general, existen cuatro tipos de piel y los cuales casi todos los productos cosméticos se clasifican: piel normal, piel seca, piel grasa, y mixta.

El primer paso y el más importante de la rutina de belleza (nunca nos cansaremos de decirlo) es la limpieza, tanto por la mañana –de una forma más liviana– como por la noche, más en profundidad. Tu piel te lo agradecerá. No puedes empezar a aplicar tus cosméticos si antes no has eliminado los restos de grasa y suciedad. Si lo hicieras, tu cutis no los absorbería correctamente y, por tanto, no notarías ningún resultado.

Después llega el momento de la exfoliación, que permite eliminar las células muertas. No es recomendable hacerlo a diario, pero sí al menos una vez por semana.

Ahora sí ha llegado el momento de aplicar los productos y el primero debe ser un tónico o su versión más modera, las brumas. Así conseguirás equilibrar el pH de la piel. En el pasado, los tónicos solían ser líquidos a base de alcohol que irritaban y resecaban la piel. En la actualidad, están llenos de ingredientes hidratantes, o bien de exfoliantes químicos que ayudan a tratar brotes, manchas o falta de luminosidad. Como te digo ayudan a restaurar el pH de la piel y preparan el rostro para que tanto tus sérums como cremas se absorban mejor.

A continuación, es el turno del sérum: dos o tres gotas que se aplican mediante toquecitos con las yemas de los dedos. Haz lo mismo con el gel para el contorno de ojos o la crema antiojeras. No te pases con la cantidad; masajea la cantidad equivalente a un grano de arroz por la zona que cubrirían unas gafas de sol. Ten en cuenta que estas fórmulas no solo tratan las arrugas, también impulsan la circulación, reducen la inflamación de las venas y evitan la acumulación de fluidos y grasa minimizar bolsas y ojeras. Si te sobra, aplica el excedente por las sienes, el ceño, los párpados y el contorno de los labios.

Sobre el sérum, hay dos cosas que debes saber: las fórmulas de base acuosa deben aplicarse sobre la piel antes de las fórmulas con base de aceite. Así que si tu sérum es aceitoso, resérvalo. (el aceite lo penetra todo, pero no todo penetra el aceite). Por otro lado, debido a su bajo peso molecular, los serums llegan hasta las capas más profundas de la epidermis pero al mismo tiempo tienden a evaporarse de la superficie de la piel, por ello deberemos sellar sus beneficios con una crema o aceite. Espera de 20 segundos a 1 minuto a aplicar el siguiente producto.

Ahora sí (una vez aclarado lo del sérum) es el momento de aplicar tu cosmético básico para el cuidado facial. Nos referimos a la crema. Escoge la que mejor se adapte a tus necesidades, una simple hidratante o una con función antiarrugas o reafirmante. Estas fórmulas son la clave para evitar la pérdida de agua de la piel y sellar la acción de los sueros aplicados. Es un paso del que no puedes prescindir. En caso que incluyas un aceite en tu rutina este deberá aplicarse siempre al final.

Y, en último lugar, pero no menos importante: el protector solar. Considéralo un producto antiaging. Los rayos UVA penetran la piel destruyendo su elasticidad y causando envejecimiento prematuro. Con el protector solar evitarás el envejecimiento prematuro de la piel, así como las lesiones que pueden causar los rayos solares. Este paso te lo puedes ahorrar eligiendo una crema con el protector solar incorporado.

Por la noche esta rutina se simplifica un poco ya que los cosméticos que se usan a la hora de acostarse a menudo son más completos y contienen ingredientes más concentrados. Eso sí, recuerda que primero debes deshacerte de esa primera capa de suciedad formada por el maquillaje, el protector solar y demás residuos que se acumulan en la piel a lo largo del día. Para eliminarlos sin irritar la piel, es necesario utilizar un aceite o bálsamo limpiador, ojo conusar toallitas de maquillaje como atajo, los expertos no lo recomienda porque dejan residuos que pueden causar irritación o brotes de acné.

En aras de la simplicidad, muchas personas optan por usar los mismos productos por la mañana y por la noche. Otras prefieren variar la rutina. Dicho esto, los tipos de productos que usa son muy parecidos y en el mismo orden, con la excepción del protector solar que, por la noche, se reemplaza por retinol.

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