El problema respiratorio que se detecta en 30 segundos con esta prueba casera

Los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a los pulmones a funcionar con más eficiencia, aumentando la capacidad pulmonar. (Foto: Getty)
Los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a los pulmones a funcionar con más eficiencia, aumentando la capacidad pulmonar. (Foto: Getty)

La mayoría de las personas pueden contener la respiración durante 30 a 90 segundos sin ninguna dificultad según la Asociación Estadounidense para el Cuidado Respiratorio (AARC), lo que se ha interpretado como un signo de que los pulmones están en buenas condiciones.

Este truco para comprobar nuestra capacidad pulmonar consiste en coger todo el aire que puedas durante unos segundos y aguantarlo... y seguir aguantando tratando de llegar (al menos) a medio minuto. Transcurrido ese tiempo, ya puedes exhalar y respirar con normalidad.

En condiciones normales podríamos estar conteniendo el aire “tranquilamente al menos durante 1 minuto”, afirma el farmacéutico Álvaro Fernández (@farmaceuticofernandez en redes sociales), incluso

pero, ¿es malo si solo podemos aguantar 30 segundos? ¿Qué tal 45 segundos o un minuto?

Según Fernández: "Si has podido aguantar unos veinte segundos, has superado con éxito la prueba. En caso contrario, podría ser que haya algo que esté afectando a la capacidad pulmonar y puede estar bien concertar visita con el médico".

La capacidad pulmonar es el volumen de aire que hay en el aparato respiratorio, después de una inhalación máxima o de una espiración . En la mujer el valor se encuentra alrededor de 4,5 litros y en el hombre los 5,75 litros. Se suele calcular mediante un examen médico que incluye distintas pruebas médicas entre las que destaca la espirometría, que se realiza respirando en una boquilla que va conectada a un instrumento llamado 'espirómetro'. Este registra la cantidad y frecuencia de aire inspirado y espirado durante determinado período de tiempo. En concreto, mide la capacidad para acumular aire en los pulmones y la capacidad para moverlo (volúmenes y flujos respiratorios).

Sin embargo, esta prueba casera es bastante fiable y sería la forma de comprobar de un modo rápido y sencillo si tus pulmones están bien. Hay otra versión que consiste en tomar aire, meter la cabeza en agua y aguantar la respiración. Pero, ojo, no se trata de un reto ni de batir ningún récord. Simplemente de aguantar la respiración 30 segundos; lo que significa que los pulmones están sanos.

Debes saber que es posible que no puedas contener la respiración durante esos 20/30 segundos si fumas o tienes una afección médica subyacente, tal y como publica Livestrong. Y es que el tiempo que cada persona puede contener la respiración varía en función de una serie de factores.

Por ejemplo, ciertos problemas médicos pueden hacer que nuestra capacidad disminuya. Por eso, las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma generalmente no pueden contener la respiración por tanto tiempo, de acuerdo con la Asociación de Pacientes con EPOC (APEPOC).

Por el contrario, las personas que realizan ejercicio aeróbico con regularidad, especialmente actividades como nadar y correr, tienden a tener un mayor volumen pulmonar, lo que les permite contener la respiración por más tiempo. Y curiosamente, las personas altas tienden a tener una mayor capacidad pulmonar en comparación con las que son más bajas.

Por otro lado, la edad, fumar, la contaminación y otros factores pueden hacer que los pulmones funcionen con menos eficiencia. De hecho, a partir de los 35 años, nuestro volumen y función pulmonar comienzan a disminuir lentamente, lo que en situaciones normales no debe preocuparnos, ya que el cuerpo trata de regularse por sí mismo adaptándose a la situación. Pero si los pulmones no funcionan con normalidad, se pueden presentar síntomas como cansancio o falta de aire.

En caso de no tratarse, y que sea un signo de enfermedad pulmonar, se intensificará la sensación de ahogo (no se puede respirar suficiente aire). Puede haber somnolencia, respiración rápida y confusión, episodios de apnea, ataques de tos inesperados e incluso puede que la piel, labios y uñas adquieran un color azulado, según recoge MedlinePlus.

A largo plazo, tener una baja capacidad pulmonar puede provocar cambios en el tejido pulmonar, lo que disminuye el nivel de oxígeno en el cuerpo. Y al final, el funcionamiento del cerebro y del corazón resultan afectados, causando somnolencia (a veces hasta el punto de perder el conocimiento) e irregularidad del ritmo cardíaco (arritmia); ambas situaciones pueden provocar la muerte.

Como hemos visto, este problema respiratorio también está asociado a padecer más enfermedades crónicas, como EPOC o diabetes. Por tanto, ya sabes, la forma en la que respiramos puede darnos muchas pistas sobre nuestra estado de salud. Si se nos corta la respiración al subir las escaleras o realizando cualquier otra actividad cotidiana que normalmente no nos cuesta, es lógico que nos extrañe y tratemos de averiguar qué está pasando.

Pero sobre todo debemos ponernos en marcha en caso de respiración entrecortada, ralentizada, muy rápida o si va acompañada de sibilancias, ruidos o sonidos extraños como un velcro o como una cremallera al abrirse. Cuando notes alguna 'anomalía' de este tipo que te impida respirar con normalidad deberías interpretarlo como una señal y consultarlo con tu médico. En caso necesario, este te derivará al especialista (neumólogo) para descartar que se deba a una enfermedad pulmonar.

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