¡Por ella no pasa el tiempo! Máxima rescata un romántico vestido que compró hace 12 años
Estamos atentas a la maleta de viaje de Máxima de Países Bajos en su viaje por el Caribe, a donde ha viajado por un período de dos semanas en compañía del rey Guillermo y su hija primogénita, la princesa Amalia. Para esta última, está siendo su primera gira oficial desde que alcanzó la mayoría de edad, pero no hemos podido evitar fijarnos en los looks de su estilosa madre, quien no solo ha llevado unas cuantas prendas de firmas made in Spain sino que, por si fuera poco, ha querido rescatar un hermoso vestido de flores bordadas que conserva desde hace 12 años y le sigue sentando estupendamente.
- Máxima de Holanda y su hija Amalia, a conjunto con maxivestidos estampados en el Caribe
Cómo combinar el mismo vestido de seis formas distintas
Este recorrido por las Antillas Neerlandesas ha llevado a Máxima hasta la isla de San Martín. Allí fue recibida con honores en una ceremonia de bienvenida para la que decidió recuperar uno de sus vestidos más recordados: este diseño de cuello redondo con mangas francesas acabadas en volante y cinturón de lazada, firmado por Valentino, en combinacion con sus salones de cuero patente negro, de Gianvito Rossi.
El vestido en cuestión fue la pieza de apertura del desfile de la colección Primavera/Verano 2011 de Valentino, cuando la casa romana aún estaba capitaneada a dueto por Pierpaolo Piccioli (su actual director creativo) y Maria Grazia Chiuri. En ese momento, la marca buscaba apelar a la generación de jóvenes millennial devotas del estilo sofisticado y dulce de Blair Waldorf (Gossip Girl) o la actriz Zooey Deschanel, dos iconos de la moda twee de los años 2010's.
El look de su 40º cumpleaños
La apuesta fue todo un éxito y Máxima de Países Bajos, a punto de cumplir los 40 años, estrenó este diseño durante un viaje de Estado a Berlín en abril de 2011, seis meses después del lanzamiento de la colección. Tal como aconsejaban los diseñadores, conjuntó el vestido tipo cóctel con unos zapatos de tacón peep toe a dos tonos, de Natan, y un tocado fascinador de plumas, flores y redecilla.
Era un día lluvioso en la capital alemana, pero el espectáculo debía continuar, así que Máxima añadió una suerte de capa negra de punto sobre el vestido a su salida del Hotel Adlon, donde ella y su marido se reunieron con el alcalde de la ciudad. No cambiarse los zapatos, por otro lado, resultó una decisión arriesgada, pero después nos daríamos cuenta de que estos salones de punta abierta son el accesorio preferido de la Reina para enfundarse en este romántico ejemplar de Valentino.
El 17 de mayo llegarían los retratos oficiales por el cumpleaños de la reina holandesa y no esperábamos que este fuese el look elegido para tan señalada fecha, dado su corte de tipo cóctel. Con un reloj Tank de Cartier y los mismos pendientes de perla, Máxima posó sonriente para el lente del fotógrafo Erwin Olaf entre arbustos de flores que hacen juego con el tierno color del vestido.
De Arabia Saudí a Polonia, el recorrido de un vestido en 12 años
Negada a lucir este femenino diseño en suelo holandés, Máxima lo incluyó en su maleta de viaje para Arabia Saudí en mayo de 2017, donde repetiría el look casi al completo: llevó los mismos zapatos a dos tonos con su bolso de ante plisado rosa palo y quiso incorporar también un collar de perlas y su brazalete a juego.
En junio de 2014, los reyes de Países Bajos viajaron hasta Varsovia, Polonia, para un viaje oficial en el que se reunieron con el presidente Bronislay Komorowski y su esposa Anna. El tercer día, Máxima nos sorprendió rescatando una vez más este precioso modelo rosa palo, pero con ciertas modificaciones en el área de los complementos. La más notable es que se deshizo de aquellos primeros pendientes por estos sacados del joyero real, que constan de una perla gris bordeada con pequeños diamantes y otra perla colgante en forma de pera.
Tres años más tarde, en mayo de 2017, al día siguiente de cumplir 46 años, Máxima finalmente decidió llevar el vestido de Valentino en una cita nacional. Y es que se trató de un encuentro sumamente especial con los investigadores del Centro de Oncología Princesa Máxima de Utrecht, bautizado en su honor. Prescindió por completo de los accesorios de perlas, así como de los zapatos bicolor de Natan o el bolso de mano rosa, y se decantó en cambio por un clutch negro de gran formato, salones de PVC transparente con puntera plateada y pendientes colgantes de piedras rosa cuarzo.