El príncipe Guillermo confirma en su vuelta al trabajo su apuesta por la barba que ya lució en vacaciones
No esta siendo un año nada fácil para el príncipe Guillermo, que ha pasado muchos meses con la agenda a medio gas y ha aprovechado el periodo estival para volcarse en su mujer, Kate Middleton, que sigue tratándose de cáncer, y en sus tres hijos. Lidia, además, con la situación de su padre, también diagnosticado de cáncer, aunque en su caso hace ya meses que ha vuelto de forma paulatina a la vida pública. No es de extrañar en estos tiempos complicados, que haya querido hacer un borrón y cuenta nueva con un cambio de imagen. Su vuelta al trabajo tras el verano confirma que ahora apuesta por la barba.
El heredero ha llegado a la galería Saatchi de Londres, donde ha visitado una exposición sobre las personas sin hogar con el semblante relajado, un elegante traje azul sin corbata, y la barba de tres días con la que ya había sorprendido durante los meses de vacaciones. Fue en un vídeo junto a la princesa de Gales para felicitar a los deportistas olímpicos británicos cuando le vimos con el nuevo look. Entonces cabía la duda si simplemente era un cambio provisional durante el verano y después retomaría la agenda con su tradicional afeitado. Todo apuntaba en esa dirección, cuando fue fotografiado junto a su mujer asistiendo a misa hace dos semanas y lo hacía ya sin barba.
Sin embargo, cuando todo el mundo pensaba que había sido una moda veraniega pasajera, Guillermo retoma su agenda con barba de tres días, algo más recortada que la que llevó por un breve periodo de tiempo hace 15 años. Nunca, desde entonces, se le ha vuelto a ver con ella. Incluso fue motivo de disputa con su hermano el príncipe Harry que pidió permiso a su abuela, Isabel II para casarse con su habitual look, es decir, sin afeitarse completamente. La Reina le dio su consentimiento, aunque nunca le han gustado los hombres con barba. No le importaba que se la dejarán crecer cuando se encontraban en expediciones, viajes no oficiales o en contextos de ocio, pero al llegar a Palacio consideraba que un hombre debía lucir afeitado.
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Aún así, permitió a su nieto casarse como más cómodo se sentía, una decisión que según él mismo contó en su autobiografía En la sombra, no sentó nada bien al príncipe Guillermo, al que no se le concedió esa posibilidad. Las razones que aducía era que Harry se casaba con el uniforme del Ejército y en las Fuerzas Armadas no se permite la barba. Su hermano le replicó entonces argumentando que numerosos miembros de la realeza habían contraído matrimonio sin afeitarse y con uniforme, pero no fue suficiente para aplacar su enfado, tal y como relata en sus memorias. "En cierto momento incluso llegó a ordenarme, en calidad de Heredero dirigiéndose al Repuesto, que me afeitara", asegura el duque de Sussex.
Ahora el príncipe Guillermo ha decidido comenzar este curso con una nueva imagen que aún está por ver si será definitiva o tan fugaz como la última vez que le vimos así.