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Pirata’ Fuente en la cárcel, un gringo metiche y el facho de Mussolini: El sueño no alcanzado de México en Italia 34

Imagina un estadio romano con un dictador llamado Benito que quiere demostrar su poderío al mundo pateando un balón de cuero y miles de Camisas Negras saturando las tribunas.

Agrega 22 hombres en calzoncillos, de México y Estados Unidos, saludando a dicho personaje fascista con la diestra a lo alto y disputándose el último boleto a 72 horas de que comience el Mundial de Italia 34.

¿Algo más absurdo? El once mexicano ya estaba calificado, pero a los gringos se les antojó participar de última hora y llevaron a un pateador colegial de futbol americano, un tal Donelli, que hizo trizas las ilusiones de nuestra Selección. Por cierto, dos chamacos de nuestro equipo se perdieron el partido: Luis Pirata Fuente y Fernando Marcos terminaron en el tambo. Aunque no lo creas.

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I

Como una muestra de la superioridad de su pueblo, el italiano Benito Mussolini quería levantar el título en el primer mundial europeo.

Era tal el entusiasmo por hacer propaganda del régimen fascista, que el dictador mandó construir los estadios Benito Mussolini, en Turín, y el Estadio Nacional del Partido Nacional Fascista, en Roma.

Al otro lado del Atlántico, seleccionados mexicanos como el medio Fernando Marcos, así como los delanteros Manuel Alonso y Luis de la Fuente, campeones con el Club España en ese año, no eran queridos por el entrenador Rafael Garza Gutiérrez, pues eran hijos de españoles, por lo que estaban destinados al banquillo.

México ganó su boleto eliminando a Cuba y Haití, pero al gobierno estadounidense se le antojó invitarse al Mundial cuando ya estaban aseguradas las 16 plazas. Las buenas relaciones con Jules Rimet, presidente de la FIFA, lograron que el USA Team enfrentara en Roma a sus vecinos del sur, a solo 72 horas de la inauguración.

México partió 18 días antes del juego. Lo hizo en tren desde la Estación de Buenavista hasta Veracruz y ahí cruzó el Atlántico a bordo del barco Orinoco con escalas en Cuba y España.

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En notas del periódico Excélsior, Antonio Correa, presidente de la Asociación Mexicana de Futbol, informaba vía télex que el equipo nacional hacía ejercicios desde las seis de la mañana en la cubierta del Orinoco y que, salvo algunos mareos comunes en el mar, todo marchaba bien.

Sin embargo, el defensa Antonio Azpiri duró tres días sin salir de su camarote y el delantero Trompo Carreño fue puesto a dieta. Comía demasiado. Por las tardes jugaban póker y dominó.

El volante Fernando Marcos argumentó años más tarde que “fueron 15 días de aburrimiento en el barco y llegamos con 15 kilos de más. Las chamacas, la comida… usted sabe” (‘Fernando Marcos, ayer, hoy y siempre’, editado por el periódico El Nacional en 1996 y escrito por Juan Carlos Vargas).

El equipo rival lo integraron amateurs del campeón Club Stix-Bauer-Fuller de San Louis, Missouri, así como de los Pawtucket Rangers, subcampeones. En una práctica en la Universidad Duquesne en Pensilvania, el coach David Gould descubrió a un pateador zurdo del equipo colegial de futbol americano llamado Aldo Donelli y fue tal su asombro al verlo patear el ovoide, que no dudó en invitarlo a una aventura mundialista en un deporte extraño llamado soccer.

Apodado El Búfalo, Donelli se convirtió en el verdugo del once mexicano.

Fernando Marcos relató que “dos días antes del partido, el licenciado Correa, encargado de la delegación, y el técnico, se fueron a Nápoles. Nos dejaron solos. Así que el ‘Pirata’ Fuente y yo, chamacos de 20 años, nos fuimos a pasear por una avenida, sabiendo que no estábamos incluidos en el cuadro titular.

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“Benito Mussolini era el poderoso en Italia. Los Camisas Negras realizaban una manifestación y cantaban “La Marcha Giovinezza” del Partido Fascista («Con el orgullo de un italiano/juro lealtad a Mussolini/no existe barrio pobre que no envíe sus huestes/que no despliegue las banderas al fascismo redentor»). Nosotros nos metimos entre ellos, imitamos el saludo fascista y cantábamos ‘me importa madre Benito Mussolini’. Al tambo por insultos. En el estadio no nos extrañaron”.

II

El Estadio Nacional del Partido Nacional Fascista abrió sus puertas el 24 de mayo de 1934, con Benito Mussolini en el palco de honor y mirando a miles de sus soldados incondicionales Camisas Negras haciendo el saludo fascista desde las tribunas.

Il Duce, exsoldado de la Primera Guerra Mundial, de mandíbula ancha y mirada desafiante, había situado un régimen de terror nacionalista y quería el título para advertir al mundo de su poder.

En la cancha, como si fuera el viejo Coliseo Romano, verdugos y víctimas en calzoncillos, fueron “invitados” a levantar el brazo derecho en dirección al dictador italiano. El árbitro egipcio Mohamed Yossouf hizo lo mismo.

En México, el periódico Excélsior y la estación de radio XEB se unieron para informar al pueblo de lo que ocurría con el equipo nacional en el Viejo Continente. La agencia AP (Associated Press) mandaría algunos datos a los teletipos del rotativo y éste los compartiría con la radio para informar a los radioescuchas. El partido comenzó a las 7:30 de la mañana, hora de México.

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La Central de Bomberos tenía previsto anunciar el triunfo mexicano con un toque de sirena durante dos minutos. Además, la fábrica de cerillos La Central mandó imprimir en las cajitas las fotos de los seleccionados dando por segura su calificación.

Los seleccionados, sin la fuerza del atacante Pirata Fuente (el Trompo Carreño tomó su lugar) se vieron tan chiquitos como las figuritas de las cajas de fósforos. Apenas comenzaron a llegar los telegramas al Excélsior, la desilusión se apoderó del pueblo mexicano.

México sale con camisa roja y calzoncillo negro. El USA Team lo hace con playera azul y short blanco…Manuel Alonso pone a México 1-0 en el minuto 23… Aldo Donelli ya empató al 28’… el zurdo Donelli pone a Estados Unidos 2-1 en el 30’… el silbante egipcio Mohamed Yossouf expulsa al mexicano Antonio Azpiri al 52’… Donelli falla un penal al 57’… Donelli pone el 3-1 al 74’… Nicho Mejía acorta y pone el 3-2 al 75’… ¡otra vez Donelli! Escribe el 4-2 al 86’… ¿de dónde salió este jugador?… se acaba el partido y México queda fuera del Mundial de Italia 34”.

No se encendieron las sirenas en la Estación Central de Bomberos.

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III

La Selección Mexicana realizó una gira por Francia, Holanda, Italia, Suiza y España. Pirata Fuente alineó y mostró su hambre de gol, mientras que Fernando Marcos aprovechó el tiempo para visitar al abuelo paterno en un poblado español llamado Barrio.

En la inauguración del Mundial, el equipo gringo fue eliminado por la poderosa Italia en el estadio fascista por 7-1. Y adivina de quién fue el único gol estadounidense. Acertaste: Donelli.

La Squadra Azzurra eliminó a España 2-1 en cuartos de final en un polémico partido de dos días en el estadio Giovanni Berta de Florencia. El primer día terminó 1-1 con el portero español Ricardo Zamora en el hospital con las costillas rotas y un gol local amañado, con Schiavio agarrando al portero ibérico mientras Ferrari metió el balón a la portería.

Un día después, en el desempate, el árbitro suizo René Mercet dio por bueno un gol ilegítimo de Giusseppe Meazza y anuló dos tantos españoles a Regueiro y Quincoces.

Italia no tuvo problemas de vencer a Austria por 1-0 en Milán, para obtener el preciado boleto a la final. Checoslovaquia sería el rival tras derrotar a Alemania por 3-1, en Roma.

Un día antes de la final, Benito Mussolini saludó a sus seleccionados y les dijo: “Buena suerte para mañana, muchachos. Ganen, si no, ¡crash!”, simulando el ruido de la guillotina. Y, durante la final, ingresó a los vestidores en el descanso con el marcador sin goles, regañó a algunos jugadores y le escupió al técnico Vittorio Pozzo: “que Dios lo ayude si llega a fracasar”.

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Los checos hicieron sufrir al país de La Bota con un gol de Antonin Puc al 71’, pero el argentino naturalizado italiano Raimundo Orsi calmó los ánimos al minuto 81 con el 1-1. Angelo Schiavio logró el título para Benito Mussolini al 95’. Aquella tarde, Jules Rimet entregó el Trofeo de La Victoria a los Camisas Negras vestidos de jugadores, mientras que Mussolini les obsequió la Copa de Il Duce, seis veces más grande.

Pirata Fuente se quedó a jugar en el Racing de Santander español, luego pasó al Atlético Corrales de Paraguay y el Vélez Sarsfield argentino. Terminó en casa con los Tiburones Rojos del Veracruz.

Fernando Marcos regresó al Club España, pero una brutal patada en la rodilla lo dejó en el retiro. Entonces se convirtió en maestro de Historia, abogado, árbitro, entrenador y finalmente en el comentarista deportivo que inmortalizó la frase: “El último minuto también tiene 60 segundos”.

El pateador gringo Aldo Donelli regresó al futbol americano colegial y, años más tarde, se convirtió en coach de los Steelers de Pittsburgh y los Rams de Cleveland.

¿Mussolini?, una década después yacía fusilado, destrozado y colgado por los pies en la Plaza de Loreto en Milán. Mismo destino sufrió Clara Petacci, su amante. Partisanos comunistas los descubrieron cuando el dictador pretendía huir del país con pasaporte español.

Las alineaciones de México y EUA el día que un gringo metiche de futbol americano ayudó a robarle el sueño mundialista a nuestra selección

México:

Navarro; Azpiri y Camarena; Ortega, Ávila y Rosas; García, Alonso, Mejía, Carreño y Ruvalcaba.

Director Técnico: Rafael Garza Gutiérrez.

Estados Unidos:

Julian; Zerkewicz y Moorehouse; Lehman, Goncalves y Pietri; Gallagher, Nielsen, Donelli, Florie y McLean.

Director Técnico: David Gould.