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¿Qué pasa con la princesa Ana? Así ha vivido la eterna secundaria

Hace aproximadamente cinco décadas que la princesa Ana asumió que lo suyo era el segundo plano, sin embargo, su madre, Isabel II siempre recordó que ella era la única "princesa real" es decir, la única hija de la reina, la única Windsor de nacimiento en su generación y la única que, pase lo que pase, siempre pertenecerá a la realeza. Desde que cumplió los 18 años la princesa Ana tomó un papel activo representando a su madre, en el Reino Unido y en el extranjero, y a lo largo de los años se convirtió en un pilar para ella a todos los niveles. Ahora, cuando comienza el reinado de Carlos III, muchos se preguntan qué pasará con su hermana Ana, la eterna secundaria, la mujer que siempre estuvo allí y cuyo perfil todavía está por determinar.

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Siguiendo las leyes sucesorias el destino de la princesa Ana (como el de todos los Windsor) estaba escrito y, aunque durante un tiempo fue la segunda en la línea sucesoria, sabía que todos los hombres de la casa: hermanos, sobrinos y sobrinos nietos le pasarían por delante, como así ha sido. Sin embargo, eso también le dio algo que su hermano, el nuevo rey, nunca tuvo: libertad. Durante un tiempo la princesa Ana fue la favorita de las realezas europeas, ella era la más moderna, la más deportista (incluso fue a los Juego Olímpicos de Montreal), la más joven, la más fuerte, la mejor vestida, la primera en visitar oficialmente la Unión Soviética, la que se dejaba ver en el metro y la que le dijo a su secuestrador que "ni de coña" (la Princesa usó la expresión informal "not bloody likely") se iría con él. Su boda en la Abadía de Westminster con el capitán (y plebeyo) Mark Phillip fue enormemente celebrada y se siguieron con expectación el nacimiento de sus hijos, Peter, en 1977 y Zara, en 1981. Ella convirtió a Isabel II en abuela por primera vez y renunció a los títulos para sus hijos, sabiendo que el futuro de la casa nunca estaría en sus manos y librándoles del peso que eso conlleva.

Lo que le ocurrió a la princesa Ana fue lo mismo que le sucedió al resto de Windsor: Diana de Gales lo arrasó todo en los años ochenta, mientras que los noventa empezaron con los escándalos amorosos y terminaron de nuevo con Diana. Cuando Carlos -con el que solo se lleva un año y del que siempre ha estado muy cerca- y Diana se casaron en 1981 se convirtieron en auténticas estrellas del rock y ella logró lo impensable, eclipsar al heredero, a la propia Isabel II y a toda la institución. Esta historia es de sobra conocida, pero, entonces ¿qué hizo la princesa Ana? Se aplicó el lema británico de la Segunda Guerra Mundial: Keep calm and carry on (Manten la calma y continúa) y así fue viendo como las estrellas más brillantes de la monarquía británica –desde Diana hasta Meghan- se fueron apagando una tras otra, mientras ella seguía allí, igual que el Agente 007, al servicio de Su Majestad, hasta el punto de convertirse en uno de los miembros de la Familia Real británica más respetado y con más actos oficiales, casi 400 compromisos en el último año, algunos viajes al extranjero y colaborando con 300 entidades benéficas.

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Probablemente en eso consista el ser "princesa de cuna": en estar aunque no te vean y en sostener la Corona aunque no la lleves. Esto es lo que viene haciendo la princesa Ana durante estos últimos días, desde que falleció Isabel II en el Castillo de Balmoral, aportar estabilidad en un momento inestable, honrar a su madre y sostener a su hermano aunque el protocolo lo reduzca a una sola mirada. Tanto por su forma de ser como por sus aficiones, siempre estuvo muy cerca de sus padres -cuentan que tiene una personalidad parecida a la del duque de Edimburgo, también fue él quien le enseñó a ser el perfecto secundario- y su presencia constante al lado del féretro de su madre ha hecho que en los últimos días vuelva a la actualidad. En ocasiones incluso descrita como una figura de poder femenino, siendo la única mujer de la casa que viste uniforme militar, que va a pie y que participa en unas tradiciones reservadas para los hombres, como la "vigilia de los príncipes" o el cortejo fúnebre.

¿Hasta qué punto va a cambiar la vida de la princesa Ana a los 72 años?

En cierto modo fue su madre la que generó ese espacio para ella, Isabel II era una maestra en poner a cada uno en su sitio: cuando cumplió noventa años decidió que posaría con los niños, los perros y su hija Ana, mientras que cerró su Jubileo de Platino dando protagonismo únicamente a Carlos y su futura rama reinante. Eso sin olvidar que, tanto a la princesa Ana como a las princesas Eugenia y Beatriz, las "convirtió" en reinas el día de su boda, dándoles acceso a las joyas que solo lleva la soberana. Sin embargo, ¿hasta qué punto va a cambiar la vida de la princesa Ana a los 72 años?

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En los últimos años, como Príncipe de Gales, Carlos había deslizado su compromiso para encabezar una monarquía reducida, un paso que ya han dado el resto de monarquías parlamentarias de Europa. Durante su primer discurso como Carlos III, dejó claro que sus apoyos son –los nombró en este orden- Camilla, como reina consorte, y Guillermo y Kate, como nuevos príncipes de Gales. A sus hermanos no los nombró, ni si quiera cuando habló de Isabel II como madre y no como jefa del Estado, lo que sí dijo es que en su familia se iban a producir cambios y que a partir de ahora ya no tendría tanto tiempo que destinar a labores benéficas. Así que una opción es que este trabajo sea asumido por la princesa Ana y los condes de Wessex, que también se encuentran en una especie de limbo, ya que el príncipe Andrés parece "irrecuperable" para la vida oficial, de la que se tuvo que marchar en el 2019.

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Lo previsible es que la princesa Ana sume a su larga lista de tareas benéficas alguna de las que hasta ahora asumía Carlos y que siga haciendo, ni más ni menos, que lo que viene haciendo hasta ahora, sin olvidar que sus actuaciones se limitan a un ámbito local o regional, con puntuales salidas al extranjero y sin poder representar al soberano al más alto nivel, ya que esto también lo determina el orden sucesorio.  En 1937 se aprobaron una Leyes de Regencia que permiten a los Consejeros del Estado –una figura que surgió para casos de necesidad- desempeñar casi todas las labores del jefe del Estado, las excepciones son disolver el Parlamento, nombrar a un primer ministro o llevar asuntos relacionados con la Commonwealth. Los "regentes" pueden ser el cónyuge del soberano y los cuatro adultos siguientes en la línea sucesoria que ya hayan cumplido 21 años. Estos –a día de hoy- son Camilla, Guillermo, Harry, Eduardo y Beatriz. La princesa Ana ni estaba con Isabel II ni está con Carlos III.

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El futuro podría ser distinto, no para la princesa Ana pero sí para la princesa Charlotte, ya que Isabel II en el 2015 hizo una reforma para que la hija de Guillermo y Kate no se viera relegada por el nacimiento del príncipe Louis, como si le ocurrió a Ana tras los nacimientos de Andrés y Eduardo, dos figuras que, por otro lado, nunca han tenido ni el volumen de trabajo ni el reconocimiento que ha tenido la princesa real Ana, una popularidad que se ha disparado tras la muerte de su madre cuando ha vuelto a demostrar que con ella la institución siempre puede contar.