La osteoporosis está ahí mucho antes de que te rompas un hueso

Solemos asociar la osteoporosis a la edad y el componente genético, pero esta enfermedad se va desarrollando primero de manera silenciosa, a partir de los 30 años, y luego con micro-traumas a los que nos prestamos atención hasta que aparece una fractura. (Foto: Getty)

La osteoporosis es una enfermedad crónica y progresiva que provoca que los huesos se vuelvan más porosos, frágiles y con mayor propensión a fracturarse. En el marco del Día Mundial de la Osteoporosis, que se celebra hoy 20 de octubre, se evidencia la falta de conocimiento de esta enfermedad a pesar de que las fracturas osteoporóticas pueden ser dolorosas y muy discapacitantes.

Los datos hablan por sí solos: 4 de cada 5 pacientes no relacionan su fractura con la osteoporosis, 1 de cada 5 mujeres con fracturas por fragilidad no cree estar en riesgo de sufrir nuevas fracturas y 3 de cada 4 mujeres no saben que el tratamiento para la osteoporosis reduce el riesgo de sufrir nuevas fracturas.

En la actualidad, 2.945.000 personas sufren osteoporosis, es decir, un 5,4 por ciento de la población total, de las que un 79,2 por ciento son mujeres y un 20,8 por ciento son hombres.

Lo sorprendente es que cada vez más personas sufren osteoporosis sin saberlo porque es un proceso silente, a menudo no hay síntomas ni signos previos que alerten de su existencia hasta que se produce una fractura. Pero no siempre hace falta tener una accidente o sufrir una caída aparatosa para que la osteoporosis de la cara.

Parte del problema viene del desconocimiento, ya que las fracturas pueden estar ocasionadas por traumas mínimos anteriores, como puede ser un estornudo, coger peso, un pequeño golpe o una caída desde la propia altura. Cosas a las que no solemos darle importancia, pero que un tiempo después pueden favorecer que se produzca una fractura mayor.

“La mayoría de las personas no saben que la padecen hasta que sufren una fractura de un hueso por una caída o un golpe menor”, asegura María Cortés Berdonces, coordinadora del Grupo de Metabolismo Mineral Óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Una fractura, con un reducido impacto, provocada por una caída desde la propia altura de la persona o sin traumatismo, así como una fractura por un golpe de tos o al levantar peso producida en una localización osteoporótica (vértebras, cadera, radio, pelvis y húmero), se debe a la osteoporosis que se origina por una mala calidad ósea y no siempre se detecta en las pruebas habituales de densitometría.

El componente genético, un estilo de vida sedentario, la baja ingesta de calcio, un déficit crónico de vitamina D, el consumo de productos osteo-tóxicos (como el alcohol, el tabaco o un exceso de café o té), el tratamiento con corticoides o con inhibidores de la aromatasa son los principales factores de riesgo asociados a la aparición de esta patología, que suele afectar más a la mujeres que a los hombres..

Por otro lado, hay personas con más riesgo de padecer fracturas por osteoporosis, como las que tienen diabetes o aquellas que precisan tratamientos con corticoides. Ambas son extremadamente peligrosas para la masa ósea.

Y las consecuencias de la osteoporosis no son poco de pavo: el 20 por ciento de los pacientes muere el primer año después de una fractura de cadera y, asimismo, las fracturas por fragilidad son responsables de la pérdida de 12 años de vida. Por último, la importancia de que la población sea consciente de la relevancia de esta enfermedad se refleja en los datos que apuntan que se prevé que el aumento del riesgo de otras fracturas se sitúe hasta en un 29,6por ciento en 2034 después de la primera fractura.

“Es fundamental que una persona que haya sufrido una fractura osteoporótica conozca el riesgo de sufrir una fractura sucesiva en los siguientes 6-12 meses, lo que se conoce como 'riesgo inminente', para que pueda ser evaluada en la mayor brevedad posible por un experto en metabolismo óseo por si existe una enfermedad que esté causando la mala calidad ósea y así prevenir fracturas sucesivas”, explica Berdonces.

La edad influye también en la posibilidad de sufrir de nuevo una fractura. “El 25 por ciento de los mayores de 65 años con una fractura vertebral se volverá a fracturar en los dos primeros años”, puntualiza la doctora, quien añade que “el riesgo de fractura osteoporótica sucesiva es mayor en los primeros 24 meses”.

Además, los afectados por una fractura provocada por la osteoporosis sufren una reducción en su autonomía con la consecuente necesidad de apoyo físico o cuidados constantes por familiares o personal externo, así como el gran impacto emocional que puede conllevar depresión, ansiedad, angustia, tristeza y miedo a las caídas o nuevas fracturas e incluso descompensación de patologías previas, reingreso e institucionalización. Un impacto en la calidad de vida que se sitúa al mismo nivel del cáncer de colon y recto y es superior a la hipertensión, la artritis reumatoide y el cáncer de estómago.

El tratamiento de una fractura, que variará en función de su localización, debe ser prescrito por un traumatólogo y posteriormente, sin demora, el paciente debe ser tratado de la osteoporosis tras someterse a un estudio de metabolismo óseo adecuado para evitar que la fractura vuelva a producirse. El abordaje temprano es fundamental, ya que, como reconoce el doctor, “si se inicia un tratamiento adecuado de forma precoz se llega a reducir casi en un 80% el riesgo de una segunda fractura”, asegura el doctor Francisco Baixauli García, jefe de Servicio del Hospital Universitario La Fe de Valencia.

En cuanto a la prevención, esta se ejerce durante la infancia y la juventud ya que la masa ósea se genera durante la juventud y llega a su pico máximo entre los 20 a 30 años. El ejercicio es determinante porque de ello va a depender que tengas mas o menos probabilidades de desarrollar la enfermedad. Y los mejores ejercicios para los huesos son los de resistencia y los que requieren sostener el propio peso.

Además de llevar a cabo ejercicios específicos que impliquen carga mecánica o deportes en los que los huesos soporten nuestro peso corporal, una buena alimentación basada en alimentos ricos en calcio y el suplemento adecuado de vitamina D a través de nuestro aliado el sol, ayudarán a retrasar o incluso eliminar este riesgo.

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