La paradoja de Hollywood celebrando a 'Sin novedad en el frente' pero olvidando al corazón de su historia

Felix Kammerer en Sin novedad en el frente (Reiner Bajo, cortesía de Netflix)
Felix Kammerer en Sin novedad en el frente (Reiner Bajo, cortesía de Netflix)

Es la película de habla no inglesa que está dando la sorpresa en la temporada de premios (por mucho que le pese a Argentina, 1985, pero ya lo habíamos advertido). Sin novedad en el frente conquistó a los usuarios de Netflix sin hacer mucho ruido mediático, sin generar cifras de escándalo ni recibir un aluvión de titulares en las semanas posteriores a su estreno a finales de octubre. Pero, cuando llegó la hora de levantar el telón de la temporada de premios, la aceptación se hizo tangible y latente, siendo una de las favoritas a los próximos Óscar con nueve nominaciones, incluyendo Mejor Película. Un favoritismo hacia la cinta alemana que ahora se percibe con más fuerza después de haber arrasado en los Bafta, llevándose siete de los catorce galardones a los que estaba nominada: Mejor Película, Director, Fotografía, Guion adaptado, Sonido, Banda Sonora y Mejor Película de Habla No Inglesa. No solo eso, también superó el récord que Cinema Paradiso mantenía desde 1988 para una película extranjera en la historia de la Academia británica. Sin embargo, en esta lluvia de amor, aceptación y aprobación casi unánime de la industria existe un olvidado. Y nada menos que el corazón de la propia historia.

Sin novedad en el frente está basada en la famosa novela antibélica que Erich Maria Remarque escribió a raíz de sus propias experiencias como soldado en 1929, retratando la historia de un grupo de amigos que dejan el colegio para luchar en la Primera Guerra Mundial bajo la promesa propagandista del heroísmo patriótico. Fue previamente adaptada al cine en dos ocasiones. La primera, producida en 1930, ganó dos premios Óscar -a Mejor Película y Director- y la segunda se hizo en 1979. Ambas fueron producciones estadounidenses. Sin embargo, por más que no se trate de una historia nueva u original, sigue siendo igualmente relevante. Incluso más en estos momentos que el mundo sigue de cerca el conflicto que se vive en Ucrania ante la invasión rusa.

Y cualquiera que haya visto este remake probablemente esté de acuerdo conmigo en una noción tan sencilla como que Sin novedad en el frente no sería la misma película si no fuera por Felix Kammerer, un joven actor austriaco, sin experiencia ante las cámaras, que a sus 27 años carga con todo el peso emocional y físico de una historia que exige llevar las emociones a flor de piel.

Sin novedad en el frente (Reiner Bajo, cortesía de Netflix)
Sin novedad en el frente (Reiner Bajo, cortesía de Netflix)

La película tiene un despliegue visual altamente efectivo, retratando los horrores de la guerra a través de una reflexión humanitaria que expone el contraste entre las flaquezas y bondades del ser humano en las peores circunstancias. Todo esto conforma el cóctel visual y emocional que lleva meses conquistando al público de Netflix, comandado con elegancia cinematográfica por el director alemán Edward Berger. No obstante, sin el liderazgo emocional de su protagonista, sería imposible vivir la misma experiencia. Quizás sería mejor, peor o diferente en la piel de otro actor, pero con Felix Kammerer es la versión de Sin novedad en el frente que merece los halagos recibidos. Y aun así, entre el aluvión de nominaciones que le cayeron al film, el nombre de Felix no aparece por ningún sitio.

Tuvo que ser uno de los productores el que levantó la voz de alarma durante los premios Bafta celebrados el pasado domingo. Al subir al escenario a recibir el premio máximo a Mejor Película, el productor Malte Grunert llamó la atención de la organización y la industria en general, destacando la ausencia de nominaciones para su protagonista. "Hemos sido bendecidos con tantas nominaciones y victorias que es tan solo increíble" decía sobre el escenario del Royal Festival Hall de Londres. "Sin novedad en el frente cuenta la historia de hombres jóvenes que, envenenados con propaganda nacionalista y de política de derechas, van a la guerra pensando que es una aventura. Y la guerra no es nada como una aventura" continuaba.

Pero entonces, giraba hacia el protagonista, y decía: "Primero que nada, quería agradecer a nuestro fantástico protagonista Felix Kammerer. Hizo su debut en pantalla con nuestra película y sin tu actuación no habríamos tenido ni una sola nominación. Gracias". Y entonces la sala se llenó de cálidos aplausos como símbolo sonoro del reconocimiento y aceptación a esta 'pequeña' queja. Porque si bien el comentario del productor puede sonar a desagradecimiento o ambición innecesaria, señalando la ausencia de nominación a Felix cuando la película ha conseguido mucho más reconocimientos del que esperaban, no deja de estar en lo cierto. Tiene toda la razón del mundo.

Felix había comenzado a trabajar en teatro cuando la esposa del mismo productor lo vio en una obra en Viena en 2019. Sabrina Zwach se quedó hipnotizada y lo recomendó directamente al director de Sin novedad en el frente. A Berger le encanto el rostro del joven actor porque le parecía "anticuado y clásico, puro e inocente", y lo invitó a participar en el casting de su película. Fue un proceso de unos cinco meses en los que Berger vio a 500 actores en busca del papel protagonista. "Seguíamos invitando a Felix una y otra vez. Y cada vez, era mejor y mejor, creciendo en el personaje. Llegó un punto en que era claro que tenía que ser él. Fue un descubrimiento" dijo el director a The Hollywood Reporter.

Kammerer no solo carga con la responsabilidad y peso de una historia cruda sobre sus hombros, sino que consigue transmitirla hasta tocar los corazones de quienes dedicamos dos horas y media de nuestras vidas a esta magnífica adaptación. Felix interpreta a Paul Baumer, un estudiante que se marcha con sus amigos a la trinchera, en el apogeo de la Primera Guerra Mundial, como si fueran a un campamento a vivir la aventura de sus vidas, manipulados por una propaganda bélica que utiliza a los ciudadanos como peones sin alma para movilizar sus necesidades bélicas, sin contar con las vidas individuales que representan cada uno de ellos. En este joven actor vemos la cara de todos esos jóvenes que marcharon a cada guerra jamás librada, el horror de la realidad que se encontraron, el acecho de la muerte constante y el adiós desesperado a cuerpos sin vida en cada esquina. Casi sin experiencia, Felix consigue cargar con el peso de un personaje con una alta carga emocional, que representa el horror y la agonía con total humanidad. Felix es, en pocas palabras, el corazón de esta historia que apela a la empatía, el reconocimiento y la verdad de los horrores de la guerra.

Y aun así, sabiendo que sin él no sería la misma película, su nombre ha estado ausente de todas las nominaciones, donde Sin novedad en el frente dio la nota. Austin Butler, Brendan Fraser y Colin Farrell han sido, en cambio, los nombres masculinos más sonados en la categoría de mejor actor a través de victorias que los han mantenido en una competición casi igualitaria (aunque Fraser parecía el favorito por su magnífico renacimiento profesional en La Ballena, Butler ha tomado la delantera con su victoria en los Bafta por su trabajo como Elvis Presley). Son estrellas de Hollywood, cada uno a su manera. Actores de habla inglesa con experiencia que aúnan la idea de glamur del negocio que la temporada de premios tanto celebra y protege.

Felix es el newcomer. Un recién llegado sin experiencia que merecía haber estado, al menos, en la conversación. Porque eso es lo curioso. Se puede entender que los Óscar y el resto de ceremonias lo dejaran fuera de las candidaturas ante la gran cantidad de intérpretes con posibilidades este año, no obstante, Felix ni siquiera ha sonado en la conversación previa. Su nombre estuvo incluido en la lista inicial de posibles candidatos aceptados por los Bafta, pero no pasó el corte. Y más allá de las críticas que alabaron su trabajo a través de párrafos por todo el mundo, de su actuación no se ha dicho prácticamente nada. Un fenómeno que cuesta entender cuando vemos lo lejos que Sin novedad en el frente ha llegado. Así que al menos vamos a reconocerle el mérito. Felix debería estar entre los nominados, o al menos deberíamos hablar de su trabajo. Porque si esta película nos ha emocionado tanto, ha sido por él. El corazón que le puso a su trabajo y una honestidad emocional que se palpita, se siente y se transmite a través de la pantalla.

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