Pete Doherty recuerda el lado positivo de sus años de adicción al crack: 'Había encontrado a mi gente'

Pete Doherty credit:Bang Showbiz
Pete Doherty credit:Bang Showbiz

En los últimos meses, Pete Doherty ha sido noticia por la vida tan sosegada que lleva en Francia, donde el cantante de 44 años reside junto a su esposa, Katia de Vidas, y la hija de tres meses que tiene el matrimonio, la pequeña Billie May. También ha llamado la atención el evidente sobrepeso que exhibe estos días el que fuera líder de la banda The Libertines: una imagen que contrasta notablemente con la delgadez extrema que llegó a sufrir en su época más oscura.

El que fuera novio de Kate Moss no podría estar más satisfecho en su etapa actual, aunque reconoce que debe reducir notablemente el consumo de lácteos para mantener a raya el colesterol y la diabetes. "El médico me ha dicho que tengo que cambiar de dieta: demasiado queso y leche. Pero es que el queso es muy bueno, es una de las razones por las que estoy aquí. Y ahora hay muy buenos medicamentos", ha asegurado en conversación con la revista ES.

Lejos han quedado ya esos tiempos de excesos y los terribles efectos de su adicción a sustancias tan extremas como la heroína, dependencia que él atribuye en parte a la cultura nocturna de Londres. El roquero visita con frecuencia la capital británica por motivos de trabajo, pero ahora afronta con mucha más cautela sus conciertos y demás compromisos profesionales en la ciudad. "Cuando vuelvo a Inglaterra para actuar, soy una persona muy diferente. Ahora todo es mucho menos estresante, ya no gira en torno a buscar y consumir drogas", ha celebrado.

Al rememorar su profundo vínculo con esas sustancias tan nocivas, Doherty no ha querido pasar por alto el lado positivo de la experiencia. A su juicio, este reside en el "sentido de comunidad" que experimentó en esos deprimentes locales clandestinos en los que coincidía con otros en su misma situación.

"Había algo en ese deseo de supervivencia, o de no sobrevivir, que me fascinaba. Daba igual dónde estuvieras, sentía que había encontrado a mi gente. El sentimiento de pertenencia, yo solía vivir eso con fuerza. No necesariamente por estar con otros adictos o con los músicos, que en muchos casos también eran adictos. Se trataba de un ambiente muy específico, algo nuevo", ha reflexionado.