La película de Netflix con Chris Evans y Emily Blunt que revela el lado más oscuro de la industria farmacéutica
Chris Evans se quita su traje del Capitán América y decide convertirse en un tipo de una moral tan flexible como aterradora en la película de Netflix El negocio del dolor.
Siguiendo el camino de Dopesick, la producción (que en inglés se llama Pain Hustlers) se propone a desenmascarar a los médicos corruptos a las compañías de medicamentos que hacen hasta lo imposible para que sus recetas se consuman.
La trama del film, dirigida por David Yates, se enfoca en Liza Drake (Emily Blunt) es una madre soltera y trabajadora que acaba de perder su trabajo y está al límite. Un encuentro casual con el representante de ventas farmacéuticas Pete Brenner (Chris Evans) la pone en una posición beneficiosa económicamente, pero dudosa desde el punto de vista ético.
Todo, porque se ve envuelta en un plan de extorsión. Lidiar con su cada vez más desquiciado jefe (Andy García), la recaída de la condición médica de su hija (Chloe Coleman) y una creciente conciencia de la catástrofe que la empresa está causando, obliga a Liza a examinar sus opciones.
En realidad El negocio del dolor es una mirada aguda y reveladora de lo que algunas personas hacen por desesperación y otras por codicia.
Aunque la crítica ha sido tibia, la producción ofrece un gran trabajo de la actriz Emily Blunt y sigue la aventura de un Chris Evans tratando de dar un nuevo paso en su cambio de registro actoral.
Juega con la sátira y termina siendo un drama denso que por momentos aterra, debido a que es un tema cercano y que afecta a todo el mundo.