"Estoy en paz": la empresaria Tabatha Lozano cuenta cómo superó el calvario de la culebrilla

Las cicatrices que le dejó un brote de culebrilla a la empresaria de origen puertorriqueño Tabatha Lozano son un recuerdo de las lecciones que le dejó esa penosa experiencia.

<p>FOTOS: KIKE FLORES/@KIKEFLORESCREATOR; POSTPRODUCCIÓN DE FOTOS: @RETOQUESYEDICIONES; ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: DENNISE SÁNCHEZ; PRODUCTORA: PATRICIA RIVADENEIRA/DUCK BOX PRODUCTIONS; PEINADO Y MAQUILLAJE: JULIANA GONZÁLEZ; ESTILISTA: ANGELA MARÍA LEAÑO</p>

FOTOS: KIKE FLORES/@KIKEFLORESCREATOR; POSTPRODUCCIÓN DE FOTOS: @RETOQUESYEDICIONES; ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: DENNISE SÁNCHEZ; PRODUCTORA: PATRICIA RIVADENEIRA/DUCK BOX PRODUCTIONS; PEINADO Y MAQUILLAJE: JULIANA GONZÁLEZ; ESTILISTA: ANGELA MARÍA LEAÑO

Una mañana de primavera hace casi una década, Tabatha Lozano se levantó con una sensación extraña en la espalda que casi le impidió ir a trabajar. “Lo primero que sentí fue picazón y tenía como un ardor”, recuerda la empresaria y coordinadora de eventos de ascendencia puertorriqueña. “Se sentía como si tuviera fuego en la piel”.

Ese ardor fue uno de los primeros síntomas de que sufría de herpes zóster, una dolencia más conocida como culebrilla. “Me sorprendí muchísimo porque nunca había escuchado nada de esto. Ahora hay más información y concientización acerca del virus, pero en ese momento no tenía idea de lo que tenía”, recuerda la madre de dos hijas radicada en el sur de la Florida. “Fui al doctor con dolor y ampollas. Me recetó [una] crema antibiótica y un antihistamínico para la picazón, [y] me dijo que tomara [un analgésico] para controlar el dolor”.

Si bien Lozano no sabía mucho acerca de la culebrilla, las estadísticas muestran que cada año se registran un millón de casos en Estados Unidos y aproximadamente una de cada tres personas desarrollará este tipo de padecimiento a lo largo de su vida, según la Fundación Nacional de Enfermedades Infecciosas (NFID, por sus siglas en inglés). “La varicela zóster, conocida como culebrilla, es un tipo de enfermedad que se produce en la piel formando un tipo de ampollas muy dolorosas”, explica la doctora Denise Núñez, quien no atendió a Lozano. “Se trata del mismo [virus] que produce la varicela. Cuando a uno le da varicela y se recupera, ese virus permanece dormitando en unos nervios del cuerpo, principalmente [en] la espalda”.

<p>FOTOS: KIKE FLORES/@KIKEFLORESCREATOR; POSTPRODUCCIÓN DE FOTOS: @RETOQUESYEDICIONES; ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: DENNISE SÁNCHEZ; PRODUCTORA: PATRICIA RIVADENEIRA/DUCK BOX PRODUCTIONS; PEINADO Y MAQUILLAJE: JULIANA GONZÁLEZ; ESTILISTA: ANGELA MARÍA LEAÑO</p>

FOTOS: KIKE FLORES/@KIKEFLORESCREATOR; POSTPRODUCCIÓN DE FOTOS: @RETOQUESYEDICIONES; ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: DENNISE SÁNCHEZ; PRODUCTORA: PATRICIA RIVADENEIRA/DUCK BOX PRODUCTIONS; PEINADO Y MAQUILLAJE: JULIANA GONZÁLEZ; ESTILISTA: ANGELA MARÍA LEAÑO

El devastador diagnóstico de herpes zóster que recibió Lozano se unió a la psoriasis, la colitis ulcerosa y el eczema contra las que ya llevaba luchando durante años. “También tenía mucho dolor de cabeza y creo que era por el dolor tan grande que me causaban los brotes”, rememora Lozano, de 50 años, quien entonces vivía en la ciudad de Nueva York. “Esos dolores de cabeza eran masivos”.

La culebrilla es más común en personas mayores de 60 años, aunque puede afectar a pacientes de todas las edades. El ardor, comezón, entumecimiento u hormigueo y un sarpullido rojo que se llena de ampollas con líquido, son algunas de las principales sintomatologías. “Estaba acostumbrada a tener la piel escamosa, a la inflamación y la rojez que me salen con el eczema”, cuenta Lozano, quien cuando sufrió los primeros brotes tenía una pequeña empresa de pastelería y trabajaba también como maquilladora. ”Pero de la única manera que puedo describir ese dolor causado por los shingles es que sentía que mi piel se estaba quemando”.

Cuando aparecen los primeros síntomas, Núñez advierte que lo mejor es acudir al médico de inmediato. “[Al paciente] se le harán pruebas de laboratorio, pero los médicos al examinarlo enseguida sabemos si es herpes zóster. Hay varios antivirales que se pueden recetar para que se los tomen, lo que disminuye los efectos y acelera la recuperación, explica la médico de raíces dominicanas. “Para el dolor, también el doctor puede mandar medicinas y hay parches y espray”.

En el caso de Lozano, la culebrilla apareció primero en la espalda y se fue extendiendo a otras partes del cuerpo. “Me salió dentro de la nariz y en el lóbulo del oído, ambos del lado derecho. Todo del mismo lado”, recuerda afligida. “Tenía la piel del oído tan sensible y escamosa, y sentía tanto dolor, que pensaba que se me iba a caer la oreja”. Al dolor se le unió una terrible rabia. “Cuando me enfermé, mi primer sentimiento fue el enojo. [Yo] pensaba, ‘¿qué es esto que está atacando mi cuerpo? ¿Por qué entre tanta gente, me eligió a mí?’”, confiesa. “Fue un tiempo muy estresante e infeliz en mi vida. Creo que la rabia fue la emoción más fuerte que sentí. Luego dije, ‘tengo que recuperarme’ porque no me podía dar ese lujo. Tenía dos niñas y me tenía que recuperar”.

<p>FOTOS: KIKE FLORES/@KIKEFLORESCREATOR; POSTPRODUCCIÓN DE FOTOS: @RETOQUESYEDICIONES; ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: DENNISE SÁNCHEZ; PRODUCTORA: PATRICIA RIVADENEIRA/DUCK BOX PRODUCTIONS; PEINADO Y MAQUILLAJE: JULIANA GONZÁLEZ; ESTILISTA: ANGELA MARÍA LEAÑO</p>

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De hecho, la enfermedad afectó tanto a Lozano que aún le quedan cicatrices que le recuerdan ese desagradable episodio. “Todavía tengo una marca dentro de mi nariz donde tuve el brote”, revela. “Esa área estaba tan roja y ampollada, que me ponía los parches de aceite de árbol de té y de orégano para sanarlo, pero se escamó tanto que todavía tengo una cicatriz [en la fosa nasal]”.

Además de las medicinas que pueda recetar el médico, Núñez recomienda “mantener una alimentación sana y hacer ejercicios regularmente” para acelerar la recuperación. “Hay que tomar en cuenta medidas de prevención, estos virus se transmiten a nivel de tacto y respiratorio”. Los consejos de su médico y las recetas caseras de su abuela le permitieron a Lozano sobrellevar los malestares y fuertes dolores que la martirizaron por dos largos meses. “Mi abuela me dijo que tomara baños de avena y me pusiera la crema rosada [analgésica]. Así que esa crema rosada llegó a rescatarme”, confiesa. “[Mi abuela] me enseñó a hacer parches con harina de maíz, bicarbonato de sodio y un poco de agua. Me lo ponía hasta que se secara, y luego me daba un baño de avena. Eso me ayudó muchísimo”.

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La Dr. Núñez advierte que para prevenir la culebrilla, lo más aconsejable es vacunarse. “Después de los 50 años, es importante ponerse la vacuna, que viene en dos dosis”. El Centro para el Control y la Prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomienda que, además de las personas de más de 50 años, también se les administre a los adultos de más de 19 que padezcan de alguna enfermedad inmunitaria.

La vacuna brinda una fuerte protección contra la culebrilla y también contra la neuralgia posherpética, la complicación más común de la culebrilla. “Hay que tener mucho cuidado con la neuralgia posherpética. Es un dolor terrible cuando daña el nervio y con eso no se puede vivir”, enfatiza Núnez. “Puede durar bastante tiempo, y necesitan de mucha medicación. Hay pacientes que sufren de encefalitis y quedan devastados”.

Por suerte, este no fue el caso de Lozano. “El doctor me explicó que la culebrilla podía afectarme nuevamente, pero que puedo evitarlo controlando los alimentos que como y las vitaminas que tomo, así que me he enfocado en eso”, explica Lozano, quien no ha vuelto a sufrir de otra crisis y en los últimos años se ha enfocado en adoptar cambios positivos en su vida profesional y personal. “Me siento muy bien, estoy en paz. Creo que verme afectada por la culebrilla, todo lo que me ha pasado en los últimos años, me ha ayudado a ver las cosas desde otra perspectiva, me ha ayudado a ser más agradecida, a aprender, a aceptar mis fracasos”