La política antimigrante de Trump origina "Déjame estar contigo"

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 8 (EL UNIVERSAL).- El efecto Trump y su política de deportaciones han impactado en el cine mexicano.

La película "Déjame estar contigo", una historia dramática y de romance que ahora está en cartelera, inició justo como una especie de reflexión a lo que ocurrió hace ocho años, cuando el empresario arribó por vez primera a la Casa Blanca.

El filme juvenil cuenta la historia de dos adolescentes (interpretados por Andrea Sutton y Aksel Gómez) quienes inicialmente se conocen gracias a una conversación telefónica.

Mientras ella tiene una enfermedad incurable, él acaba de ser deportado de EU, dejando a toda su familia en aquel país.

"Estaba escrito pensando en todos estos chavos que llegaron a México esa primera vez, destruyendo familias y que ahora nuevamente ha comenzado a hacer. El personaje sigue teniendo un pie allá e inmediatamente te conecta con que las fronteras son imaginarias, cosas políticas", reflexiona Catalina Aguilar Mastretta, coproductora del filme.

La que habla es una realizadora conocida en México por sus cintas "Las horas contigo" y "Cindy la regia"; el año pasado codirigió la serie juvenil "Nadie nos va a extrañar", ubicada en el caótico año de 1994, cuando la aparición del zapatismo y la devaluación del peso cambió la imagen nacional.

"Déjame estar contigo" tiene en los controles a Issac Cherem, con un guion hecho por Fernanda Eguiarte, escritora de "La flor más bella" y "La Guzmán".

"Amo esas historias, ver a adolescentes que se van convirtiendo en adultos, son historias universales y entrañables", considera Catalina.

"Aquí son dos jóvenes que se enamoran, el chavo siente que perdió su vida (tras la deportación) y de repente se encuentra con esta chava. Cuando encuentras una historia de muerte, deja la sensación de reafirmar la vida. Es decir: si, lo que te pasó está de la chingada, pero la vida sigue", agrega.

"Déjame estar contigo" cuenta con un elenco integrado, entre otros, por Silvia Navarro, Johanna Murillo, Regina Blandón y Mónica del Carmen. Se filmó en su totalidad en la Ciudad de México, omitiendo zonas conocidas como la Roma y la Condesa, que generalmente aparecen retratadas.