Perder y ganar peso de forma repetida aumenta el riesgo de cáncer

Los endocrinólogos advierten de la relación entre obesidad y el riesgo de sufrir cáncer, y recuerdan que mantener un peso saludable está asociado a un menor peligro de enfermedad oncológica y de recaídas en caso de supervivientes

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Factores como nacer con un peso alto, el aumento de peso durante la edad adulta y la pérdida y recuperación de peso de forma repetida pueden afectar al riesgo de sufrir cáncer. (Foto: Getty)

La evidencia científica disponible revela que existe relación entre la manera en que cambia el peso durante toda la vida y las probabilidades de padecer cáncer.

Algunos estudios han demostrado que factores como el alto peso al nacer, el aumento de peso durante la edad adulta y la pérdida y recuperación de peso de forma repetida pueden afectar al riesgo de sufrir cáncer.

“Estas investigaciones sugieren que mantener un peso saludable está asociado con un menor peligro de enfermedad oncológica y de recaídas en los supervivientes”, explica el doctor Francisco Botella, vocal del área asistencial y de comunicación de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN),

Además, desde el punto de vista epidemiológico, la obesidad está vinculada con una mayor incidencia de ciertos tipos de cáncer, principalmente de mama, colon, útero, cabeza y cuello, y próstata.

Imagen en 3D que muestra el antes y el después de un proceso de pérdida de peso. Los médicos aconsejan que el proceso sea progresivo, supervisado por un especialista, y que se evite el efecto rebrote. (Foto: Getty)
Imagen en 3D que muestra el antes y el después de un proceso de pérdida de peso. Los médicos aconsejan que el proceso sea progresivo, supervisado por un especialista, y que se evite el efecto rebrote. (Foto: Getty)

En base a las investigaciones, el Dr. Botella detalla que algunos de los motivos que explican esta correlación:

  1. El aumento de los niveles de insulina y del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1), que puede contribuir a que se produzcan algunos tipos de cáncer”.

  2. “La inflamación crónica de nivel bajo, frecuente en personas con obesidad y relacionada con un aumento del riesgo de cáncer.

  3. “Las cantidades más elevadas de estrógenos producidas por el tejido graso, que pueden desencadenar el crecimiento de algunos tipos de cáncer, como el de mama o de endometrio”.

  4. “Y las células grasas, que pueden afectar los procesos que regulan el crecimiento de las células cancerosas”.

Esta relación entre obesidad, metabolismo y cáncer ha sido uno de los temas más novedosos tratados durante el 60 Congreso Nacional de la SEEN, celebrado del 16 al 18 de octubre en Bilbao con la asistencia de más de 1.200 expertos nacionales e internacionales.

Según los endocrinólogos, la ‘amistad peligrosa’ entre obesidad y cáncer es un argumento más para recomendar el control del peso y llevar a cabo medidas de salud pública contra lo que consideran que es “la gran epidemia del siglo XXI”. Los expertos han confirmado así la sospechas sobre la incidencia de la dieta en nuestra salud, y han confirmado más del 40 por ciento de los cánceres se pueden prevenir con un estilo de vida en el que predomine una alimentación sana, el peso corporal normal y la actividad física.

De hecho, un estudio en población adulta publicado en 2016 sitúa la prevalencia de obesidad en el País Vasco en el 19,3 por ciento, por debajo de la media nacional (28 por ciento) y muy alejada de Andalucía (37 por ciento).

Los factores que, probablemente, incidan sobre esta diferencia son la alimentación, el ejercicio y la concienciación social”, afirma la doctora Sonia Gaztambide, presidenta del Comité Local.

En este sentido, desde la Asociación insisten en que para combatir la obesidad no solo es necesario llevar una alimentación saludable, sino que también es importante la práctica de ejercicio y el control de otros factores como la falta de sueño o el estrés.

La obesidad conlleva una disminución de la calidad y de la esperanza de vida, unida a un gasto sanitario insostenible. Se trata de la segunda causa prevenible de mortalidad tras el hábito tabáquico y su incidencia en la edad pediátrica está aumentando de forma considerable, tendiendo a perpetuarse en la adolescencia y en la vida adulta”, recuerda la Dra. Bretón.

El ejercicio junto con una alimentación equilibrada son los dos pilares anticáncer. (Foto: Getty)
El ejercicio junto con una alimentación equilibrada son los dos pilares anticáncer. (Foto: Getty)

Ante esto, los expertos recuerdan que algunos factores que incrementan el riesgo de cáncer están fuera de nuestro control, como los antecedentes familiares y los genes, pero otros dependen de nosotros mismos. De manera que debemos analizar nuestro estilo de vida y cambiar ciertos hábitos que pueden convertirse en una herramienta poderosa para ayudar a prevenir el cáncer. Por ejemplo:

  • Dejar de fumar tiene un efecto directo en tu riesgo de padecer cáncer.

  • Las personas que hacen ejercicio también parecen tener un menor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer (colon, mama, pulmón y endometrial).

  • Aplicar protector solar antes de salir a la calle, todo el año. La radiación ultravioleta de la luz solar puede causar cambios en la piel

Y ahora ya sabemos que ganar mucho peso extra, o perderlo y recuperarlo, crea cambios en las hormonas que pueden desencadenar el crecimiento del cáncer.

Por eso los expertos recomiendan la reducción en la dieta de alimentos que solo aportan calorías y carecen de valor nutricional. "Se trata de volver a cocinar y cocinar sano, que es la mejor prevención contra la obesidad", señala la doctora Irene Bretón, presidenta de la SEEN, quien añade que "no vale" la disculpa de falta de tiempo porque "cocinar unas lentejas, que son muy baratas, en una olla express supone menos tiempo que meter un alimento procesado al horno".

Por otro lado, la sociedad científica recuerda la importancia de desarrollar iniciativas urbanas que promuevan una alimentación saludable y una actividad física regular para reducir la tasa de obesidad y las enfermedades asociadas, como la diabetes mellitus tipo 2 o la hipertensión arterial.

Un ejemplo sería la Alianza de Ciudades contra la Obesidad, un acuerdo por el que ciudades como Granada, Valencia y Madrid (a las que se acaba de unir la capital vizcaína) se comprometen a “contar con recursos informativos, educativos y materiales que permitan estimular los hábitos de alimentación y vida saludables de sus habitantes. Por su parte, la SEEN pone a su disposición el apoyo institucional y el soporte científico”, concluye la Dra. Bretón.

¿Sufres oscilaciones de peso a menudo? ¿Conocías la relación entre obesidad y cáncer?

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