'Pesadilla en el paraíso' cruza la línea en su última jugarreta a Steisy

Patricia Steisy en 'Pesadilla en el paraíso' (cortesía de Mediaset)
Patricia Steisy en 'Pesadilla en el paraíso' (cortesía de Mediaset)

Lo que antes era casi una tortura, a día de hoy todo lo contrario. Sentarme frente al sillón para ver Pesadilla en el paraíso se ha convertido en algo apetecible. Las nuevas tramas, jugadas y hasta montajes, me atrevería a decir, de esta nueva etapa del reality, están dando un giro brutal a la historia. En esta ocasión, ha sido Patricia Steisy la más reciente 'víctima' de la supuesta nueva ocurrencia del programa que incluye, tragedia en vivo y en directo. No podemos decir que lo que pasó fue ideado por la organización, pero, visto cómo se desarrolló todo, tiene toda la pinta de que se estaba buscando. Y es que en la última gala se cruzó una línea que demuestra que importa más el espectáculo y el drama puro y duro que los sentimientos de los participantes.

Creo que Pesadilla en el paraíso se divide en dos momentos. Los dos hacen honor a su título. El primero es el de sus inicios, cuando el programa se convirtió en una auténtica pesadilla por sus innovaciones fuera de lugar y ajenas a lo que es este formato de telerrealidad. El segundo es el paraíso, justo lo que estamos empezando a vivir ahora mismo, una auténtica fiesta de hechos tragicómicos que nos están devolviendo la fe en un show que tenía pocas papeletas de engancharnos. Pues, lo está haciendo. Eso sí, a base de jugarretas que, a nosotros como audiencia nos ponen los ojos como platos, pero que, a quienes están en la granja, les descolocan y provocan estados de auténtica angustia. También es cierto que eso es lo que asumen cuando aceptan participar en algo así.

En la noche del pasado miércoles vivimos una gala tan emocionante como agónica. Hubo momentos en los que pensaba que aquello era todo un espectáculo creado solo para tenernos pegados a la televisión. Luego, llegué a la conclusión de que hubo un poco de todo, parte de verdad y parte construida a propósito para alimentar el drama que se desarrolló. Todo arranca con el desagradable episodio de Steisy volviendo a tontear y protagonizar episodios muy subidos de tono con Dani. Pablo, el novio y tercero en discordia que ya le había avisado de que se cortase un pelo, decidió salir espantado del plató al ver semejantes imágenes. Todos fuimos Pablo por unos minutos. El chico quedó tan chafado, que no regresó.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un tuit no disponible por tus preferencias de privacidad

Aunque cueste creerlo, eso no fue lo peor. Resulta, no sabemos cómo (pero sí el porqué), que así, de la nada, en un momento en el que Carlos Sobera estaba afirmando que Pablo se había marchado al ver las escenitas de varios rombos de su novia, todos en la granja gaditana se enteraron. Parece que no se había cerrado la conexión y Steisy and cía escucharon absolutamente todo. ¿Casualidad o montaje mayúsculo? Ahí cada uno que saque sus propias conclusiones. Como era de esperar, Twitter fue un hervidero de opiniones y comentarios al respecto apuntando que aquello fue diseñado con detalle por el programa para que se montara la que se montó, la marimorena.

No podemos afirmar contundentemente que no fuera un accidente con los micrófonos, un despiste lo tiene cualquiera. Pero es mucha casualidad que sea justo en ese momento tan delicado y polémico de la noche. Lo que vino después, ya lo sabemos. La protagonista de la noche se vino abajo y entró en un ataque de pánico inmediato. Tal es así que Lara Álvarez, cuya empatía con los participantes siempre es digna de destacar y aplaudir, consoló a Steisy en este angustioso escenario. En el caso de que fuese una estrategia de contenido, ¿era necesario recurrir a esto para dar vida a los contenidos? Esa es la eterna pregunta sin respuesta.

Siempre he pensado que nada como la espontaneidad en un reality, cuando las cosas se fuerzan demasiado, se nota y se pierde la gracia. Además, creo que debe haber un límite infranqueable, y es cuando se ponen en juego los sentimientos y el bienestar de la persona en cuestión. Este fue uno de esos casos. Ahora, el programa tiene la mejor excusa para traer a Pablo el domingo y tener un cara a cara con su novia para aclarar lo sucedido. Todo muy natural. de hecho, ya Carlos lo dijo. Con gesto consternado, aseguró que el novio dolido regresaría a plató, eso sí, ya sería el domingo. Por su parte, Lara también le dijo a Steisy: "tendrás noticias de Pablo".

No voy a ser aguafiestas ni mentir, la jugada fue maravillosa, pero no nos la tragamos del todo. Todavía no entiendo muy bien cómo se coló la voz de Carlos si se supone que ya había pasado un tiempo desde la conexión. Y ese sería el principal fallo, provocar las cosas para conseguir otras. En la historia de todos los Gran Hermano y demás realities de la casa, no recuerdo una equivocación así, de hecho, me viene siempre a la cabeza Jorge Javier Vázquez preguntando eso de '¿me están escuchando?', para asegurarse que no va a meter la pata.

Toca darles el beneficio de la duda, los errores pasan y especialmente en los directos. Así que no vamos a confirmar categóricamente algo que no sabemos a ciencia cierta. Otra cosa son nuestras impresiones desde casa y la intuición, que suele fallar poco. Ahora hay más trama y drama en el reality y una historia desencadenada que necesita su desenlace.

Y mientras eso ocurre, el equipo de Pesadilla en el paraíso sigue dándole al coco para despertar al programa del letargo en el que se había instalado. Tengo que reconocer que, con mejores o peores mañas, lo está consiguiendo, a eso hay que darle su mérito. La entrada de los nuevos granjeros aprendices, Bea Retamal, Manuel González, Iwan Molina y Danna Ponce promete dar mucho de qué hablar. Los dos primeros con cuentas pendientes dentro de la casa, los dos últimos con mucho contenido jugoso que ofrecer.

Tengo que reconocer que el show ha sabido reconducirse, pero también hay que reconocer que quizá es demasiado tarde. La noche del miércoles hizo su mínimo en términos de audiencia llegando solo al 10.7%. Ni la tragedia de Steisy ni la entrada de los novatos ha generado expectación ni atrapado a un nuevo público. Si las cosas hubieran sido así de moviditas desde el inicio, probablemente otro gallo cantaría. Ahora, hacerlo todo de golpe y a matacaballo no es creíble, pero igual una lo agradece y valora el tardío intento.

Más historias que te puedan interesar: