El colectivo Periodistas Argentinas expuso este martes los casos de acoso sexual contra mujeres que pesan sobre el académico y periodista Pedro Brieger en la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados de la Nación. En la presentación, Agustina Kämpfer y María Cecilia Guardati reclamaron, en nombre de todas las afectadas, “herramientas necesarias” para “impedir el acoso en ámbitos laborales y académicos” y propusieron modificar la Ley 26.485 que busca prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

La periodista Claudia Acuña, que forma parte de Periodistas Argentinas, detalló el objetivo de la visita de la agrupación a la comisión: “Somos un colectivo de diversas extracciones ideológicas, tenemos pocos puntos en común y eso nos enfoca porque lo que queremos es erradicar la violencia en nuestros oficios. Hicimos una encuesta entre las 230 integrantes de esta red que indicó que el 84 por ciento sufrió situaciones de violencia y de acoso”, señaló. “ Lo que queremos es construir un ambiente laboral sin violencia, y en eso no hay grieta. Necesitamos una ley que legisle el acoso en estas circunstancias donde hay abuso de poder, asimetrías de edad, y conductas asquerosas que estamos tolerando todos los días ”, apuntó la comunicadora al comienzo de la reunión.

Tras las palabras de Acuña, Kämpfer y Guardati le extendieron a los presentes el informe La cultura del acoso: punto y aparte, en el que se reúne los primeros 19 testimonios que recopiló Periodistas Argentinas en contra de Brieger. “Necesitamos que este problema baje al recinto para proteger a las mujeres del acoso sexual en los ámbitos laborales y académicos”, indicó Kämpfer. “ Logramos que nuestro acosador sexual reconociera públicamente los hechos. Es algo histórico. No hay registro que en Argentina haya sucedido algo así antes”, destacó la periodista. “Muchas personas nos preguntaron por qué Brieger no está preso y por qué sólo queríamos que pida perdón. Nosotras lo que pedimos fue un establecimiento de la verdad y una reparación ”, agregó Guardati.

Sobre las consecuencias legales ante el accionar de Brieger, el abogado Juan Pablo Gallegos, que acompaña y colabora con Periodistas Argentinas, explicó que ninguno de los más de 20 hechos denunciados contra el especialista en temas internacionales se encuentra actualmente “dentro de una tipificación concreta y real” y sugirió la posibilidad de trabajarlo como una modalidad de violencia de género.

En la búsqueda por generar una idea legislativa concreta que permita avanzar sobre el caso, diputadas de los diversos partidos políticos -tanto la presidenta la Comisión Mónica Macha como Lorena Villaverde de La libertad Avanza, Silvana Giudici del Pro, Sabrina Selva de Unión por la Patria, Roxana Reyes y Karina Banfi de la Unión Cívica Radical- se mostraron solidarias con la temática. “ Hay acuerdo de todos los sectores. Propusimos que se arme una comisión de trabajo para estudiar la legislación sobre el tema y hay ánimo de hacerlo. Es una cuestión transversal. A la hora de sufrir la violencia no hay grieta y ese es el espíritu que quisimos transmitir”, aseguró Acuña en diálogo con LA NACIÓN.

“A lo largo de 30 años”

“Necesitamos que nos escuchen”, planteó Kämpfer el 2 de julio en la presentación del caso en el Senado: “[Brieger] era nuestro profesor, nuestro compañero de trabajo, nuestro jefe de cátedra, nuestro vecino, nuestro colega, nuestro acosador. Las conductas inapropiadas que pudimos constatar sucedieron a lo largo de 30 años”.

“Tuvimos que abandonar nuestras tesis, mudarnos, renunciar, dejamos de ir a conferencias, coberturas; todo con el único fin de no volver a verlo. Él viajó por el mundo, recibió premios, condujo programas, vivió donde quiso por el tiempo que quiso. Su prestigio profesional logró enmascarar su perversión ”, apuntó la periodista y siguió: “Manos acercándose a partes íntimas, ataques de pánico, sus miradas libidinosas, el miedo a su repentina desnudez, las ganas de ser invisibles... De eso estuvimos hablando en las reuniones para organizarnos porque juntas somos muy fuertes, podemos hacer algo. Es la primera vez que contamos con la atención que nos prestan. Nadie quiso escucharnos antes por más que sin levantar mucho la voz lo avisamos, se lo contamos a jefes, a compañeros, lo dijimos por televisión, pero nada”.

Las denuncias se dan enmarcadas en ámbitos académicos y laborales, e incluyen un vínculo asimétrico entre el periodista y sus víctimas, con conductas como exhibicionismo sin consentimiento, masturbación, conversaciones explícitas por teléfono y emboscadas.