La desgracia de vivir en México y ser torturado con 'Venga la alegría', 'Hoy' y demás show matutinos

Elenco de ‘Venga la alegría’, 2017. Foto: MezcalEnt
Elenco de ‘Venga la alegría’, 2017. Foto: MezcalEnt

Es de mañana en la televisión mexicana. La señal de TV Azteca está transmitiendo el programa matutino ‘Venga la alegría’, con una sección de juegos entre sus conductores llamada ‘Sin palabras’, en la cual se usa un dado. Es el turno de Ricardo Casares, uno de los presentadores, quien lanza el dado hacia atrás y le pega a una de sus compañeras. Patricio Borghetti, organizador del juego, termina expulsando a Casares en medio de un berrinche y gritos.

Ese es tan solo un ejemplo del día a día en algunos programas matutinos en México. Sus conductores, cuando no pasan el tiempo jugando, lo pasan discutiendo o incluso hablando de su vida personal. Con un combo así, ¿valdrá la pena seguirlos viendo?

Esa ha sido la línea que ha tomado buena parte de la barra de emisiones matutinas nacionales, entre las que se encuentran ‘Hoy’, ‘Venga la alegría’, ‘Todo un show’, ‘Sale el sol’ o ‘Tu casa TV’, entre otras.

Sus contenidos irían destinados al público que se queda en el hogar o que puede ver la televisión en dichos horarios, mientras el resto de los integrantes de la familia acude al trabajo o la escuela. Es decir, su audiencia meta estaría centrada en amas de casa, jóvenes que estudian por la tarde, adultos mayores y niños.

Pero si el grueso de los contenidos destinados a estas audiencias pone a los conductores a discutir, a intentar sin éxito ser graciosos, o a tener que aclarar polémicas de su vida filtradas a la prensa, eso es en buena medida quizá porque las televisoras creerían que eso es lo único que pueden ofrecer a su público meta.

Después de todo, juegos como el ‘Sin palabras’ de ‘Venga la alegría’ o el ‘Canta la palabra’ de ‘Hoy’ consumen un valioso (y costoso) tiempo en televisión al aire y en vivo.

De ahí que surjan las preguntas: ¿Qué sentido tiene que sigan existiendo programas de este tipo si eso es lo único que ofrecen? ¿Por qué se consumen horas y horas del tiempo de televisión haciendo tonterías? ¿Hacen lo mismo programas matutinos de otros países?

Ciertamente no. Por ejemplo, emisiones matutinas de Estados Unidos, como ‘Today’ o ‘Good Morning America’ o ‘The View’ apuestan por contenidos y entrevistas con formatos diferentes.

Tampoco es que tengan prohibido divertirse. El matutino ‘The Ellen DeGeneres Show’, por ejemplo, organiza juegos con sus invitados como ‘Taboo’ (tarjetas con descripciones para adivinar), ‘Burning Questions’ (preguntas personales que se van alternando con un botón) o el ‘5 Second Rule’ (contestar listados en apenas cinco segundos). Se trataría de juegos básicos, pero con una fórmula mucho mejor pensada y más convincente.

Y quizás lo más importante e todo: no se busca humillar al invitado o provocar una pelea entre el elenco para después ser noticia en las redes.

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Lo que se ha hecho con los programas matutinos en México estaría en la misma línea que tomaron emisiones que no se transmiten por las mañanas, como ‘Enamorándonos’, ‘La Academia’ o incluso ‘Ventaneando’: hacer a un lado el tema central de la emisión (la búsqueda del amor, el talento vocal y las noticias del entretenimiento, respectivamente) y enfocarse en otra cosa.

Entonces, en vez de calidad, su audiencia ve polémicas (la más reciente fue entre Serrath y Bebeshita por una ex pareja), discusiones entre participantes (como lo sucedido con Danna Paola y un concursante) y aclaraciones públicas sobre temas privados (la casi media hora que destinó Daniel Bisogno a aclarar la traición de su ex amiga Raquel Bigorra y distraer la atención sobre su video besando a otro hombre). Está claro: desde el punto de vista de las televisoras, no importa si el programa es por la mañana, la tarde o incluso la noche del domingo: el escándalo da de qué hablar.

Los programas matutinos han hecho lo mismo. Para muestra, la multimediática polémica de Andrea Legarreta y el dólar, la discusión entre Galilea Montijo y el actor José Ron por opinar sobre su enemistad con Cristian de la Fuente, o incluso las aclaraciones públicas que han hecho figuras como Cynthia Rodríguez para negar su boda con Carlos Rivera o Raúl Araiza al hablar de su divorcio.

Al juego le han sumado el sentimentalismo, con entrevistas cínicamente enfocadas en recordar momentos dolorosos de los conductores y empeñadas en hacerlos llorar. Si lo logran, ya saben que serán noticia. Se trata de los segmentos ‘A corazón abierto’ y ‘En sus batallas’ en ‘Venga la alegría’, cuyo objetivo podría ser ‘mostrar el lado humano’ del entrevistado, pero por encima de todo estaría buscando provocarlo y dar de qué hablar, reforzado por la música de fondo y los enfoques en los ojos.

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Incluso, si las televisoras saben que exponiendo a sus conductores pueden generar audiencia, parecieran estar dispuestas. Un caso recordado es lo que le pasó a Laura G en ‘Todo un show’ en 2018. La producción pidió a sus conductores retarse entre ellos y ser castigados en caso de no cumplir.

Roger González retó a Laura a acudir a un cementerio de noche y entrar a un ataúd con ratas, a las cuales ella les tiene fobia. Y al negarse, tuvo que meterse en una tina con roedores, frente a las cámaras y en vivo. La mujer terminó muy molesta, pero por encima de todo llorando.

La televisión mexicana vive una competencia como quizá nunca antes. Y en un intento por ganarse la preferencia del espectador, han apostado por la fórmula más fácil pero tristemente efectiva de lograrlo: mediante el escándalo, el morbo y el entretenimiento básico. Podrá ser cuestionable, pero mientras haya quien los vea, habrá matutinos para rato. Aunque eso implique una tortura en la mayoría de los casos.

@braham_MV