Perdió el candidato argentino y Colombia presidirá el ente que administra US$28.000 millones

Hombre de confianza de Gustavo Beliz, Christian Asinelli era el candidato de Alberto Fernández para la CAF
Hombre de confianza de Gustavo Beliz, Christian Asinelli era el candidato de Alberto Fernández para la CAF

“Está muy difícil”, reconocían muy cerca del presidente Alberto Fernández cerca del mediodía, mientras desde México las noticias que llegaban no eran nada alentadoras. En lo que significó la crónica de una derrota anunciada, el colombiano Sergio Díaz-Granados ganó la votación y se quedó con la presidencia de la Corporación Andina de Fomento (CAF) , para la cual Argentina sostenía la postulación de Christian Asinelli, hombre de confianza del Presidente y de su secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz.

El horizonte, como anticipó LA NACION horas antes de la compulsa de la que participaron representantes de 19 países y con Beliz y Asinelli ya instalados en tierras mexicanas, aparecía cargado de nubarrones, ya que su oponente, el colombiano y amigo personal del presidente Iván Duque, tenía los mejores acuerdos y finalmente pasó a tener a su cargo la distribución de fondos para infraestructura en el continente por cerca de US$28.000 millones.

Sin admitir la derrota, desde el Gobierno distribuyeron el comunicado oficial, que hablaba de un “acuerdo amplio” y en el que Asinelli lograba un “premio consuelo”. “En el marco del mencionado acuerdo, se establece la creación de una Vicepresidencia Programática en cabeza del señor Christian Asinelli, con sede en Argentina, cuyos términos y alcances serán definidos de común acuerdo, en una Comisión Ad Hoc del Presidente Ejecutivo electo, Sergio Díaz-Granados, junto con Christian Asinelli y con el asesoramiento de la administración, para ser presentada y aprobada en la Reunión de Directorio del 8 de julio de 2021″, afirmó el comunicado.

Luego de semanas de reuniones y mucha “rosca” con los referentes de los distintos países, Asinelli tuvo los obvios respaldos de Bolivia y Venezuela, sede actual de la CAF. A esos apoyos (cuyo voto es doble por ser dos de los cinco países fundadores del organismo) se les sumaron los de España y Portugal, “abrochados” por el Presidente durante la gira europea realizada a principios de mayo, más los de República Dominicana. Enfrentaba una dura oposición en Díaz-Granados, hombre de confianza del presidente colombiano, Iván Duque, quien además del respaldo de Ecuador se anotó los de los socios de Fernández en el Mercosur, Uruguay y Brasil. Ni Luis Lacalle Pou –quien se fotografió días atrás con el candidato colombiano– ni Jair Bolsonaro ocultan su distancia con Fernández, un frío que la votación –a realizarse en México– dejó en claro.

El cuarto integrante del Mercosur, Paraguay, no se había manifestado al respecto, y su voto era para el Gobierno el centro de las controversias, al igual que el de Panamá y, sobre todo, el de Perú, con validez doble, al igual que Ecuador y la propia Colombia.

Desde la Casa Rosada aseguraban que la situación de Perú es, a la vez, “anómala y compleja”, ya que el virtual presidente electo, Pedro Castillo, prometió su apoyo a la Argentina en diálogos con Beliz, Asinelli y el propio Presidente. El problema es que la Justicia Electoral en Perú aún no lo ha declarado ganador en el ballottage con Keiko Fujimori y, a la vez, que el gobierno actual –que se irá el 28 de este mes, encabezado por Francisco Sagasti– adhirió por escrito a la propuesta de Colombia.

“Es complejo que la administración saliente vote una decisión que implicará todo el mandato de Castillo”, afirmaron desde la Casa Rosada, dejando abierta la posibilidad de un voto favorable. Lo contrario piensan en Colombia, donde aseguran que el gobierno saliente no entregará una postura sostenida con anterioridad, cuando la victoria de Castillo aún no está confirmada. “Va a ser una votación de 10 a 9. Todo se va a resolver en el momento”, confiaban fuentes oficiales en Balcarce 50.

“En la reunión hay que trabajar consenso. Va mucho más allá que una mayoría simple para ser electo. CAF en su funcionamiento es por unanimidad, de modo que si no hay algún grado de acuerdo lo único que se garantiza es parálisis de la institución. Nadie quiere eso. Por ende cada parte, cada miembro, debe negociar por la institución. Argentina se encuentra abocada a eso”, afirmaban en la Casa Rosada, ya con la certeza de una votación desfavorable. Luego de conocida la votación, fuentes oficiales insistieron en que “a este acuerdo no se llega sin la colaboración y acompañamiento del resto de los países que estaban del lado argentino” y comentaron que 17 de los 19 votos fueron en favor de este acuerdo. Venezuela, con su abstención, fue uno de los dos países que no acordó la salida negociada.

Las alianzas internacionales de Argentina con Bolivia y la Venezuela de Nicolás Maduro finalmente le jugaron en contra. “Estoy preparado y seguro de que voy a ser el nuevo presidente de la CAF”, había dicho Asinelli al diario El Cronista, hace una semana. Confiado, afirmaba que sería electo ya que “no tendría que empezar de cero”, y que contaba con la ventaja de “conocer a las secretarias, a los choferes, a los funcionarios” de la CAF, dónde trabajó entre 2013 y 2017. La realidad fue, por cierto, bastante distinta.

Mercosur complicado

Además del voto de Perú, Díaz-Granados se aseguró días atrás también el de Panamá. Medios de comunicación de Colombia dieron cuenta de la “promesa” de trasladar la sede central de la CAF de Venezuela a la capital panameña, una propuesta que habría inclinado la balanza de ese país en favor del candidato de Duque. El semanario web colombiano Las Dos Orillas asegura que Díaz-Granados también tiene en el bolsillo el voto del presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez.

Al margen de esta derrota, no será una semana fácil para el Gobierno en materia internacional. El jueves, Brasil asumirá la presidencia pro tempore del Mercosur de manos de Argentina y, de no mediar negociaciones de última hora, avanzará con su idea de bajar de manera drástica el arancel externo común (AEC), una medida apoyada por Lacalle Pou y resistida por la Argentina, que envió una contrapropuesta de rebaja sectorizada (dejando a salvo rubros que considera esenciales, como automotores y textiles). Esa propuesta aún no recibió respuesta positiva de Bolsonaro.